Jornadas internacionales en honor al escritor portugués

En la UNAM permanece viva la memoria de José Saramago

Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la UNAM, y Pilar del Río, viuda del novelista y presidenta de la fundación que lleva su nombre. Foto: Benjamín Chaires.
José Saramago es muy querido en México, no sólo por su obra literaria de gran valía para la literatura en habla portuguesa y la universal, sino por su vocación humanista y su dimensión ética, afirmó el secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.

Al inaugurar las I Jornadas Internacionales de Estudios Afro-luso-brasileños en memoria de José Saramago, en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), dijo que en la Universidad Nacional, la memoria del escritor nos acompaña de forma permanente a través de la cátedra que lleva su nombre. Esta casa de estudios no podía faltar al centenario del natalicio del ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998.

Aquí se plantea el estudio de la cultura portuguesa en su sentido más amplio: en Portugal, en Brasil y en toda esa raíz que se dejó en el continente africano y esto, sin duda, permite entablar un diálogo que augura un futuro muy prometedor para los estudios afro-luso-brasileños, inspirados en la obra de Saramago, recalcó.

“Si seguimos difundiendo las aportaciones de José Saramago, habrá quien dentro de 100 años mantenga vivo su legado y siga discutiendo su obra. Ese es el mejor modo de tenerlo presente entre todos nosotros”, sostuvo Lomelí.

La directora de la FFyL, Mary Frances Rodríguez Van Gort, subrayó que la obra de Saramago es reconocida y ha sido laureada en el mundo entero. “Su sabiduría, generosidad y sinceridad han enriquecido no sólo al universo literario, sino al pensamiento humano. Su vocación profundamente humanista y su compromiso social hicieron de su obra un alegato en contra de las injusticias que persisten en perjuicio de las personas más desfavorecidas”.

Su influencia va más allá de la expresión artística; convencido de que las cosas, para cambiar, necesitan de palabras movilizadoras e ideas justas, creó uno de los universos literarios más potentes del siglo XX. Su crítica moral y social tomó forma en parábolas y alegorías que nos revelan los claroscuros más profundos de la condición humana, mencionó.

La obra de José Saramago, quien el pasado 16 de noviembre habría cumplido un centenario, es elocuente, lúcida y sensible, como él mismo. Fue un autor de muchos registros; por ello, sus lecturas abarcan diversos géneros literarios, como novela, crítica literaria, memorias, poesía, crónica, ensayo y literatura dramática, entre otros, indicó.

João Caetano da Silva, embajador de Portugal en México, destacó que las Jornadas se constituyen en un encuentro científico y académico único en el país, enteramente dedicado a la memoria de Saramago, quien tuvo una fuerte relación con México, y es el único Premio Nobel de Literatura de lengua portuguesa.

En el centenario de su nacimiento, felicitó a la Universidad Nacional –la mayor universidad de América Latina hispánica y la única que cuenta con una licenciatura integral en Letras Portuguesas– por estas Jornadas.

El embajador de Brasil en México, Fernando Coimbra, calificó a Saramago como uno de los mayores autores en la historia de la literatura mundial. De ahí la importancia de las Jornadas convocadas conjuntamente por las cátedras extraordinarias de la FFyL, José Saramago y João Guimarães Rosa, respectivamente vinculadas a las embajadas de Portugal y Brasil en México.

Este encuentro, opinó, es una valiosa oportunidad de diálogo entre las naciones lusófonas y México, que debe ser incentivado y ampliado. “Nos llena de alegría ver a tantos académicos de nuestros países en mesas no sólo sobre José Saramago, sino sobre literatura de nuestras naciones” y los desafíos de la traducción, entre otros aspectos, puntualizó.

Alma Delia Miranda Aguilar, responsable de la Cátedra Extraordinaria José Saramago de la FFyL, expresó que celebrar estas I Jornadas Internacionales de Estudios Afro-luso-brasileños requirió de muchos años de trabajo en los que han participado numerosos actores.

Al pisar la Facultad, en 1998, Saramago no imaginó que su palabra, en México en general, y en la Universidad en particular, sería tan fértil. Celebrémoslo “no sólo por su ética, en tanto que personalidad pública; no sólo como esteta, en tanto que autor, sino también como gran embajador de toda una literatura”.

En representación de la Fundación José Saramago, Carlos Reis, comisario del Centenario, refirió que este aniversario puso de manifiesto que no hay uno, sino muchos “Saramagos”: novelista, cuentista y dramaturgo, de lo cual se han inspirado otras muchas manifestaciones artísticas en distintos lenguajes y contextos, como el cine, la danza, la pintura o la televisión.

Pero en toda su producción literaria hay algo en común: su vocación humanista, y con ella se relaciona la dimensión ética.

Cabe destacar que en la inauguración, estuvo Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago.

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