Alerta el investigador Ernesto Alfaro

El material particulado no sólo daña los pulmones, también otros órganos

Altas concentraciones de material particulado en el aire de 0.1 a 10 micrómetros pueden llegar no sólo a los pulmones, sino a órganos como riñones, hígado, cerebro y los ovarios –causando infertilidad en las mujeres–, además de que posiblemente el diésel afecte el desarrollo, revelan algunos de los trabajos relacionados con el tema realizados por el mexicano Ernesto Alfaro Moreno, investigador del Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL, por sus siglas en inglés) en Braga, Portugal.

En la última conferencia del ciclo Panorama Actual de las Ciencias Atmosféricas y del Cambio Climático 2024, que se realizó del 12 al 16 de agosto en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), el exprofesor de la UNAM explicó que, si bien desde 1950 fue evidente que la contaminación del aire causaba problemas de salud, tardó casi 40 años para que se pudieran hacer asociaciones claras entre el material particulado y los problemas cardiopulmonares y el cáncer pulmonar.

Ante estudiantes y expertos reunidos en el Auditorio Julián Adem del ICAyCC, el toxicólogo ambiental narró que desde hace algunas décadas se ha estudiado a fondo hacia dónde van las partículas dentro del cuerpo, y se ha encontrado que dependiendo de su tamaño dañan ciertas partes del sistema respiratorio.

Durante la charla Material particulado y salud: de los contaminantes atmosféricos al avance de nuevos nanomateriales (Particulate matter and health: from atmospheric pollutants to advanced novel nanomaterials), el especialista refirió que hoy en día se tiene claro que el material particulado de 10 micrómetros (PM10) se aloja en las vías aéreas con gran contenido de polvo y componentes biológicos, las PM2.5 pueden alcanzar los alveolos y tienen altas concentraciones de hidrocarbonos policíclicos aromáticos (PAHs, por sus siglas en inglés) y metales, además es posible que las PM0.1 crucen las barreras biológicas y lleguen al sistema circulatorio (sangre) y de ahí muchos otros órganos (especialmente el cerebro, riñones, hígado, corazón y, en el caso de mujeres embarazadas, llegar al feto).

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