¡Quiero ser científica!

Encuentro de niñas con expertos de Ciencias Nucleares

Dan respuesta las investigadoras a múltiples preguntas de las futuras universitarias

Foto: Erik Hubbard.

De entre esos cerebros en desarrollo emergen vocecitas de nube, con dicción, sistematizadas, con frases ocurrentes y argumentadas, son los sueños in situ, las fuerzas básicas del ejercicio científico. Se trató de 15 niñas que desde su curiosidad son ya metodólogas, en un encuentro con integrantes del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) a propósito del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Celebrado en el Auditorio Marcos Moshinsky, este evento arrancó con la intervención de la física Ana Leonor Rivera López del ICN, quien se autodenominó complejóloga, por su especialidad en los denominados Sistemas Complejos, acerca de los cuales explicó que no son más que “una nueva visión científica, con componentes entrelazados, vínculos estrechos y de interdisciplina”.

“Entonces con eso, ¿habrá algo que no estudies?”, preguntó la niña de la tercera fila, de la que pendían sus pies del asiento, lo que ocasionó el rubor total de su mamá, que abría al máximo los ojos con la mirada fija.

El encuentro, presentado y moderado por Gabriela de la Torre, también investigadora del ICN y directora del Programa Adopta un Talento (PAUTA), el cual impulsa la aptitud para las matemáticas y las ciencias en niñas, niños y jóvenes con talleres, cursos y actividades para ellos, sus padres y docentes, contó con la presencia también de Violeta Álvarez Venicio, quien indicó que ella como química se dedica a sintetizar compuestos y fraguar la labor interdisciplinaria.

“No olviden que la química está en todo, porque como refiere la definición: es el estudio de la materia y los cambios que ocurren en esta”, precisó.

¿Cosmetóloga?

Llegó el turno de Celia del Carmen Escamilla Rivera, quien labora en el Departamento de Gravitación y Teoría de Campos del ICN, dedicada a “todo lo que sucede en el cosmos, es decir, transformo las observaciones en ecuaciones.

“Soy cosmóloga, a pesar de que los buscadores en Internet a veces pretenden corregir y sustituir automáticamente la palabra por la de cosmetóloga, y eso es otra cosa”, dijo ante las niñas cautivas con su oratoria amena y didáctica.

La doctora en Ciencias, Tecnología y Observación Espacial de la Universidad del País Vasco, España, confesó a las pequeñas que tenía únicamente cuatro años de edad al momento de escuchar por vez primera la palabra física.

“Nunca olviden que un físico siempre se hace preguntas. ¿Han pensado alguna vez la edad del universo?, para recordarlo en años, pongan 3.7 y nueve ceros a la derecha.”

De manera puntual, Celia Escamilla, respondió una a una la ráfaga de preguntas de las científicas en ciernes. Lo mismo se refirió al hidrógeno y al helio como los elementos más importantes de la existencia, que al ruido que emitían los televisores análogos cuando no tenían señal, el cual está basado en el origen del universo.

Además mencionó que este se encuentra compuesto de materia bariónica 51 por ciento; materia oscura 27 por ciento; y energía oscura 68 por ciento, no necesariamente suma cien por ciento.

A la pregunta esperada sobre la existencia de vida fuera del globo terráqueo, la investigadora expresó que sin duda la hay. “Si existe fuera de este planeta, si hay agua, hay vida, y así puede evolucionar, lo que no sabemos es qué tipo de vida es”.

Más adelante señaló a las pequeñas considerar que las matemáticas son el idioma universal, que son la llave de la investigación científica. “Les recomiendo que las estudien y también lo hagan con la lengua inglesa”.

Gran oportunidad

Finalmente, María del Pilar Carreón, también investigadora del mencionado Instituto, donde también se desempeña como secretaria académica, realizó una práctica experimental con nitrógeno, y pidió a las niñas no renunciar nunca a lo que les guste, dejó en claro que tienen una gran oportunidad de realizarse como nunca antes. Así, la búsqueda de reforzar vocaciones tempranas estaba cumplida cuando la más pequeña de las asistentes le gritó: “¡Yo quiero ser científica!”

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