En cuarentena por COVID-19, estrés puede empeorar dermatitis atópica

Dermatóloga de la UNAM recomienda a la población baño diario y lavado de manos con jabón autorizado por la OMS.

En la cuarentena por la pandemia de Covid-19, el estrés asociado a trastornos emotivos (miedo a infectarse) puede desencadenar o empeorar una dermatitis atópica.

También, dice la dermatóloga de la UNAM, Rosa María Ponce, que factores externos como el clima (mucho calor o frío), el “sudor propio” o irritantes externos como el jabón, pueden agravar esta dermatosis persistente, antaño llamada neurodermatitis.

El lavado frecuente de manos y el uso de alcohol y sobre todo de resinas en gel, empeoraría esa dermatitis en “un paciente atópico que presenta sensibilidad”, subraya la académica de la Facultad de Medicina.

El estrés, aunque no solo propiciado por la pandemia de Covid-19 que se expande por el mundo, sino también por algún problema laboral, escasez monetaria, conflicto familiar (divorcio), puede detonar o exacerbar también la alopecia areata o caída de cabello en círculos.

El miedo al contagio podría exacerbar las psicodermatosis que son materia terapéutica de psicólogos y psiquiatras. Un ejemplo es la dismorfofobia: miedo irracional o percepción errónea de la realidad, que propicia delirios de parasitosis. No se trata con productos dermatológicos, sino con fármacos y ayuda psiquiátrica.

El estrés extremo por trastornos psicológicos, entre ellos el miedo al contagio, propiciado por una pandemia real pero también por noticias falsas, agravaría -además de alopecia areata y delirio de parasitosis- psicodermatosis como la tricotilomanía (jalar o arrancarse el cabello), la onicofagia (morderse las uñas) y la onicotilomanía (arrancarse o cortarse las uñas de manera excesiva y reiterada), así como las excoriaciones neuróticas (arrancarse fragmentos de piel).

Una enfermedad de la piel, asociada a la convivencia en hacinamiento en espacios reducidos -señala la dermatóloga-, es la escabiosis o la llamada sarna.

Otra sería la pediculosis de cuerpo. Si hay alguien contagiado de piojos y con la cercanía (como sucede con niños y niñas en la escuela que se abrazan y prestan gorras o diademas) se los pueden pasar a sus familiares.

Durante la contingencia epidémica, hay que bañarse con agua y sol. El aseo del cuerpo debe ser diario. Adultos mayores (si padecen alguna dermatosis) un día sí y otro no, pues son pacientes sin mucha actividad física y “ya no sudan tanto”.

Los baños de sol deben ser de tres y cinco minutos al día, en el patio, la azotea o en un ventanal. “Son buenos para calcificar nuestros huesos”. Si uno se expone más tiempo al sol, sea de piel morena o blanca, debe usar bloqueador solar, ropa y gorra.

Ponce aclara que no hay infecciones cutáneas por coronavirus. El Covid-19 entra al organismo por la boca, la nariz y los ojos y afecta “la conjuntiva, los pulmones y los bronquios””.

No es el único “virus respiratorio”. Hay muchos otros que afectan la salud. Por ejemplo, hay adenovirus, virus de la influenza, virus respiratorio sincicial, rinovirus y el de la parainfluenza.

Finalmente recomienda un lavado adecuado de manos (sin fricción en exceso para no generar heridas en el caso de quien padece dermatitis atópica). Así como usar el tipo de jabón recomendado por la OMS, que son los que contienen cualquiera de los siguientes ingredientes: cloroxilenol, clorhexidina, hexacloruro de gamabenceno, yodoforos, triclosán y alcohol.

El triclosán viene en muchos limpiadores antibacteriales y en jabón que venden en el supermercado; el hexacloruro de gamabenceno, en jabones quirúrgicos.

En la calle, en una emergencia, hay que usar gel antibacterial, pero al llegar a casa, nunca sustituir el lavado con jabón, ya que éste permite bajar la cantidad de grasa “del manto lipídico” que cubre la piel, “para que el Covid-19 se vaya”.

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