En EE. UU., reñida batalla poselectoral

El hecho de que los demócratas mostraron tener más fuerza de lo que las encuestas reflejaban puede dar pie al negacionismo electoral por parte de algunos grupos radicales

Foto: Reuters.
Aunque el Partido Republicano en Estados Unidos tome el control de la Casa de Representantes, los resultados hasta el 9 de noviembre mostraban una reñida batalla por el Senado, con tres estados por definirse: Arizona, Nevada y Georgia.

Los medios estadunidenses e internacionales dan cuenta de una sorpresa demócrata: “Los demócratas desafían las esperanzas republicanas”, “Resultado desalentador para los republicanos, aunque las cámaras siguen en juego”, “Los demócratas desafían las expectativas.

Para Juan Carlos Barrón Pastor, secretario académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), estos resultados pueden dar pie al negacionismo electoral, sobre todo por parte de algunos grupos radicales: “Lo que está por verse es si los seguidores de Donald Trump aceptarán los resultados o repetirán su discurso de fraude. Se ha demostrado que son malos perdedores y en esta ocasión se enfrentarán a una situación contrariante”.

Barrón Pastor comenta que “se puede esperar un escenario de alta controversia con grupos políticos movilizados, cuestionando procedimientos, resultados. Como lo vimos, es una elección muy reñida, muy cerrada que va a costar y será muy difícil que dé los resultados a la velocidad que estamos acostumbrados, porque hay que ser más cautos a la hora de entregarlos. Por esto mismo, conforme pasan los minutos, después del cierre de la jornada electoral, habrá mucha tensión”.

Lo que está en juego

Además del control de la Casa de Representantes y las elecciones en algunos estados, hay mucho más en juego: el futuro político de Joe Biden y de Trump. Pero, además la credibilidad de la democracia estadunidense en sí, lo que causa tanta tensión y violencia. “Tenemos a una gran mayoría de simpatizantes de Trump que comparten la creencia de que en 2020 hubo un fraude. Esto se ha constituido como parte de su identidad. Así que tenemos a muchísimos candidatos republicanos, no solamente de la Casa de Representantes, sino de los gobiernos estatales, que la comparten y ocuparán nuevas posiciones de poder e influencia, lo que podría traer problemas al funcionamiento de la democracia estadunidense”.

Barrón añade que “hay preocupación por el funcionamiento y la necesidad de una mejora del sistema electoral de Estados Unidos, lo cual mucha gente cree. Pero lo difícil en este momento es que la polarización hace que tanto demócratas como republicanos piensen que es el otro bando el que está queriendo destruir la democracia”.

¿El regreso de Trump?

Para Barrón, “esperamos que el 15 de noviembre Trump, ya con los resultados electorales, pueda anunciar el inicio de una precampaña con miras a recuperar el poder en 2024. Durante este año ha dirigido sus esfuerzos en esa dirección, y también es claro que el gobierno de Biden ha hecho todo lo posible por atacar el entorno del expresidente, criminalizar actores clave de su gobierno. La comisión del 6 de enero también va a funcionar en esa dirección”. Y añadió que “es altamente previsible que Donald Trump esté de regreso en un proceso preelectoral muy largo, para retomar el poder en Estados Unidos”.

La importancia para México

Sobre lo que significa para México, el universitario apunta: “creo que la agenda del gobierno de México y de la Cancillería en relación con el control de las armas es un aspecto que vincula los intereses del actual gobierno de México con el estadunidense y podría funcionar como un punto de encuentro muy importante para ambos países. Es necesario que sea más efectivo y, por lo tanto, allí está la Cancillería buscando mantener ese punto de encuentro, cosa que no pasaría si estuviera Donald Trump”.

En materia de inmigración, “el gobierno de Biden se está preparando para superar el ominoso récord de Barack Obama para el próximo año en materia de deportaciones. Se espera que haya una deportación masiva. Hay una contradicción, porque los demócratas se dicen más proclives a entender y aceptar la situación de los migrantes y refugiados, pero, paradójicamente, por su mismo temor a que se les acuse de ser demasiado flexibles o amables con ellos, son muchísimo más duros que los republicanos”.

“Yo creo –termina el especialista– que el gobierno de México actualmente tiene muchos puntos de conectividad institucional como para preocuparse por lo que pasará en dos años. Estos dos años serán muy importantes y ojalá que hubiera avances en materia migratoria, pero yo creo que el meollo del asunto estará en el control de armas”.

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