Presenta el Lansbiodyt un biosensor para detectar virus del papiloma humano
Equipo de la Facultad de Ciencias gana concurso de innovación
Programa en el que participan el INCMNSZ, la FCA, el C3 y el Seminario de Investigación Interdisciplinaria en Biomedicina
Un equipo de científicos del Laboratorio Nacional de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y Terapia (Lansbiodyt), de la Facultad de Ciencias (FC), ganó el premio del jurado del Programa de Incubación para Emprendimientos Científicos en Salud 2023 (PIECS) con el proyecto Unidad versátil de análisis de biomoléculas para detectar virus de papiloma humano (VPH).
Se trata de un programa desarrollado por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), el Centro de Estudios de la Complejidad (C3) y el Seminario de Investigación Interdisciplinaria en Biomedicina.
Tatiana Fiordelisio Coll, responsable del Lansbiodyt y encargada de coordinar al grupo de 30 científicos multidisciplinarios para esta innovación, expresó que mediante un programa intensivo en el que se implementó la metodología EBELI (Evidence Based Entrepreneurship and Lean Innovation) lograron enfocarse y encontrar el problema de salud en el cual podían aportar el mayor valor.
En poco más de cuatro semanas 27 equipos con diversos proyectos trabajaron en el desarrollo de sus propuestas innovadoras y en un modelo de negocio cuyo objetivo es llegar a un usuario final.
Un jurado conformado por directores de institutos de salud y empresarios otorgó el premio al equipo del Lansbiodyt por haber presentado un proyecto que desde la concepción de la idea hasta el producto –y considerando el usuario final– tiene viabilidad, factibilidad y madurez.
“Esto nos abre puertas porque finalmente son empresarios e instituciones que se interesan en que el proyecto llegue a buen puerto, a un destino final. El premio fue porque lo que presentamos tiene un impacto importante y viabilidad técnica; el jurado decidió que merece seguimiento y apoyo. Después de haber ganado hemos tenido varias reuniones para ver en qué necesitamos trabajar; por ejemplo, mejorar el diseño, desarrollo industrial para que quede mejor el empaque, hacer más sólida nuestra parte de negocio, cómo lo vamos a producir, maquilar, cómo lo vamos a distribuir, entre muchos otros temas”, afirmó la investigadora.
Prueba rápida, confiable y barata
El proyecto con el que ganó el equipo consiste en generar una prueba rápida, confiable y sensible para la detección del virus de papiloma humano, tomando en cuenta que en el Lansbiodyt tienen la experiencia con el desarrollo del biosensor para detectar Covid-19.
La idea de incidir en este tema tiene que ver con un escenario en que mueren más de 1,900 mujeres de cáncer cervicouterino y hay más de 4,000 nuevas infectadas de papilomas cervicouterinos al año.
“En este proceso de investigación nos dimos cuenta que más del 70 % de las mujeres en México no se hacen jamás la prueba de papanicolaou para detectar papiloma, son más o menos 23 millones; eso conlleva a tener un alto porcentaje de muertes por cáncer cervicouterino. Es evidente que tenemos que aportar a eso, porque es un cáncer prevenible si se detecta a tiempo.”
Otro aspecto por el que decidieron abordar este tema fue que la prueba que se hace con mayor frecuencia es el papanicolau, lo cual presenta diversos problemas en México. “Uno de ellos es que la toma de muestra la hace un ginecólogo y la mayoría son hombres. Ir al ginecólogo todavía es, en muchas partes de nuestro país, un tabú; muchos maridos, novios, no dejan que las mujeres vayan a que las revise otro hombre. Y las mismas mujeres no están dispuestas tampoco. Otro punto es que todas sabemos que la toma de muestra en sí misma es una tortura, una experiencia incómoda, desagradable. Aunado a que no hay ginecólogos en todos lados, todo esto representa un enorme filtro para que ellas no se hagan la prueba”.
Para la investigadora, otra problemática es que el papanicolau es una prueba citológica y resulta subjetiva al depender de las habilidades y conocimientos de quien la hace y analiza, es decir, un patólogo.
“El siguiente grave problema es que en este proceso de aprendizaje entrevistamos a muchos patólogos y nos decían que casi 60 % de las muestras no llegan bien. Entonces, ya te animaste a ir, ya pasaste todo el sufrimiento de la toma de muestra y resulta que ésta no sirve, por lo tanto no vas a regresar. Además es una muestra que en los mejores lugares tomados llega a tener hasta 20 % de falsos negativos, es decir, que no está bien clasificada; en nuestro país llega a ser hasta del 60 %”.
