El orgullo, bien valorado, nos da seguridad y confianza

Es natural en todos los seres humanos y nos coloca en el centro de nuestra propia vida, sin ser por ello egoístas

El orgullo es una emoción positiva, activadora y retrospectiva que se presenta luego de obtener un resultado favorable sobre alguna acción personal o para con otros. Por ejemplo, se experimenta al lograr un buen resultado al asistir a clase, estudiar o realizar exámenes. Genera bienestar, mejora la motivación y el compromiso conductual.

En las experiencias de orgullo, el self (imagen de una/o misma/o: los sentimientos que una persona tiene sobre sí, su validez, su capacidad y el grado de bienestar y satisfacción que experimenta) se expone al escrutinio individual y social mediante los autodiálogos y los reforzamientos que se reciben del entorno mediante la comunicación verbal y corporal del logro alcanzado, lo cual satisface la necesidad básica de sentirse competente.

Las apreciaciones de control y valor activan el orgullo, emoción que puede afectar a los recursos cognitivos, a la motivación intrínseca y extrínseca, al uso de estrategias de aprendizaje, a la autorregulación y al rendimiento, los que a su vez repercuten en las valoraciones y las emociones, convirtiéndose en un efecto cíclico.

Función

Tiene funciones adaptativas y autorregulatorias por medio de la información de la meta alcanzada, la activación conductual para sostener el compromiso y el reforzamiento afectivo de conductas y valoraciones del self relacionadas al control del aprendizaje.

Como emoción social, tiene la función de proveer información sobre el nivel de estatus y aceptación de una persona, a la vez que actúa como un reforzador de las conductas socialmente valoradas que ayudan a mantener un autoconcepto positivo y el respeto de otros. Asimismo, la expresión no verbal interpersonal de orgullo puede tener una función adaptativa complementaria al alertar a otros que la persona merecería mayor aceptación y estatus.

Descripción fisiológica, psicológica y neurofisiológica

El orgullo tiene una expresión no verbal reconocible que incluye una sonrisa leve, postura expandida y cabeza levemente inclinada hacia atrás. Tal como el conjunto de emociones básicas (enojo, asco, miedo, alegría, tristeza y sorpresa) tiene señales no verbales diferenciadas y reconocidas universalmente.

Esta emoción puede identificarse como positiva o negativa. El orgullo positivo se manifiesta en autoestima y autoconfianza, en amor hacia nosotros mismos. Nos ayuda a valorarnos y a descubrir nuevas fortalezas.

El negativo se despliega con engreimiento, arrogancia y es generador de conflictos. Esta soberbia pone de manifiesto cierta inseguridad o un complejo de inferioridad, que nos mueve a mostrarnos superiores o prepotentes, tratando de demostrar que tenemos la razón; o bien, a caer en la vanidad, ostentando nuestras virtudes y logros. En este caso, se convierte en un obstáculo para procesar nueva información y establecer empatía con los demás.

¿De qué manera reacciona nuestro cerebro?

Distintas zonas del cerebro intervienen. Una investigación coordinada por José Sánchez-García, titulada “Dinámica neuronal del orgullo y la vergüenza en el contexto social: un enfoque con potenciales eléctricos cerebrales relacionados con eventos”, publicada en Brain structure and function (mayo de 2021), mostró que, de manera similar a la vergüenza, hay un desarrollo temporal dividido en dos etapas. En la primera, el orgullo se origina en el precúneo –en el lóbulo parietal superior– a los 300 milisegundos (ms) y las áreas frontales mediales y el cingulado anterior, vinculadas al significado social, que intervienen en torno a los 600-900 ms. En la segunda, se involucra a los lóbulos parietal, medial frontal y el precúneo.

¿Cómo se identifica y manifiesta?

Charles Darwin, en su obra La expresión de las emociones en hombres y animales (1872), sugirió que “de todas las emociones complejas, el orgullo es, quizás, la más claramente expresada”.

Una persona experimenta orgullo después de un logro que es valorado socialmente, generándole un sentimiento de autovaloración y autoeficacia que le informa que su comportamiento o conducta es apreciada por otros y es merecedora de un estatus mayor.

Debe distinguirse entre el orgullo como emoción social y emoción de logro. El orgullo como emoción social distingue las facetas del orgullo auténtico y el arrogante. El orgullo como emoción de logro es más semejante al orgullo auténtico, a la emoción que está directamente relacionada con las actividades y resultados de logro, y que se ha aplicado para el estudio de las emociones en situaciones académicas. El orgullo de logro es una emoción retrospectiva que se experimenta, por ejemplo, al obtener un resultado positivo por el desempeño en clase.

