El sida en México, narrar la historia…

Iniciativa del Centro de Documentación Arkheia; 128 piezas entre fotos, collage, instalaciones, hemerografías, textos y caricaturas

La muestra Expediente seropositivo. Derivas visuales sobre el VIH en México abrió en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) a inicios del año pasado y cerró mes y medio después por la crisis del coronavirus. “Deseábamos hablar de una pandemia, la del VIH, y vino otra a impedírnoslo”, bromea la curadora Sol Henaro, para luego aclarar que, pese a este frenón en seco, al proyecto le pasó lo mismo que a todo aquello que se fue a confinamiento en 2020: se adaptó a lo virtual para seguir andando.

En respuesta a esta inmovilidad forzada, la exposición se trasladó a un micrositio –creado con apoyo de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia– donde ahora la gente puede recorrer, con ayuda de un mouse o de una pantalla táctil, sus cuatro núcleos: Flujos inciertos (y ciertos fluidos); Medios (y miedos); De controles (y otros cocteles), y Del estigma a la resistencia, así como leer diversos textos.

“La idea es narrar la historia del sida en México desde el primer caso registrado, en 1983 hasta el hoy, a través de 128 piezas entre las que se cuentan fotos, collage, instalaciones, hemerografías, textos y caricaturas, siempre poniendo énfasis en los años 80 y 90 a fin de retratar aquella época de desazón donde confluían el miedo, la solidaridad y la esperanza. Luego llegaría el nuevo siglo y el tema se diluiría de nuestras pláticas y del discurso político, y justo por eso estamos aquí, porque creemos preciso seguir hablando.”

Noche de muertos por sida, Francisco Toledo, 1994. Foto: MUAC.

Prácticas transformadoras

Expediente seropositivo. Derivas visuales sobre el VIH en México, es una iniciativa del Centro de Documentación Arkheia, el cual, de origen, se dedica a mapear prácticas artísticas transformadoras, “aunque tras años de hacer eso en algún momento nos preguntamos –con la desaparición de los 43 de Ayotzinapa– ¿por qué no hacer lo mismo, sólo que ahora para integrar colecciones que contengan visualidades inspiradas por movimientos sociales?”.

Así es como surge esta exposición pues “¿acaso el sida no nos movió como sociedad?”, pregunta Sol Henaro, quien junto al cocurador Luis Matus es la responsable de esta propuesta, la cual se elaboró cuidando que el emplear documentos y testimonios históricos no le confiriera una pátina de frialdad a lo expuesto. “La intención siempre fue resaltar lo afectivo y evidenciar las redes de cariño surgidas del integrar un frente conjunto contra la enfermedad”.

Por ello, para la también fundadora de la Celda Contemporánea, bucear en esta selección de instalaciones, videos, plásticas y textos no deja a nadie indiferente, ya que todo se hace desde un registro muy íntimo y emocional. “Y es que el arte no es pintura, escultura o grabado, sino entender las discusiones políticas y existenciales que nos atraviesan con el fin de crear conciencia. Por eso siempre hemos dicho que nuestra misión es la de hacer activismo desde el archivo”.

El gran obstáculo, César Martínez, 1995.

Cuando lo colectivo es personal

La pieza con que abre la exposición se llama Historias de vida (2003), de Lorena Orozco, y es un collage donde un hombre rodeado de enredaderas sostiene en sus manos un tubo de ensayo que originalmente contenía la sangre del artista seropositivo Gustavo Carpio. Con el tiempo el recipiente se perdió y, para reactivar la obra e inaugurar la muestra, el curador Luis Matus –también portador de VIH– se practicó una venopunción en público para llenar otro recipiente, colocarlo en el cuadro y reponer el elemento faltante.

“¿Podría haber un involucramiento mayor de alguien?”, pregunta Sol Henaro, quien confiesa que sus ganas de desarrollar este proyecto surgen de una experiencia muy íntima: la de acompañar a un amigo, contagiado en los 80 (cuando un diagnóstico confirmatorio era visto como sentencia de muerte) y seguir a su lado hasta hoy, cuando el padecimiento se considera una condición similar a la de quien vive con diabetes o hipertensión. “Con el sida pasa esto, puede parecer lejano, pero cuando nos toca de cerca termina siendo algo personal”.