Si bien existe también la prueba de PCR, a la que estamos familiarizados con el tema de Covid-19, es cara y requiere equipo y personal calificado. Este es el único estudio compatible con lo que se llama “autotoma” de muestra y que permite hacer un PCR, la cual es una prueba más sensible que la citológica.
En este panorama, el equipo está trabajando en un dispositivo compatible con la “autotoma” segura de muestra con el que los médicos familiares en pequeñas clínicas de salud privadas podrán utilizar el biosensor y el lector en su consultorio, y obtener un resultado en 45 minutos en forma automática.
A través de una técnica de hibridación, semejante a la PCR, se puede tener un resultado fluorescente, sin necesidad de amplificación. Sólo se coloca la muestra en el chip y el equipo desplaza perlas magnéticas para que se realicen las reacciones hasta obtener el resultado en pantalla. Con esto se resuelven otros problemas detectados, como la dependencia de un experto y diversos equipos para evaluar el resultado.
“Creemos que con esas ventajas las mujeres en cualquier lugar, solas, toman su muestra, la meten en un tubito y podemos hacer la prueba como la de Covid-19; es decir, una reacción que detecta el ADN del virus del papiloma, y saber si hay una infección o no. Y todo eso más rápido, más barato, más sencillo y compatible con la ‘autotoma’. Esa es la propuesta que presentamos, y es la que ahora como laboratorio nacional estamos desarrollando. Evidentemente todavía no está terminada, necesitamos pasar todas las fases de verificación, validación, etcétera.”
Han empezado ya el trámite para certificarse y poder ofrecer un servicio con el cual probarán su método, pero en el que también podrían hacer PCR para la detección del VPH, tal como lo hicieron con la detección de Covid-19, mientras validan el suyo.
“Ofrecer el servicio por detección de PCR para poder validar también el nuestro, ése es el plan. Estamos haciendo las adecuaciones en infraestructura, en espacio, del personal que puede hacerlo, y sobre todo la certificación que nos permita hacerlo.”
En principio este proyecto lo van a trabajar con el Departamento de Biología de la Reproducción del INCMNSZ.
“El dispositivo final que esperamos tener en un par de años es una prueba como las rápidas que usamos para Covid-19, de antígenos, en la que coloques tu muestra o el médico o la enfermera, y puedas ver si hay un color rojo, verde, y de ahí decir: ‘usted tiene probablemente una infección’ e ir con un especialista. Con ello lo que pensamos es que podemos aumentar el tamizaje, que más mujeres al menos se hagan la prueba. Definitivamente después tienen que ir con un experto, pero al menos aumentamos el tamizaje”.
Retos y responsabilidad social
El trabajo previo que tuvieron con el biosensor para detectar Covid-19 se relaciona con este nuevo proyecto, porque ambos son un virus. En el caso de Covid es un virus de ARN que está en vías respiratorias, y en el de VPH es un virus de ADN, el cual carece de membrana, lo que hacía más difícil la detección en el anterior.
“Todo lo que aprendimos en Covid, lo que enfrentamos en ese caso, incluida la parte normativa de lo que hay que hacer, lo vamos a aplicar, entonces esperamos que esté mucho más rápido. En este caso la complejidad es que hay muchas más cepas, en papiloma cervicouterino son 50 cepas y de esas por lo menos cuatro (la 16, 18, 31 y 51) son las de mayor peligro de causar cáncer. Ése es el reto de este sensor: escoger los sitios que vamos a reconocer del virus, porque son muchas más cepas.”
En el proyecto está participando todo el equipo del Lansbiodyt. Para el concurso y la presentación de EBELI, trabajaron Diego Zamarrón, Diana del Río y Yasab Ruiz.
En diciembre de 2023 hubo una ceremonia de entrega del reconocimiento, a partir de ello los organizadores están buscando el mejor nicho para desarrollar el proyecto.
“Nos dijeron que el proyecto había generado mucho interés y que había varias empresas e instituciones interesadas. Creemos que tiene un buen futuro, nosotros seguimos trabajando y lo queremos hacer lo más eficaz posible. Todo el equipo del Lansbiodyt tiene el chip de un compromiso social. Como científicos tenemos un compromiso social, no sólo porque nuestros sueldos vienen de los impuestos, sino porque además tenemos los conocimientos para poder generar un cambio, aportar soluciones a los problemas de la gente. Tenemos también una responsabilidad con las mujeres; vamos a instalar el servicio otra vez porque tenemos la capacidad, implica más trabajo pero creemos que podemos hacer una diferencia”, expresó Tatiana Fiordelisio.