La Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) conmemora un siglo de pensamiento crítico y académico. Esta emblemática institución ha marcado la vida de generaciones de estudiantes, con base en la reflexión y el aprendizaje.
Durante estos 100 años, la Facultad ha sido el hogar de distinguidos profesores, cuya influencia aún es fundamental en la consolidación y evolución de esta institución.
Por sus aulas han pasado figuras como José Gaos, Luis Villoro, Adolfo Sánchez Vázquez, Leopoldo Zea Aguilar y Rosario Castellanos, quienes dejaron importantes aportaciones a México.
A 100 años de su fundación, la entidad continúa consolidándose como un ente de calidad educativa, pues es reconocida por sus destacadas académicas y académicos, entre ellos Eugenia Revueltas Acevedo (figura central, junto con Aimée Wagner, este jueves en la ceremonia conmemorativa), profesora con más de 50 años de trayectoria en la FFyL. Inició su labor como docente en 1969, cuando su profesor Sergio Fernández le ofreció la oportunidad de reemplazarlo; desde entonces no ha dejado de impartir clases.
“En 1964 llegué por primera vez como alumna, por lo que en total he estado 59 años en la FFyL. Este tiempo me ha permitido tener una visión panorámica y más objetiva de esta institución, que desde ese entonces se distinguía por la relación amistosa y respetuosa entre alumnos y maestros”, indica.
Revueltas Acevedo recuerda que sus profesores le enseñaron cómo ser una maestra, pues ellas y ellos buscaban la manera de integrar a los estudiantes, a pesar de sus diferentes posturas ideológicas. Evoca que la Facultad era un lugar conocido y deseado por los estudiantes, debido a que asistían filósofos e historiadores importantes, como Umberto Eco o Jürgen Habermas; también por ser un espacio en el que desde entonces ya existía la libertad y la cortesía como base para dialogar sobre distintos temas.
Legado intelectual mexicano
Para la profesora, el centenario de la Facultad de Filosofía y Letras significa que el ideal de saber más sigue intacto, así como la atención a la explicación del otro y la propuesta de nuevas formas de imaginar, sentir y construir la vida en medio de la justicia y la libertad.
Además de ser un espacio para la libertad de pensamiento en la UNAM, la Facultad, recalca la académica, también ha albergado a figuras que han sido relevantes en el país, como Luis Villoro o Adolfo Sánchez Vázquez, quienes tuvieron un impacto importante en el escenario nacional y en el campo cultural.
Revueltas Acevedo menciona que ellos, gracias a sus enseñanzas, cambiaron a muchas generaciones, pues formaron poetas, literatos, entre otras profesiones de esa índole.
“Algunos no terminaron sus estudios en la Facultad, pero la base de su visión humanística de no dividir a los hombres en el otro que no sabe, sino querer compartir y revertir, era como una mística universitaria”, precisa.
Otro ejemplo fue la escritora Rosario Castellanos, quien es una muestra de que “la Facultad atrae a aquellas personas que les gusta el arte y el saber”. Ella, apunta, dominaba sus áreas de conocimiento y era comprometida con su labor.
La escuela atrae a aquellas personas que les gusta el arte y el saber”
Libertad y pensamiento crítico
Un aspecto relevante de la institución, asegura Revueltas Acevedo, es que frente a los arduos problemas sociales, sus alumnos, colegas y trabajadores de la Facultad siempre han prestado atención a lo que pasa en el mundo, tienen la apertura para dialogar y muestran interés por el otro. “Aunque cada quien defienda su postura, es posible hablar de varios temas”, añade.
Los años que la profesora ha estado en la FFyL, desde que era alumna, los describe como el tiempo más feliz de su vida, por lo que no se ve fuera de la institución. “Cuando rememoro que es momento de jubilarme, me da pánico, no puedo imaginarme que ya no veré a mis muchachos, ya no charlaré con mis colegas y no presenciaré el ambiente de la Facultad; no estoy lista para eso, esperaré un poco más”.
La docente expresa su anhelo de que en el futuro persista la confianza y el respeto mutuo que fortalece a la comunidad académica de la Facultad. Aunado a ello, aspira a que tanto maestras como maestros continúen su labor con compromiso ético, con el objetivo de que las y los estudiantes adquieran más conocimientos. Según su visión, el saber más no sólo hará que tengan mejores relaciones humanas, sino que mejorará sus vidas.