El Lettinga Award, a investigadores del Instituto de Ingeniería
Iván Moreno, Julián Carrillo y Alejandro Vargas, del Campus Juriquilla, desarrollaron un sistema autónomo de digestión anaerobia para el tratamiento de residuos en entornos rurales

Julián Carrillo Reyes, Alejandro Vargas Casillas e Iván Moreno Andrade, investigadores del Instituto de Ingeniería, Campus Juriquilla, fueron galardonados con el prestigioso Lettinga Award, reconocimiento internacional otorgado a propuestas innovadoras en tecnologías de digestión anaerobia. Su proyecto ganador, un sistema autónomo de digestión anaerobia diseñado para el tratamiento de residuos en entornos rurales, fue premiado durante la 18th IWA World Conference on Anaerobic Digestion, celebrada en Estambul, Turquía.
El premio lleva el nombre de Gatze Lettinga, profesor holandés retirado y pionero en tecnologías de digestión anaerobia desde los años 60 y 70. Estas tecnologías permiten el tratamiento de residuos orgánicos y la generación de biogás, impulsando soluciones sostenibles a nivel global.
Desde su creación en 2001, la Fundación Lettinga otorga este galardón para promover innovaciones en digestión anaerobia, con apoyo de grandes empresas como Biothane, Veolia y Paques. Se entrega en el marco del Congreso Mundial de Digestión Anaerobia, avalado por la Asociación Internacional del Agua.
Iván Moreno y Alejandro Vargas explicaron que su proyecto propone un sistema autónomo de digestión anaerobia con tres características clave: 1) Interfaz de control automático: optimiza el funcionamiento del biodigestor para operar de manera eficiente sin necesidad de un operador experto; 2) Autonomía energética: integra paneles solares, garantizando independencia de la red eléctrica, ideal para zonas rurales; y 3) Producción de biogás y biofertilizantes: el biogás puede usarse como fuente de energía, mientras que los biofertilizantes contribuyen a reducir el uso de químicos tradicionales.
“Este diseño está pensado para entornos rurales y semirrurales, donde los residuos suelen ser desaprovechados. El sistema facilita su conversión en recursos útiles, promoviendo la sostenibilidad y el impacto social”, comentó Iván Moreno, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en tratamiento de residuos sólidos orgánicos.
Retos y colaboraciones
Julián Carrillo, ingeniero ambiental con doctorado en Ciencias Aplicadas, destacó la importancia del trabajo multidisciplinario. “La integración de conocimientos en ingeniería de bioprocesos, energías renovables y automatización requirió la colaboración de expertos de la UNAM en áreas como energía fotovoltaica, ecología microbiana y diseño de sistemas automatizados”.
Este enfoque permitió superar los retos técnicos y desarrollar un sistema robusto, asequible y óptimo que destacó entre los proyectos evaluados por el jurado internacional.
Carrillo Reyes, especialista en digestión anaerobia aplicada a aguas residuales y residuos sólidos urbanos, señaló dos innovaciones principales: una, la autonomía descentralizada, que es “la capacidad del sistema de operar sin conexión a la red eléctrica lo hace ideal para comunidades rurales”; y la otra, control inteligente, pues “la interfaz automática optimiza el proceso, asegurando eficiencia y reduciendo costos operativos”.
Moreno Andrade resaltó el potencial transformador del proyecto en el manejo de residuos orgánicos, particularmente en regiones en desarrollo. Esta solución asequible y autónoma podría reducir la contaminación por residuos, generar energía renovable y promover la agricultura sostenible mediante el uso de biofertilizantes.
Asimismo, mencionaron que la tecnología tiene aplicaciones en sectores industriales, como la producción de nopal y vino en Querétaro.
Los investigadores destacaron que este premio representa un hito importante: que este equipo es el primero en lograrlo sin vínculos directos con instituciones europeas, pues los tres estudiaron los doctorados en instituciones mexicanas, demostrando la capacidad de generar innovación tecnológica desde Latinoamérica.
Julián Carrillo detalló que planean probar el sistema en entornos rurales o semirrurales en colaboración con municipios de Querétaro y sectores industriales locales. Además, buscan compartir su experiencia con otras instituciones y comunidades científicas para maximizar el impacto de la tecnología.
Finalmente, Iván Moreno explicó que las tecnologías de digestión anaerobia tienen un gran potencial. “Esperamos que estas soluciones crezcan significativamente en los próximos años, marcando el camino hacia un futuro más sostenible y equitativo”.
Como marca el proyecto, es fundamental modificar las prácticas agrícolas en países de ingresos bajos y medios, como los de América Latina, para garantizar la seguridad alimentaria frente al cambio climático.