No todos tenemos el mismo nivel de responsabilidad

“El viaje al fin de la noche apenas comienza”: Francisco Serratos

El escritor afirmó que estamos viendo en tiempo real la destrucción de los medios que sustentan la existencia humana y lo absurdo es la poca importancia que le dan los gobiernos a ese problema

La realidad climática está rebasando, incluso, las predicciones de los propios científicos. Las personas con poder, los políticos, los empresarios no están actuando con la rapidez ni con la urgencia debida que demanda este problema y el viaje al fin de la noche apenas comienza. Este simplemente es un prólogo de lo que se aproxima, señala el escritor Francisco Serratos.

El doctor en Literatura por la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, dice en entrevista con Gaceta UNAM, que “estamos viendo en tiempo real la destrucción de los medios que sustentan la existencia humana y lo absurdo es precisamente la poca importancia que le dan los gobiernos a ese problema. Todas las soluciones que proponen, desde las metas para cero emisiones, el mercado de carbono, simplemente son fenómenos que se les conoce como greenwashing, es decir, que pintan de verde los problemas, pero no están atendiendo su raíz”.

Por ejemplo, indica, con la guerra “estamos viendo que hay mucha escasez de energéticos, en específico de combustibles fósiles. Los gobiernos en lugar de tomar eso como un incentivo para una transición energética justa, democrática, lo que están haciendo es extraer más petróleo, más gas, para que los precios de los alimentos, de los fertilizantes no estén tan caros. Esta es una oportunidad perdida en ese sentido, porque nos demuestra que no hay voluntad de ninguno de los políticos, sobre todo de países cuya responsabilidad histórica de las emisiones de dióxido de carbono son mayores. Estamos hablando de Estados Unidos, el mayor productor de petróleo en el mundo ahora y en lugar de rebajar esa producción la va a disparar. Estados Unidos está creando una bomba de carbono en este momento, a pesar de que es el país responsable de 40 por ciento de las emisiones históricas desde 1850, una sola nación y no está haciendo lo suficiente para remediar esa responsabilidad”.

En su libro El capitaloceno. Una historia radical de la crisis climática, editado por la UNAM, afirma que “estamos viviendo la sexta extinción de las especies y esta vez, a diferencia de los periodos Pérmico y Jurásico, las razones se conocen, se miden, se calculan, se sienten. No es la actividad volcánica. No es un meteorito. No es una fuerza divina. Nosotros somos la causa última del problema”.

Conciencia ecológica

Considera que no existe suficiente información para los ciudadanos. Por ejemplo, “no hay en este momento una clase oficial que todos los jóvenes tengan que tomar sobre la historia de la crisis climática y cómo llegamos a esto, a pesar de que es el tema que define el futuro de nuestra especie”.

Sobre el racionamiento del agua sostiene que eso es inseparable de la crisis climática. Los Estados lo están imponiendo, pero evitan hablar del consumo de las grandes corporaciones. ¿Qué es más importante, el agua que tú necesitas en tu casa o la creación de millones de litros de las refresqueras al día?

Recuerda que en inglés a esto se le llama small politics (pequeñas políticas), “que son el greenwashing que nos venden los gobiernos: no uses popotes, pero cuando vas al supermercado 80 por ciento de los productos que están ahí vienen en plástico. ¿Quiénes son los que se tienen que limitar en ese sentido? ¿Las corporaciones o las personas que vivimos el día a día para conseguir el mejor bienestar? Es una forma un poco tramposa en ese sentido de abordar el tema, de educar a la gente al respecto. Se dejan intactos los tejidos socio históricos e intereses políticos que están detrás del verdadero problema.

No todos tenemos el mismo nivel de responsabilidad, agrega. “Es importante decir que los seres humanos siempre hemos modificado los ecosistemas en los que vivimos. Todo sistema económico tiene un impacto ecológico, algunos mayor que otros; para construir un bienestar se destruye la naturaleza, y a eso le llamamos progreso”.

Sí somos los humanos la causa última, pero también la solución última más radical a la crisis climática, expone. Y “si la queremos resolver tenemos que ponernos en el centro de la solución y no sólo el interés de acumular riqueza, porque la acumulación de ésta no tiene absolutamente nada que ver con el bienestar humano”.

¿Hay alguna esperanza de revertir la crisis climática?

“Sí, de acuerdo al último reporte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático. De hecho, ya contamos con las tecnologías para reducir hasta 50 por ciento las emisiones globales de todos los sectores económicos. ¿Por qué no se ha hecho? Porque no hay voluntad política y económica para ello, debido a que se atentaría contra los privilegios de una clase social que yo llamo la polutocracia, que lucra con esa destrucción ambiental.”

La buena noticia es que sí tenemos opciones. Por ejemplo, lo que los pueblos amazónicos llamarían el buen vivir, que es alcanzar una comodidad personal y social en armonía con los ríos, con las montañas.

Francisco Serratos presentó su libro El capitaloceno. Una historia radical de la crisis climática durante el Festival de Arte y Ciencia El Aleph.

También podría gustarte