El mundo, cada vez más cerca de su fin

El cronómetro avanzó 20 segundos, el momento más cercano desde que se creó el indicador en 1947: Jans Fromow, investigador de la UNAM y miembro del equipo que ganó el Nobel de la Paz en 2017


Estamos en el momento más cercano a la hecatombe o fin del mundo por la convergencia de los dos riesgos más importantes para la vida en el planeta: el cambio climático y las armas nucleares; esto según el reloj del fin del mundo, un indicador que se creó en 1947, señaló Jans Fromow, investigador de la UNAM y miembro del International Physicians for the Prevention of Nuclear War, equipo que ganó el Nobel de la Paz en 2017.

El Doomsday Clock es un reloj simbólico administrado desde 1947 por la junta directiva del Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago. En un principio, fue creado para estimar el riesgo que representaban las armas nucleares, pero actualmente considera
también el cambio climático y todo elemento que pudiera infligir algún daño irreparable. El 19 de enero de 2017, estaba en 180 segundos (tres minutos) para la media noche; en 2018, se adelantó a dos minutos, 120 segundos, y en 2020 se adelantó de nuevo a cien segundos, un minuto y 40 segundos.

¿Catastrofismo o realidad?

De acuerdo con el académico, decir que hay un catastrofismo sugiere una inconsciencia absoluta del panorama actual, y una serie de políticas centradas en el interés económico “que no ve la relevancia o no toma en consideración la supervivencia a largo plazo”. Agregó: “Precisamente se modificó el reloj que estaba ya muy alto desde el año pasado, estábamos en dos minutos para la media noche, ahora estamos a cien segundos por dos cosas: la falta absoluta de resultados de la última cumbre climática de Madrid y la falta de compromisos reales para la reducción de emisiones de carbono y para evitar la elevación de la temperatura mundial. Por otro lado está el armamentismo nuclear”.

Quien crea que los mensajes de las organizaciones que participamos en el Foro Económico de Davos, de Greta Thunberg y otros activistas, aunado a lo que hoy se conoce del reloj, somos catastrofistas es porque ignora los datos. Toda la evidencia actual del impacto que tenemos los humanos, particularmente las emisiones de carbono en el cambio climático, es absolutamente innegable, es una verdad científica demostrada muchas veces. Estamos en un momento en que, si hay compromisos de los países y las empresas, todavía puede ser reversible. La alerta es que si pasamos de este punto, habrá complicaciones muy serias; no falta mucho, nada más hay que ver lo que pasa con el clima en Australia. El año pasado fue el segundo año más caliente que hemos vivido en muchas décadas.

Peligro nuclear

El tema de las armas es una vertiente, y un aspecto especial del problema del cambio climático. La circunstancia más inmediata fuera de la realidad es una hecatombe, una guerra nuclear mundial absoluta, donde no podríamos ni contarlo. Sin embargo, Fromow alerta de un peligro mucho más real: “El uso mínimo de las armas nucleares, digamos que se utilizara menos de la mitad de uno por ciento de las que hay, es decir menos de 0.25 por ciento de las armas nucleares, por ejemplo en un conflicto pequeño entre India y Paquistán, cambiaría el clima de tal manera que habría en las estimaciones que tenemos cerca de dos mil millones de muertos de hambre en los siguientes 10 años por disrupción del clima y las cosechas.


“En los años 70 del siglo pasado, Carl Sagan y otros científicos, como algunos que trabajan con nosotros en la International Physicians for the Prevention of Nuclear War, crearon un concepto llamado invierno nuclear. La idea es que en una guerra nuclear de gran alcance el mundo se cubriría de hollín, lo cual disminuiría la entrada del Sol y alteraría los ecosistemas de todo el planeta.

“El panorama se ve bastante difícil, pero sí podemos parar ambos problemas antes de llegar al punto de inflexión. Uno de los riesgos más grandes que menciona el comité de premios Nobel que asesora al reloj del fin del mundo tiene relación con los ciberataques, la ciberguerra. Hay manipulación a medios de comunicación que hace que las democracias vivan épocas de riesgo e inestabilidad”, concluyó.

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