“El medio ambiente, un lienzo en el que se generan historias”

Reconocimiento a la arquitecta japonesa durante su visita a la Universidad Nacional

Foto: Francisco Parra.

La Facultad de Arquitectura (FA) otorgó su máximo reconocimiento, la Medalla Manuel Tolsá, a la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima, durante su visita a la Universidad Nacional.

El galardón, otorgado por unanimidad por el Consejo Técnico de la entidad universitaria, se entregó por sus significativas contribuciones al enriquecimiento de la arquitectura. En el diploma que acompañó a la medalla se valoró, además, su comprometida labor y sus aportaciones a la enseñanza de esa disciplina, de acuerdo con lo leído por el director de la FA, Juan Ignacio del Cueto Ruiz-Funes.

En el teatro Estefanía Chávez Barragán de la FA, la arquitecta agradeció el honor y mencionó que “será un recuerdo maravilloso encontrarse en este lugar tan bello y recibir este reconocimiento”.

Antes, Kazuyo Sejima ofreció una conferencia magistral ante un abarrotado recinto, donde habló de algunos de sus trabajos alrededor del mundo, como el Rolex Learning Center, en Lausana, Suiza, y otros en naciones como Estados Unidos, Australia, Italia, Francia o su país natal.

Ahí señaló que la cultura japonesa la influye, “de modo que pienso en la flexibilidad del espacio o la continuidad hacia afuera; o en las áreas que se pueden abrir y cerrar, que son deslizantes, de modo que es posible sentir una prolongación entre el interior y el exterior”.

Respecto a la creatividad y a cómo enfrentan los problemas en SANAA, su estudio de arquitectura, dijo que se elaboran muchos modelos y se buscan opciones, y qué tipo de plan se va a seguir. “Al principio no hay claridad; se requiere de tiempo”.

Para el desarrollo de un proyecto en particular existen muchos problemas, normativas y posibilidades, por lo que al momento de decidir qué dirección seguir se necesita llegar a un acuerdo entre los arquitectos y el cliente; cuando se determina una trayectoria, todo el mundo se enfoca en ella, señaló.

La ganadora del Premio Pritzker (2010), que se entrega anualmente a un arquitecto de cualquier país que haya mostrado a través de sus proyectos y obras construidas las diferentes facetas de su talento, contribuyendo con ellas al enriquecimiento de la humanidad, refirió que las ideas no llegan fácilmente. En realidad, detalló, se requiere de mucho estudio. Una idea es sólo eso; por ello, ésta debe ser sólida y tener continuidad, “y tal vez nos lleve a la conclusión final”. Pero al mismo tiempo hay que dar libertad al flujo de pensamientos para encontrar la mejor dirección, desarrollar el concepto y llegar a obtener resultados.

Kazuyo Sejima recalcó que “para nosotros la luz es de gran importancia”. No es lo mismo un patio iluminado por el sol del verano en Ciudad de México, donde se producen sombras bellísimas, que en Japón, donde la humedad no lo haría un espacio agradable.

Lo mismo aplica para los materiales. “Aunque utilicemos el mismo, el resultado podría ser muy diferente; por lo tanto siempre hay que verificar el trabajo, porque tal vez no sea como lo imaginamos”, aconsejó a los futuros arquitectos.

Sejima resaltó que los jóvenes tienen más posibilidades de concebir una nueva sociedad. “En mi caso, he sido muy afortunada de poder seguir hasta ahora con mi trabajo; el arquitecto no debe actuar nunca solo, así que me rendí al respecto y me asocié con Ryue Nishizawa. En la actualidad, la labor conjunta, de acuerdo con el proyecto, es popular porque permite encontrar nuevas posibilidades. En todo caso, lo importante es continuar, persistir”.

El medio ambiente, consideró, es como si fuera un lienzo, y en él se generan “historias”. En Lens Louvre, la filial del Museo de Louvre, construida en una región minera, por ejemplo, se siguió la topografía del terreno. En su galería se muestran colecciones gracias a las cuales los visitantes pueden apreciar diferentes civilizaciones y culturas, como era la meta, pero también aprecian las colinas de la mina de carbón.

Por último, Kazuyo Sejima recalcó que hoy, como en el inicio de su carrera, trata de lograr los mismos objetivos: que la arquitectura esté enlazada con sus alrededores. “Nuestra disciplina no es una estructura o una escultura, sino que debe vincularse con el contexto y así concebir un nuevo paisaje. Hoy puedo crear un espacio donde la gente se ubique y conviva. Esa es la meta: un sitio para la convivencia”, concluyó.

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