Medicina, migración, amarillismo mediático y estigmas son los cuatro apartados en que se divide Expediente y sobre los cuales Luis Matus expone que fueron pensados así, como espacios donde cupiera lo afectivo, “pues tanto a Sol como mí esto nos ha marcado desde muy distintos flancos, y también a demasiada gente de nuestro círculo”. Por ello no sorprende que el texto introductorio escrito por los dos curadores de la muestra lleve por título: Todxs somos seropositivxs.

Caricaturas de Arturo Kemchs donde un hombre le da a su pareja un condón al tiempo que le dice “usa esto, no seas un sui-sida”, la colección completa del suplemento Letra S (el único medio especializado en el tema aún en circulación), grabados de Doré intervenidos para crear conciencia, fotografías de besos entre personas con sarcoma de Kaposi o trípticos donde Superbarrio y la Mujer Maravilla invitan a tener sexo con protección son algunas de las piezas con las que se intenta recrear toda una época.

“A mí, como joven de los años 90 –hoy tengo 45– me tocó ir a las Semanas Lésbico- Gay organizadas por el Museo del Chopo, a las veladas por los muertos de sida en la Plaza Río de Janeiro y asistir a múltiples conciertos donde, invariablemente, nos regalaban tiras de condones. Era una época donde los esfuerzos por crear conciencia eran constantes; parece que con la llegada del nuevo siglo nos hubiéramos olvidado de que debemos cuidarnos del VIH.”

Para Sol Henaro y para Luis Matus Expediente seropositivo… es un ejercicio de memoria en el cual, a través de los recursos del Centro de Documentación Arkheia, se busca reconstruir cómo se vivieron en México aquellos no tan lejanos años de pandemia. “Claro, el relato presentado aquí es parcial, ¿pero no lo son todas las historias?”.

Adherencias, de Óscar Sánchez Gómez, 2000.

Un proyecto sin fronteras

El 1 de febrero de 2020 se inauguró la muestra Expediente seropositivo… y el 23 de marzo cerró debido a la Jornada Nacional de Sana Distancia. “Habíamos trabajado en esto desde 2017 y sólo duramos 50 días abiertos”, recuerda Luis Matus. Por ello el que los rescatara la red a través de un micrositio fue un golpe de suerte, pues era algo no esperado que les dio nueva vigencia.

“Así, hemos podido llegar a aún más gente de lo calculado y no sólo en México”, refiere el curador, quien ve en esto la oportunidad de entablar diálogos con otros países”. Por lo pronto, la dupla señala que ya han tenido acercamientos con Chile y EU para exponer allá cuando los museos operen de manera normal, además de que ya realizaron programas públicos en Polonia, Chile y Argentina.

“El germen de Expediente seropositivo. Derivas visuales sobre el VIH en México surge de una iniciativa similar, desarrollada en España por el Equipo Re y llamada Anarchivo Sida, de ahí que nos emocione el eco logrado por nuestro proyecto en otros lugares, pues quizá esto impulse esfuerzos similares en otros lados, así como fuimos inspirados nosotros. Puede que sea soñar, pero si esta labor se contagia y replica, entre todos podríamos tejer una red a fin de narrar lo que fue, y es, esta pandemia, sólo que con una visión global.”

Sobre el micrositio, Sol Henaro explica que, a diferencia de la muestra física, nadie les ha dicho que éste tenga temporalidad definida. “Ahora trabajamos en cuestiones de derecho de autor sobre algunas de las obras para determinar si en algún momento deberemos limitar la vida digital de dichas consultas, pero esperamos seguir en línea. Además, esto ya forma parte de la colección del MUAC (tanto del acervo artístico como del documental), lo que nos pone optimistas sobre su trascendencia, pues ya sea por el lado virtual o el tangible, el material estará ahí, a disposición de quien lo necesite”.

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