Ejemplos concretos, su gama o variedad de formas

Las emociones pueden afectar profundamente los pensamientos, la motivación y las acciones de los estudiantes al preparar y sostener las reacciones a los eventos importantes, sembrando energía motivacional y fisiológica; focalizando la atención, modificando el pensamiento y estimulando conductas específicas.

La evidencia empírica sobre los efectos de las emociones positivas discretas de los alumnos universitarios, pueden mejorar el aprendizaje y rendimiento académico.

En un estudio con jóvenes universitarios determinaron el efecto positivo del orgullo sobre la motivación y las estrategias de aprendizaje. Encontraron que el orgullo en clase correlacionó positivamente con la autoeficacia social escolar y el beneficio percibido de la búsqueda de ayuda académica, y encontraron que se pueden presentar efectos positivos y negativos como consecuencia de experimentar orgullo de logro:

  1. Efectos negativos. Sentir vergüenza social, por ejemplo, cuando el profesor ha dicho frente a todos que el alumno fue el único que supo cómo manejar un programa; el joven puede expresar que, por un lado, le hizo sentirse orgulloso, pero por otro, también le dio vergüenza.
  2. Efectos positivos y sus expresiones. Pueden ser muy variados, como:
  • Indicador de logro. Es un reconocimiento al buen desempeño o rendimiento, al buen comportamiento o al éxito, cuando una persona nos dice que hicimos algo bien. Ayuda a satisfacer la necesidad de que alguien reconozca lo que hacemos.
  • Autodiálogo y atribuciones causales de control y capacidad. Hacia una/o misma/o y en el diálogo interno expresamos frases de satisfacción, como “¡Sí pude hacerlo!”, “¡No era tan difícil!”, “¡Sabía que lo lograría!”
  • Sentimiento de simetría e igualdad con los otros. Al poder desempeñarnos igual de bien o mejor que los demás; intercambiar ideas y conocimientos con amigos, compañeros o profesores nos hace descubrir que podemos estar a la altura de los demás.
  • Seguridad. El orgullo da seguridad y confianza, porque nos damos cuenta de que podemos hacer nuestras tareas. Nos empodera.
  • Motivación. Nos da energía para seguir adelante, ya sea estudiando, aprendiendo o desarrollando habilidades nuevas.
  • Cambio postural. Percibimos que nuestra postura física es recta, confiada y sobresaliente al interactuar con los demás.
  • Sensación de expansión corporal. Sentimos el pecho como agrandado, levantamos los brazos en señal de triunfo, brincamos.
  • Bienestar. Nos embarga una alegría muy grande, felicidad, satisfacción y plenitud. Algunas veces no necesitamos mostrarlo a otros.
  • Comunicación del logro. Podemos sentir la necesidad de hablar con alguna persona significativa en nuestras vidas para compartir la emoción, por ejemplo, con los padres o amigos.
  • Altruismo. Nos mueve a ayudar a los demás, al reconocer que podemos hacer que otros también experimenten el orgullo de logro.

Manejo adecuado y umbral de atención

Sentir orgullo de manera sana nos conecta con la admiración por nosotros mismos y nos permite reconocer lo que somos, satisfacernos por algo que logramos o por conseguir una meta planteada.

Es una emoción natural en todos los seres humanos. Nos coloca en el centro de nuestra propia vida, sin ser por ello egoístas, como algunas personas pudieran habernos hecho creer. Desmitificar esta emoción nos permitirá sentirla y usarla a nuestro favor, con todos los beneficios que esto implica.

Su objetivo es hacer que nos reconozcamos a nosotros mismos. También podemos sentirnos orgullosos por los logros de alguien más: un hijo, un amigo, los hermanos o cualquier otra persona cercana.

Culturalmente, es una de las emociones que se intenta anular a nivel social, porque se asocia con la soberbia, el rencor y la consideración de estar por encima de los demás. Denota el riesgo de que su manejo inadecuado puede llegar a generar un sentimiento de orgullo extremo, de soberbia, que nos coloque en un pedestal y sentirnos inalcanzables. Por otra parte, la ausencia extrema de orgullo se asocia a baja autoestima y al complejo de inferioridad.

Referentes culturales y de divulgación

  • Guillermo del Toro, orgulloso de su doctorado honoris causa otorgado por la UNAM.
  • En años recientes, las diversidades sexuales y de género han usado la palabra “orgullo” (pride) para reafirmar su presencia y abrir espacios, derechos y reconocimiento a minorías largamente censuradas y excluidas del escenario social.
  • “El orgullo de los mediocres consiste en hablar siempre de sí mismos, el orgullo de los grandes hombres en no hablar nunca de ellos”: Voltaire.

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