Expone en el MUAC

El tiempo y el dinero, abstracciones presentes en la obra de Julieta Aranda

Los fantasmas de la gentrificación espacial y de los espejismos del supuesto avance tecnológico y científico recorren esta serie

You had no ninth of may!, instalación. Foto: cortesía Julieta Aranda.

Nacida en Ciudad de México, en 1975, Julieta Aranda se mudó a temprana edad a Nueva York, donde primero estudió cine en la School of Visual Arts y luego, en 2006 obtuvo una maestría en Arte por la Universidad de Columbia. Su trabajo se ha exhibido en ámbitos fundamentales como la Bienal de Venecia, el Museo Guggenheim de Nueva York o Documenta, entre muchos otros.

La artista ha mantenido desde el inicio de su carrera un interés particular por el tiempo, por cómo los seres humanos hemos construido y convivido con esta abstracción que le da sentido a nuestras sociedades, de la misma forma que lo hacen otras abstracciones, como el dinero. Sin embargo, el lenguaje que usa abarca ámbitos muy concretos que intrigan y fascinan al espectador, como la ficción especulativa o el trueque, y aparatos creados por ella que cuestionan nuestra relación con la tecnología y la ciencia.

Después de años de exposiciones individuales en México y en todo el mundo, llega para Aranda la primera revisión de su obra, que ocurre en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM y que explora precisamente su trabajo desde la relación que guarda con el tiempo. Además, en la muestra titulada Coordenadas claras para nuestra confusión, se estrena la cuarta parte de su instalación Stealing one’s own corpse (Robando mi propio cadáver).

“El cine pasa en el tiempo, cuando dejé de hacer cine quise quedarme con el tiempo. Pensar en él como algo subjetivo, no como lo que se mide con un reloj, sino como una sustancia, y considerar que no hay un solo presente ni un solo futuro sino varios, y cómo se van tejiendo. Un libro que fue clave para mí fue el Congreso de futurología de Stanislaw Lem. De hecho, tengo una pieza en la que hay una serie de libros de ciencia ficción pulverizados dentro de un cubo. Son futuros que nunca pasaron”, comenta la artista conceptual.

De manera similar, la obra You had no ninth of may! habla de cómo el archipiélago de Kiribati decidió alterar la línea internacional del tiempo para que no dividiera su territorio en dos temporalidades, lo que nos devuelve a la arbitrariedad de estas mediciones humanas. Mientras que Time/ Bank, conocida obra de Aranda y Anton Vidokle, propone el intercambio de servicios por documentos que representan una medida temporal, prescindiendo del dinero, de tal suerte que los individuos pueden luego utilizar esa especie de billetes para intercambiarlos por otros servicios.

“Cuando el banco del tiempo estaba funcionando a todo lo que da, que fue cerca de 10 años, la idea era crear una economía que no estuviera basada en el sufrimiento de la jornada de diez horas, sino que le diera valor al tiempo de los artistas. Ese tiempo en el que a lo mejor no estoy haciendo aparentemente nada, pero estoy pensando o quizá soy abogado, aunque lo que de verdad me apasiona hacer es la jardinería. Entonces, sería eso lo que pondría en el banco del tiempo. Una economía basada más en el deseo que en la necesidad”, explica.

La Agencia Espacial Europea estuvo detrás de la posibilidad de enviar a Julieta Aranda a un entorno de gravedad cero, curiosidad que ella calcula que costó alrededor de 200 mil euros, y de la que se desprendió la serie Stealing one’s own corpse (Robando mi propio cadáver). De esta incursión resultó una primera obra que se dividió en dos, en la que la primera parte habla de los problemas que genera ese deseo de escapar de este planeta, mientras que la segunda parte señala específicamente de qué estamos escapando (nuestra relación conflictiva con los otros, la hostilidad, etc.), y la tercera parte tiene más relación con los animales, con preguntarse qué es la vida, nos cuenta Aranda.

“La cuarta parte, que se estrena en el MUAC, es sobre lo invisible, sobre las partículas subatómicas y sobre conversaciones que tuve con personas que trabajan en el Gran Colisionador de Hadrones de la Organización Europea para la Investigación Nuclear. También estuve filmando la lluvia de estrellas, conocida como las Perseidas, con integrantes de la comunidad seri, quienes son grandes astrónomos, y pude ver la relación que tienen con los astros. Ellos ven el tiempo de otra manera, son los referentes invisibles de los que hablo”.

Los fantasmas de la gentrificación espacial, de los espejismos del supuesto avance tecnológico y científico, recorren esta serie que se presenta acompañada de artefactos que recuerdan todo tipo de trampas para cazar animales, quizá un recordatorio fársico del autoengaño.

Coordenadas claras para nuestra confusión, de Julieta Aranda, se encuentra abierta al público en el MUAC, donde permanecerá hasta el próximo mes de mayo.

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