El telescopio James Webb permitirá estudiar futuro y pasado del universo

Además, el instrumento puede mostrar cómo se fusionará la galaxia de Andrómeda con la Vía Láctea para crear una mucho más grande, explicó Julieta Fierro, del Instituto de Astronomía

Acantilados cósmicos” en la Nebulosa de Carina. Imagen: NASA, ESA, CSA, STScI.

Las imágenes recientemente publicadas del telescopio James Webb no sólo nos revelaron el pasado del universo, sino que también nos permite ver el futuro, explicó Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM.

Por ejemplo, podemos observar el futuro a través de una fotografía de una estrella muy brillante que es muy parecida al Sol. Al final de su vida, el astro arrojó su atmósfera al espacio y su núcleo quedó rodeado por una “donita” caliente. Ahora el astro ilumina la materia que sale al espacio. De hecho, “eso le pasará al Sol dentro de cuatro mil 500 millones de años”.

En cuanto al pasado, el James Webb nos mostró el lugar más antiguo del universo que la humanidad ha logrado ver. Se trata de la imagen del cúmulo de galaxias SMACS 0723 que relata el pasado de hace 13 mil 300 millones de años y muestra en un pedacito muy pequeño del universo miles de galaxias, cada una con 100 mil millones de estrellas.

A seis mil 300 millones de años luz de distancia, el telescopio nos mostró una estrella muy brillante, y unos “arquitos” de color naranja que es conocido como lente de gravitación. Son llamados de esta forma porque la gravedad se concentra en una luz.

Otro gran descubrimiento fue la atmósfera de un planeta gigante al estilo de Júpiter. De hecho, el James Webb logró captar que contiene neblina, es decir, tiene agua y eso es extraordinario porque donde hay este elemento podría haber vida, añadió la universitaria.

Además, el telescopio nos puede mostrar cómo se fusionará la galaxia de Andrómeda con la Vía Láctea para crear una mucho más grande; la atmósfera de un exoplaneta con agua; y uno de los lugares más obscuros del universo que han sido vistos desde la Tierra.

Tecnología

Los astrónomos tardaron 30 años para crear un instrumento que pudiera ver los objetos más alejados del Universo. Sin embargo, el James Webb comenzó a planearse desde hace 20 años.

El principal problema es que la luz de los astros sale de los objetos celestes y tiene que atravesar el cosmos y tarda mucho tiempo en llegar a la Tierra.

Además, el universo se expande y la luz que viaja en cortas frecuencias comienza a tenerlas cada vez más y más largas. Por esto, no se puede observar los objetos con luz visible sino que debe ser con luz infrarroja.

De hecho, los humanos no podemos verla a simple vista, pero con la tecnología del James Webb que convierte la luz infrarroja en luz visible será posible. Así, la humanidad podrá ver la radiación de los objetos más lejanos.

Un buen telescopio debe ser grande para ver los detalles, pero también lo suficientemente pequeño para viajar doblado dentro de una sonda francesa, que es la que usa menos combustible para ir al espacio.

El telescopio debe estar muy frío para que pueda observar esta radiación infrarroja, desde temperaturas de menos 260 grados. Así, el instrumento posee un parasol que evita el calentamiento por los rayos del Sol. “Lleva un sistema de enfriamiento muy poderoso”.

Como la Tierra se encuentra rotando alrededor del Sol y da vueltas sobre su propio eje, lo óptimo es lanzar los cohetes desde el Ecuador. Y justo los franceses tienen un espacio en este punto ideal.

El telescopio cuenta con cuatro instrumentos: dos para analizar los objetos más alejados y dos para estudiar los planetas.

En su diseño participaron varias naciones, desde las canadienses, estadunidenses y por supuesto la Unión Europea. Sin embargo, la industria privada fabricó los instrumentos y el telescopio, desde paneles solares, computadoras, sistemas de refrigeración, en fin. Todo para que a través de la ciencia y tecnología se genere el mayor conocimiento posible.

Los astrónomos tendrán los datos exclusivos por seis meses, pero después de ese tiempo se subirán a la nube para que toda la humanidad tenga acceso en cualquier parte del mundo y esos datos puedan utilizarse, concluyó Julieta Fierro.

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