El Mar Caspio se está evaporando

Es considerado el lago más grande del mundo y su pérdida de agua es una consecuencia del cambio climático

Durante este siglo, los niveles de agua en lagos y mares interiores de todo el mundo descenderán, en algunos casos de manera dramática. Estas son las conclusiones de un trabajo publicado a finales de diciembre de 2020 en Communications Earth & Environmental, revista especializada en problemas del medio ambiente.

En su estudio sobre la pérdida de agua en mar Caspio, The other side of sea level change, los autores intentan iniciar una campaña con el fin de crear conciencia entre la gente de estas amenazas a la biodiversidad y a la estabilidad geopolítica de la región.

Este importante mar interior se ubica en el centro de Asia y es compartido por antiguas repúblicas exsoviéticas, como Azerbaiyán, Rusia, Kazajistán y Turkmenistán, y por Irán, en la parte sur.

La pérdida del agua sería consecuencia del cambio climático que ocasiona que la evaporación sea mayor de lo que se había calculado, pérdida que no compensan las aguas que recibe de los ríos que desembocan en su cuenca.

La posible desaparición del mar Caspio, el lago salado más grande del mundo, también está relacionada con la intervención del ser humano, principalmente por la construcción de presas, depósitos de agua y canales a lo largo del cauce del río Volga, que aporta casi 90 por ciento del volumen de sus aguas por la parte norte de este cuerpo de agua.

Sin embargo, la pérdida de agua en el Caspio no es nueva pues se detectó desde la década de 1970, cuando la evaporación era de unos dos centímetros anuales, cantidad que no era preocupante en un lago de 371 mil metros cuadrados.

Pero los investigadores, de las universidades alemanas de Justus Liebig y de Bremen, y de Leiden y de Utrech, en Holanda, encontraron que en los últimos años la evaporación ha crecido, que ya no es de dos sino de siete centímetros anuales, y que la taza de la pérdida será mayor en las próximas décadas.

De acuerdo con sus modelos matemáticos, el descenso de los niveles de agua del lago está muy relacionado con las emisiones de dióxido de carbono en el planeta. Si las emisiones fueran “intermedias”, el nivel descendería nueve metros, pero si no se cumplen los Acuerdos de París y las emisiones son altas, el nivel del agua descenderá hasta treintaicuatro metros hacia el fin de siglo.

Según uno de los autores de la investigación, Matthias Prange, de la Universidad de Bremen, las regiones que se verán más afectadas serán las de la parte norte, en Rusia, en las que las aguas son poco profundas.
Además de las aguas del río Volga, las lluvias de invierno también son una aportación importante al volumen hídrico del Caspio. Pero cuando las temperaturas son altas la pérdida por evaporación es bastante preocupante.

Los investigadores pronostican que aunque las lluvias invernales en la parte norte del lago aumentarán junto a las escorrentías que éstas conllevan, el efecto de la evaporación será mayor que el volumen de agua que recibe con la consiguiente disminución del nivel de sus aguas.

Sin embargo, los investigadores aún creen que no todo está perdido para el mar Caspio porque, consideran, incluso si sus pronósticos se cumplen aún quedarían dos tercios de su área, y en algunas regiones el lago tiene una profundidad de casi mil metros.

Pero desde un punto de vista biológico, con esta pérdida el mar Caspio se convertiría en un mar muerto, sin vida, porque si bien en los próximos años no habrá consecuencias en sus aguas profundas, con el paso del tiempo el oxígeno sería escaso debido en especial a que no habría el hielo suficiente que aporte su oxígeno, a lo que se agregarían los abundantes nutrientes que contienen las aguas de los ríos y las altas temperaturas de la región.

Por todo lo anterior, en los próximos años presenciáramos la desaparición del mar interior más extenso del mundo.

Pero las consecuencias de la pérdida del mar Caspio no serían solo ecológicas. Junto a éstas también habría consecuencias económicas porque desaparecerían los centros turísticos que crecieron frente a sus playas, por no mencionar el transporte marítimo y la pesca, actividades muy importantes en la economía de los países de la región, además de la producción de petróleo y de gas natural en zonas cercanas a su cuenca.

Antes del Caspio, ocurrió otra tragedia ecológica, la desaparición del mar Aral, muy cercano a aquél.

En algún momento de su historia, el mar Aral tuvo una superficie de 68 mil kilómetros cuadrados, pero durante la época de Stalin se empezó a desviar el cauce de los dos ríos que lo alimentaban, el Amu Daria y el Sir Daria, para regar los campos de cereales.

Si bien estas medidas económicas fueron las principales causas de su colapso, el cambio climático aceleró esta tragedia ambiental al producir inviernos más secos.

La parte norte de lo que queda de este lago está ubicada en Kazajistán, en tanto que la parte sur pertenece a Uzbekistán, dos países que hasta el inicio de la década de 1990 formaban parte de la ex URSS.

Hoy sólo queda agua en 10 por ciento de su superficie; la parte oriental de la cuenca del lago es un desierto y el agua que aún queda en la costa occidental apenas es un listón muy angosto de aguas contaminadas.

La desaparición del mar Aral fue uno de los peores desastres ecológicos causados por el ser humano. A partir de 2014, imágenes satelitales de la NASA han atestiguado su muerte.

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