El mar de Bahía de Mazatlán se calienta más rápido que el promedio mundial

De mantenerse la tendencia actual, la temperatura del agua en la zona podría aumentar hasta siete grados Celsius para 2100 y transformar radicalmente el ecosistema de ese lugar

El agua de la Bahía de Mazatlán se está calentando más rápido que el promedio de los océanos del mundo. Durante los últimos 40 años, se estima una tendencia de calentamiento promedio de 0.57 grados Celsius por década, que es mayor que el promedio global, revela un estudio del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML).

De mantenerse la tendencia actual, la temperatura del agua en la zona podría aumentar hasta siete grados Celsius para 2100 y transformar radicalmente el ecosistema de la bahía, detalla el estudio “Rapid surface water warming and impact of the recent (2013 –2016) temperature anomaly in shallow coastal waters at the eastern entrance of the Gulf of California”, difundido por la revista científica Progress in Oceanography.

En la investigación participó un equipo de investigadores de la Universidad, conformado por Joan Albert Sánchez Cabeza, José Luis Carballo Cenizo, Benjamín Yáñez Chávez y Ana Carolina Ruiz Fernández, de la Unidad Académica Mazatlán; José Gilberto Cardoso Mohedano, de la Estación El Carmen; Carlos Alberto Herrera Becerril, del Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, y León Felipe Álvarez Sánchez, de la Unidad de Informática Marina, todos del ICML.

“Si bien los océanos del mundo se están calentando en promedio a una velocidad de casi dos décimas de grado por década, cifra similar a la del calentamiento atmosférico, vemos en nuestro análisis un número superior a medio grado por cada década, es decir, que cada 20 años la temperatura ha aumentado en un grado. Puede no parecer mucho, porque entre invierno y verano o día y noche hay muchas oscilaciones, pero a los ecosistemas costeros les provoca un impacto importante”, señaló Joan Albert Sánchez Cabeza, de la Unidad Mazatlán del ICML.

Este aumento está relacionado con “el calentamiento global inducido por el ser humano, que está aumentando las temperaturas superficiales del agua de mar en todo el mundo”.

El aumento más rápido en la zona costera de Mazatlán podría deberse a diversos factores, como efectos causados por la poca profundidad del agua, una influencia creciente del agua superficial tropical más cálida transportada por la corriente costera mexicana y el transporte de aguas más cálidas procedentes del Pacífico Occidental durante los eventos de El Niño.

Sin embargo, comentó Sánchez Cabeza, “no tenemos una explicación clara; sabemos que los sistemas marinos alrededor del planeta no son homogéneos. No se calienta lo mismo un lugar que otro: en uno puede haber corrientes más frías que en otro, o hay mezcla vertical que trae agua fría y en otros lados no. Ninguno de estos procesos es idéntico en todos los lugares”.

Detalló que, en colaboración con François Colas, del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD, por sus siglas en francés), “estamos desarrollando un modelo numérico, y esperamos que nos dé una respuesta más concreta de la razón de este calentamiento. El hecho es que está ocurriendo. Es una observación de campo con datos duros que nos lleva a sacar dicha conclusión”.

Si la tendencia actual persiste, señala el estudio, el agua de la Bahía de Mazatlán aumentaría en siete grados Celsius su temperatura para el 2100. Sánchez Cabeza especificó que este escenario sería el más catastrófico, pues “cuesta trabajo creer que se mantendrá hasta final de siglo, porque el aumento es espectacular. De mantenerse, un aumento de siete grados es realmente muy grande, sobre todo para los ecosistemas”, aseguró.

Afectaciones

El experto en calentamiento global y cambio climático apuntó que es necesario “pensar en los organismos de la región” como los peces. Aunque todos tienen “cierto grado de tolerancia a cambios de la temperatura”, añadió, “muchos no pueden vivir por debajo o por arriba de cierto nivel de temperatura, lo que ocasiona que aquellos que se pueden mover, migren. Eso ya está ocurriendo desde hace décadas; algunas especies del Atlántico Norte se han desplazado más al norte buscando aguas más frías”, comentó.

Agregó que con esta tendencia vamos a tener especies que van a ir progresivamente desapareciendo por esta migración a aguas más frías; el ecosistema se va a transformar. “No podemos generalizar, porque depende de cada especie; pero, en general, estos ecosistemas se irán transformando, como está ocurriendo en otras partes del mundo”.

Explicó que éste es el impacto local/regional, pero al calentamiento se van a sumar otras cosas que pasan actualmente: nuestras aguas cada vez tienen más materia orgánica, lo que genera que descienda el oxígeno; el calentamiento global, que no va a este ritmo tan rápido, origina que el nivel del mar suba. Todo esto afecta a las zonas más sensibles, que son las costeras.

El aumento de temperatura de las zonas costeras en la Bahía de Mazatlán va más allá de que “las aguas estarán más calientitas para los turistas. Es muchísimo más complicado que eso, porque van a ser aguas más contaminadas y pobres de oxígeno, generando problemas para las comunidades pesqueras de Mazatlán. Estos cambios son lentos y cuesta verlos, percibirlos y tener una sensación de lo que está ocurriendo, pero las cosas están pasando. Las temperaturas cada vez serán más extremas”, sentenció Sánchez Cabeza.

Podría deberse a diversos factores, como efectos causados por la poca profundidad del agua, una influencia creciente del agua superficial tropical más cálida transportada por la corriente costera mexicana y el transporte de aguas más cálidas procedentes del Pacífico Occidental durante los eventos de El Niño.

Daño permanente

Aun cuando el aumento de siete grados Celsius en la temperatura del agua para el 2100 es el escenario más catastrófico, una subida menor de todos modos transformaría de manera permanente el ecosistema de la Bahía de Mazatlán, por lo cual es necesario tomar medidas lo más pronto posible para paliar sus efectos.

“Ese escenario es un cálculo en un papel; no decimos que vaya a ocurrir, pero es posible y sería el más catastrófico. Por ejemplo, todos hemos escuchado del blanqueamiento de los corales: cuando hay eventos que suben dos o tres grados la temperatura máxima de las aguas del Caribe, una gran parte de los corales se blanquea, y no todos se recuperan de estos eventos provocados por el calentamiento”, consideró Joan Albert Sánchez Cabeza.

Dijo que el planeta se está calentando sobre todo porque estamos consumiendo combustibles fósiles, lo que produce dióxido de carbono y causa lo que conocemos como efecto invernadero. La fuente más importante de dióxido de carbono somos nosotros y nuestros vehículos. Eso sigue siendo un dato duro”.

Consideró que es un problema multifactorial. “Los gobiernos deben decidir cómo generan su energía y si se da prioridad a las energías limpias o a los combustibles fósiles. Los gobiernos tienen el papel importantísimo de modular lo que hace la población en una dirección u otra”.

Para el científico, el mensaje principal es que la responsabilidad es de cada uno de nosotros, qué hacemos porque somos muchos y ejercemos una enorme presión sobre el planeta. El cambio que se debe producir es uno cultural en cada uno de nosotros; tenemos que ser conscientes de que cada cosa que hacemos o consumimos, o qué vehículo tomamos para transportarnos, contribuye a este aumento. Debemos pensar antes de cada acción que tomamos, sentenció.

“Eso se ve a escala local y global: tenemos contaminación, aumento del nivel del mar, destrucción de la zona costera… El daño que le estamos haciendo al planeta es impresionante. Tenemos que empezar a aprender a convivir con él, porque si no, la vida se nos hará muy difícil”, advirtió para concluir.

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