El núcleo interno de la Tierra podría estar cambiando de velocidad y sentido de rotación

Entre las eventuales consecuencias, alteraciones en el clima y el nivel del mar, afirman investigadores chinos

El núcleo interno de la Tierra podría estar cambiando de velocidad y sentido de rotación, de acuerdo con una hipótesis publicada en Nature Geoscience. Entre las consecuencias se alteraría el clima, el nivel del mar e incluso la duración de los días.

Juan Esteban Hernández Quintero, jefe del Servicio Magnético del Instituto de Geofísica de la UNAM, explicó que dicho estudio duró décadas, y se basó en los temblores y cómo las ondas sísmicas han cambiado al atravesar la Tierra.

Para entender dicha investigación debemos comprender cómo se compone la Tierra. “Es similar a una naranja, y la cáscara –que es la corteza terrestre– tiene un espesor de 80 kilómetros, la siguiente capa mide 2,880 kilómetros, luego está el núcleo que se divide en dos: el externo con aproximadamente 2,270 kilómetros y el interno que es más sólido con un radio de 1,216 kilómetros”.

En cada capa las ondas sísmicas se mueven de forma distinta de acuerdo con su composición y características.

Actualmente, los científicos plantean que el núcleo de la Tierra gira más rápido que las capas externas porque se ubica más cerca al centro de la masa.

Sin embargo, los autores de la investigación, Yi Yang y Xiaogond Song, del Instituto de Geofísica Teórica Aplicada de la Universidad de Pekín, llegaron a la hipótesis de que el núcleo interior de la Tierra ha desacelerado su rotación, así igualó su velocidad con su capa externa, a tal grado que su giro se invirtió.

En el artículo, los autores plantean varias evidencias por las que llegaron a esta conclusión.

1. Midieron el tiempo de duración de los días y encontraron que son más cortos por 1.59 milisegundos. Datos que para los humanos son imperceptibles, pero que se cronometraron a través de tecnología muy especializada.

2. El clima global puede variar como resultado de los cambios que se dan en el núcleo interno de la Tierra.

3. Nuestro planeta es un gran imán, por eso las brújulas siempre señalan al norte. No obstante, el Servicio Magnético del Instituto de Geofísica de la UNAM detectó que desde hace cien años el campo magnético de la Tierra disminuye su intensidad aproximadamente 50 unidades por año, explicó Esteban Hernández.

Se trata de un proceso natural que lleva mucho tiempo. De hecho, cada año disminuye aproximadamente cinco unidades. Sin embargo, no es una cifra de la cual debamos preocuparnos, añadió el investigador universitario.

Para que exista un campo magnético se necesitan tres características. La primera es que debe haber una gran cantidad de materiales conductores como son el níquel y el fierro. “Resulta que el manto de nuestro planeta está conformado en 90 por ciento por esos elementos”.

La segunda es que debe existir una energía para mover todo ese material y así producir flujos eléctricos. “Es como si en una olla sobre el fuego tuviéramos una sopa de fideo y hierve, donde estos suben y bajan; funcionan igual que las corrientes eléctricas que se generan en el campo magnético”.

La tercera condición es que el cuerpo rote igual que lo hace la Tierra. Y como resultado de estas tres características es que se genera un campo magnético como el de nuestro planeta.

Inversión del campo magnético

De acuerdo con el estudio publicado en la revista Nature Geoscience, el campo magnético de la Tierra, además de disminuir su núcleo sólido, también está cambiando el sentido de su giro.

Para Esteban Hernández esto es contradictorio, porque veríamos una inversión del campo magnético terrestre. Es decir, que las brújulas que señalan al norte, cambiarán su dirección hacia el sur.

De hecho, estudios científicos han planteado que la última inversión de campo magnético fue hace 780 mil años. Se trata de un tiempo geológico muy grande, pero los autores sólo observaron el centro de la Tierra durante unas décadas.

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