En espera de eruditos, 50 mil tomos en el Palacio de la Medicina

Vasta información histórica, filosófica, ética y antropológica

Fundado en 1956 el archivo ha ido creciendo gracias a donaciones y rescates de documentos.
Fundado en 1956 el archivo ha ido creciendo gracias a donaciones y rescates de documentos.

La historia de la enseñanza de la medicina en el país está en cerca de 50 mil tomos escritos en francés, italiano, alemán, español antiguo y latín, que datan desde el siglo XVI a la fecha, resguardados en la Biblioteca Histórica Doctor Nicolás León, así como en el Archivo Histórico –libros, expedientes y legajos clasificados en secciones según su procedencia–, con información del progreso médico desde la Universidad Pontificia a la actualidad.

Tanto el Archivo Histórico de la Facultad de Medicina y la Biblioteca Histórica Doctor Nicolás León se hallan en el Palacio de la Medicina, donde, desde la mitad del siglo pasado, se escolta y cuida la memoria de la sabiduría médica en México.

“Y todos estos tomos, incluidos 600 escritos en latín, de los siglos XVI y XVIII, están a la espera de los eruditos”, dijo Óscar Maya Corzo, bibliotecólogo, encargado de la Biblioteca Histórica Doctor Nicolás León.

La charla con Maya Corzo es en la parte superior del recinto. Hay estantes con libros en todas las paredes. Un par de caricaturas de Rafael Freyre de los doctores Juan Ramón de la Fuente (exrector de la UNAM) y de su padre, el siquiatra Ramón de la Fuente Muñiz, y un cuadro al óleo titulado El final de la operación, que representa a Conrado Zuckermann realizando a finales de los años 40 del siglo pasado, junto con su hijo del mismo nombre, la primera operación de cáncer en México a una mujer. Federico Villaseñor, su marido, es el autor del cuadro, donde también aparecen Pedro Benítez, anestesista, y la enfermera Victoria Acosta.

Maya Corzo informó que la biblioteca, por necesidades de espacio y para estar más cerca de las aulas de enseñanza, será trasladada a otra zona del mismo palacio, denominada La secundaria. Señaló también que en ella se satisfacen las necesidades de información sobre historia, filosofía, ética y antropología médica de los profesores, investigadores, estudiantes, comunidad médica y del público en general.

El Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina así como su biblioteca fueron creados en el año de 1956 por el doctor Francisco Fernández del Castillo, quien clasificó, ordenó y catalogó el archivo histórico de la Facultad.

Al sitio asisten unos mil 500 usuarios al año, quienes pueden consultar obras médicas, italianas, barrocas, venecianas y libros de los médicos españoles Francisco Bravo y Agustín Farfán. Además está la publicación de Nicolás Hernández, protomédico de Felipe II, y textos de medicina tradicional y herbolaria. Hay trabajos de Juan Pablos, Pedro Carte, editor no sólo de obras religiosas sino también médicas; libros de los médicos españoles Francisco Bravo y Agustín Farfán.

Allí hay trabajos valiosos que han enriquecido el conocimiento de la historia de la Medicina, ediciones que hablan del pasado, textos antiguos obtenidos en librerías de viejo, así como reproducciones facsimilares de piezas importantes: el Códice Veitia, el Dioscórides grecolatino y el Códice Osuna, traídos de España.

El Códice Veitia cuenta las tradiciones que tenían los indios para celebrar sus fiestas y se adquirió un facsímil del original que está en la Biblioteca del Palacio de Madrid. Es de los llamados libros pintados y junto con la arqueología, constituye la fuente más significativa para explicar el pasado de los pueblos indígenas que habitaron México y América Central.

Salvaguardar la historia

Xóchitl Martínez Barbosa, coordinadora, desde hace 15 años, del Archivo Histórico de la Facultad de Medicina, y Jorge Zacarías, licenciado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras y uno de los encargados del mismo, coincidieron que el principal fundamento es salvaguardar la historia de la institución, preservar, no sólo de manera intelectual, sino también de utilidad social, los documentos, así como su ordenación, clasificación y catalogación.

Zacarías, cuyas líneas de investigación son la historia de la medicina mexicana durante el siglo XIX, las biografías de médicos mexicanos de los siglos XIX y XX y la historia de las instituciones médicas mexicanas, comentó –medio en serio, medio en broma– que toda la colonia de Los Doctores se encuentra en el Archivo Histórico:

“Todos pero todos los doctores que dan nombre a las calles de esa colonia están aquí. Su obra, sus biografías, sus trabajos, sus intervenciones médicas, sus logros, sus escritos, sus estudios.”

Identidad nacional

Martínez Barbosa expresó que en el Archivo Histórico “se puede hallar la identidad nacional de la medicina en el país”; mencionó algunas de las pertenencias: libros del protomedicato (1762), la historia de la escuela de medicina (1833-1946), en 595 volúmenes. Abierto al público, para investigadores y tesistas, ahí se guardan los antecedentes de la Secretaría de Salud y están los documentos de la Facultad Médica del DF, desde 1888 hasta 1940, los del Consejo Superior de Salubridad, así como los que van de 1833 a 1900. Tiene el archivo dos fondos: el de Anatomía,
de 1941 a 2001, y el del Departamento de Filosofía, de 1956 a 1983. Las necropsias de 1939 a 1961, realizadas en el Hospital General.

Fundado en 1956 por el doctor Raoul Fournier, para construir un fondo de información histórica, el Archivo ha ido creciendo gracias a donaciones y rescates de documentos, “algunos de pasillo”, reconoció la doctora Martínez Barbosa.

José Joaquín Izquierdo Raudón, médico, historiador, investigador, catedrático y académico, quien se especializó en Fisiología, publicó diversas obras sobre esta materia y sobre la historia de la ciencia en México. De sus trabajos hay 43 cajas con 400 expedientes, manifestó Martínez Barbosa.

Hay nombres olvidados, como el de Ramón Pérez Rivera, farmacólogo, refugiado español, quien profesionalizó la farmacología. Sus trabajos, estudios y correspondencia, fueron donados por sus hijos. En los años 40 y 50 del siglo pasado, México era líder mundial en este ámbito.

Está la historia del primer endoscopista de México, Enrique Santoyo Rodríguez, a quien la Clínica Mayo le publicaba artículos. Trabajó en el hospital La Raza, fundó un modesto departamento de endoscopia en la clínica 11 del Seguro Social y en 1948 se trasladó al sanatorio 2 del mismo instituto. Finalmente, estableció el Servicio de Endoscopia del Centro Médico La Raza.

También se incluye la obra del doctor Conrado Zuckermann, reconocido por haber impulsado la creación del Instituto Nacional de Cancerología del cual fue su director y quien durante su ejercicio profesional contribuyó al desarrollo y prestigio de tres especialidades: oncología, cirugía y ginecología.

El final de la operación, de Federico Villaseñor. Fotos: Juan Antonio López.
El final de la operación, de Federico Villaseñor. Fotos: Juan Antonio López.

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