El poeta más joven de la generación del 98, y probablemente el más conocido

Rosa Beltrán escribe sobre Machado a 80 años de su muerte. Escritora. Directora de Literatura de la UNAM. Miembro de la Academia Mexica de la Lengua. Profesora en el posgrado en Literatura Comparada en la Universidad Nacional Autónoma de México.

Sevillano de nacimiento, dedica varios poemas a su infancia, a la evocación del pasado y al sueño, que tiende a confundirse con el recuerdo “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…”. Más tarde vive en Segovia y es asiduo a las tertulias literarias en Madrid, populares en su época.

Sus obras más conocidas son “Soledades” y “Campos de Castilla” en las que a través de una poesía personal encierra el sentimiento español. De vida frugal, casi ascética, Machado fascina por su poesía sencilla en apariencia y, sin embargo, profunda y llena de sabiduría, una poesía crítica y arraigada en lo popular. Sus temas son el amor, la soledad, la fugacidad de la vida.

Fue elegido miembro de la Academia de la Lengua aunque nunca llegó a ocupar su silla pues murió antes.

Autor de sentencias y proverbios, escribió: “Nunca perdáis contacto con el suelo porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”.

Fue musicalizado por Paco Ibáñez y Joan Manuel Serrat.

“Cantares” de Antonio Machado

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso…

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso…

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”

Golpe a golpe, verso a verso.

Antonio Machado