El reto actual de los museos, conversación a distancia

Hay que romper moldes e identificar dónde está el público que no asiste: Dolores Beistegui

Universum, Museo de las Ciencias. Foto: Juan Antonio López.

El cierre de los museos por largos meses plantea a dichas instituciones diversos retos, entre otros, si se encuentran listas para configurar un nuevo paradigma y de qué manera han podido conservar su relevancia durante el confinamiento. Con estas consideraciones, Américo Castilla, director de la Fundación Teoría y Práctica de las Artes de Argentina, y Dolores Beistegui, directora general de Papalote Museo del Niño, moderados por Graciela de la Torre, titular de la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural, participaron en el diálogo El Virus: ¿Qué Ganaron los Museos?, primera sesión del Foro Desnormalizar al Museo.

De la Torre comenzó esta conversación a distancia por medios digitales cuestionando si estos lugares, previo a la pandemia, no se encontraban desde tiempo atrás “cómodamente sentados en sus laureles, en donde todo era predecible”.

Beistegui afirmó que “las crisis, especialmente las muy duras, nos obligan a morir o a seguir viviendo. Al elegir esto último, entonces hay que hacerlo de otra manera: romper moldes, aprovechar la oportunidad para una reflexión extraordinariamente rica, sorprenderse con preguntas que duelen”.

Al referirse a las audiencias, señaló que si bien se ha avanzado mucho en cuanto al estudio de los públicos, la mayor parte de las veces esto se queda en la teoría y muy pocas ocasiones se aborda la cuestión práctica. “La gran pregunta aquí es identificar dónde está el público que no asiste a ellos y por qué no lo hace”.

Américo Castilla abrió su participación comentando que se habla del aislamiento social en el que se hallan estos recintos a raíz de la pandemia de la Covid-19 como si fuera algo novedoso, cuando la verdad es que lo han estado prácticamente desde su creación. Vivimos el quiebre de un paradigma, dijo, y para que cambie el estado de las cosas hacen falta formas de cohesión y solidaridad, donde el rol de la comunidad resulta esencial.

A lo expresado por su colega, Beistegui expuso que se habla de manera muy ligera de la creación de públicos como un conjunto de usuarios con los que se interactúa, convive y se dialoga. En cambio, diferenció, los integrantes de una comunidad se conocen y reconocen, comparten un bien común. “Hay una distancia enorme entre decir que el museo está anclado a una comunidad y que ésta le da sentido y propósito, y afirmar que se cuenta con un público masivo que entra y sale”.

Castilla mencionó que es conveniente conocer cuáles son las acciones efectivas que realiza cualquiera de ellos para acceder y dialogar con la comunidad de referencia. Y en este sentido, agregó, “hay que estar abiertos a compartir la propia ignorancia. Y advirtió que de no eliminarse la ceguera que impide reconocer la igualdad, sólo se estaría reproduciendo “una especie de soberbia moral sobre terceros… El museo debe estar dispuesto a generar una conversación, más que adoctrinar”.

Aprender de la comunidad

De la Torre remarcó que se está frente a una enorme oportunidad de autocrítica, de crear saberes compartidos y aprender de la comunidad. Dicho lo cual, Beistegui apostó por la conversación, a la que consideró como todo un arte. “El gran reto es plantear los verdaderos problemas, hacer las buenas preguntas de las que saldrán más proyectos”.

La moderadora sugirió poner la experiencia del usuario en el centro de la discusión. Beistegui se inclinó por abrir más espacios para la reflexión sobre estos temas y estar dispuestos a incluir al público en la programación de las actividades. “Debemos incorporar a nuestras competencias la humildad”.

Castilla opinó que bien vale la pena experimentar con otras formas de acercamiento con las personas, y reconoció que es muy difícil cambiar de golpe todo el modelo que hasta ahora sigue vigente en el funcionamiento de estos sitios. “Para empezar, debemos trabajar sobre las representaciones para no reiterar las ‘ideas brillantes’ de los curadores, de eso estamos realmente agotados. Mi gran confianza está en los museos pequeños de América Latina, que tienen una proximidad con la gente y por eso mismo la posibilidad de crear con ella una conversación”, finalizó.

En el foro participaron especialistas de Estados Unidos e Iberoamérica. Fue parte del programa El Sector Cultural tras la Pandemia: Reflexiones Críticas.

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