Ana López, académica de la Facultad de Medicina

El vitiligo no es un mal contagioso, pero genera rechazo de la sociedad

Entre 2 y 6 % de los mexicanos padecen esta enfermedad crónica.

Las personas que tienen vitiligo –enfermedad crónica caracterizada por generar manchas blancas en la piel– enfrentan rechazo de la sociedad, pero debe subrayarse que ésta no es contagiosa.

Así lo afirma la académica de la Facultad de Medicina de la UNAM e integrante de la Clínica de Oncodermatología de la FM en el Hospital General de México, Ana Florencia López Ornelas, quien llama al respeto e inclusión de las personas con este padecimiento, que se calcula representan entre el 2 y el 6 % de la población mexicana.

“Lo más importante es entender que no se contagia, que hay individuos que por más que les den tratamiento no van a mejorar y son muy valiosos. Como médicos sabemos que no pasa nada, cada persona tiene características únicas y debemos hacerlas sentir que ellas poseen algo que las hace diferentes, pero no es malo”, explica la especialista.

Destaca también que es muy importante visibilizar su salud emocional, pues el rechazo que sufren afecta su calidad de vida. “Hay pacientes con piel muy blanca, a los que prácticamente no se les notan las manchas y aun así se aíslan, porque todo el mundo los cuestiona o los agrede”.

El vitiligo, prosigue, forma parte del grupo de padecimientos conocidos como psicodermatosis, que son “como un círculo vicioso”. Los pacientes tienen una carga genética que causa que presenten vitiligo, esto los estresa y en su cuerpo aumentan ciertas hormonas que hacen que su sistema inmunológico esté más activo y empeore esta enfermedad.

“A veces los médicos olvidamos que tenemos que trabajar como equipo, y a los pacientes les da miedo cuando les hablamos del psicólogo o psiquiatra y se niegan a acudir, pero es importante dar ese tratamiento completo, porque si no pueden gastar miles de pesos en los medicamentos y no van a mejorar, hasta que no veamos la parte emocional”, agrega.

López Ornelas explica que esta es una enfermedad de la que se desconocen sus causas exactas. Lo que sí se sabe es que una persona con padres o hermanos con vitiligo tiene más riesgo de padecerlo, aunque también lo presentan quienes no cuentan con ningún antecedente familiar.

Además, influyen factores ambientales como el contacto con ciertos productos químicos, como los hidrocarburos. Hoy en día hay estudios que apuntan a que ciertos tintes de cabello lo podrían ocasionar.

De igual forma, el estrés físico está entre las causas de este padecimiento. “Los melanocitos, que son las células que producen pigmento en nuestro cuerpo, no tienen la misma capacidad para adaptarse al estrés oxidativo, que es cuando estas células se exponen a determinados estímulos ya sea radiación solar o químicos, entre otros”.

“Normalmente el cuerpo puede restaurar los daños que suceden, pero el de las personas con vitiligo tiene cierta incapacidad para realizar esas reparaciones”, detalla la especialista.

Atención temprana

El padecimiento, remarca, se caracteriza por la aparición de manchas blancas y se presentan porque los linfocitos T “se confunden” y atacan a los melanocitos.

La experta refiere que a nivel mundial entre el 1 y 2 % de la población sufre esta enfermedad. La India es el país en que se registra con más frecuencia, seguida de México y Japón.

Además, se manifiesta en personas de todas las edades, aunque lo más común es que surja entre los 10 y los 30 años. “Muchas veces pueden tener un solo episodio y se controla, pero ya hay un antecedente y en cualquier otro momento de la vida es posible que se desencadene. Hay pacientes que una vez que empiezan, siguen toda su vida con manchas”.

Por ello, la universitaria subraya que ante cualquier cambio en la piel que persista por más de dos semanas, se debe acudir al médico de primer contacto o al dermatólogo, pues mientras más rápido se reciba atención, hay mayores posibilidades de quitar las manchas.

“Sabemos que cuando las personas llevan más de seis meses con estas manchas, la probabilidad de repigmentar la piel es menor al 50 %”, menciona.

El tratamiento depende del momento en que se encuentre la enfermedad: se puede recetar cortisona en crema o tomada o derivados de limón llamados psoralenos, entre otros. En personas con muchos brotes de vitiligo o que no responden al tratamiento, se les realizan estudios tiroideos, para descartar que padecimientos de este tipo los estén causando.

“Hay ciertos subtipos de vitiligo que no responden bien al tratamiento: cuando es en un solo segmento; o si se presenta en las puntas de los dedos, no vuelven a pintarse; alrededor de la boca también cuesta mucho trabajo repigmentar”, indica la académica de la UNAM.

Los pacientes con esta enfermedad tienen más riesgo de presentar cáncer de piel, por lo cual no deben exponerse a la radiación solar y utilizar protector solar, y esto debe convertirse en un hábito, en una medida de autocuidado de toda la población, finaliza.

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