Transformación y adaptación del festejo

Este año, conmemoración inédita del movimiento independiente

Se celebra a la Patria, al inicio de un Estado nacional: Rodrigo Moreno, de Investigaciones Históricas

Fotos: Erik Hubbard.

La piel se estremece al escuchar el Himno Nacional, ver ondear la bandera tricolor con el águila al centro devorando la serpiente, o cuando suenan las notas del mariachi que interpreta aquellas melodías que recuerdan las raíces, el origen: México.

Aunque en diferentes años, septiembre es un mes emblemático por los diversos acontecimientos trascendentales para el país, como el inicio de su Independencia, movimiento que fue encabezado por Miguel Hidalgo y Costilla.

Este hecho, sin duda, es uno de los más celebrados por los mexicanos, es cuando emerge el nacionalismo, la reafirmación y el orgullo de haber nacido en esta nación.

Para Rodrigo Moreno Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), la conmemoración del día 15 “no es sólo un asunto de autoridades, es netamente popular, aunque no siempre fue así, por lo que la importancia es mayúscula toda vez que supone consolidar un sentido de identidad en esa comunidad que creemos que somos”.

Hoy, a diferencia de años anteriores, cuando los ríos humanos llegaban alrededor de las plazas y zócalos, había agitación, bullicio, luces, clamores, serán pequeños entornos en los que se festeje un episodio histórico y a la Patria, y el inicio de un Estado nacional, considera.

El galardonado con el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de docencia en humanidades 2019, explica que lo que tuvo su origen en recordar un movimiento político y social explosivo, con el curso de los años se conformó en una celebración genuinamente popular.

“Esto tiene que ver con un proceso complejo de dos siglos, en los que generación tras generación, mediante la educación o el discurso oficial se fue construyendo una idea de nación, y esa idea es la que se sintetiza en fiestas como esta: salen las banderas, el escudo, el Himno Nacional, y son expresiones nacionalistas”, abunda.

Moreno Gutiérrez apunta que el nacionalismo tiene un nivel de peligrosidad muy alto, porque puede fomentar rasgos de intolerancia y de exclusión en una sociedad que presuntamente enarbola lo contrario.

Alta Traición: No amo mi patria. /Su fulgor abstracto es inasible. /Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos /cierta gente / puertos /bosques de pinos / fortalezas /una ciudad deshecha /gris /monstruosa /varias figuras de su historia /montañas /y tres o cuatro ríos

No me preguntes cómo pasa el tiempo
José Emilio Pacheco

“A veces el nacionalismo hace oídos sordos de lo que decimos que somos: un país diverso, multicultural, pluriétnico, y ese discurso no embona tan sencillamente en uno nacionalista, que puede tener expresiones discriminatorias o xenófobas, que creemos que sólo pasan en otros países.”

Sin embargo, continua, en realidad el 15 de septiembre no se celebra nada, la conmemoración alude a las primeras horas del día 16. Lo que los relatos históricos testimonian es el llamado esa madrugada del cura Hidalgo a sus feligreses, la noche del 15, un poco por la tradición hispánica de celebrarlo la víspera, como ocurre con la Navidad.

“En el siglo XIX los festejos eran todo el mes, algunos recordaban el 27 de septiembre porque fue el día en que ingresaron las tropas trigarantes a la Ciudad de México, y la firma del acta de Independencia que fue el 28 de septiembre. Una cosa es lo que hizo Hidalgo en 1810, y la otra es la consumación de la Independencia en 1821, de la que pronto se cumplirán 200 años.”

Recomendaciones

Para fomentar la lectura de historia sobre este proceso, el autor de La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821, recomendó el Diccionario de la independencia de México, de Alfredo Ávila, Virginia Guedea, y Ana Carolina Ibarra.

Asimismo, El grito de Independencia, de Fernando Serrano Migallón, y La fiesta de la independencia nacional en la Ciudad de México, de Verónica Hernández Márquez.

Por otra parte, también se sugiere la lectura de La suave patria, de Ramón López Velarde, uno de los poemas preferidos de Miguel León- Portilla, aprendido de memoria por Jorge Luis Borges, recitado por el presidente Álvaro Obregón y predilecto del exrector universitario Luis Garrido Díaz.

Finalmente, No me preguntes cómo pasa el tiempo, de José Emilio Pacheco, 1969, que contiene uno de sus textos más connotados, Alta Traición: “No amo mi patria. /Su fulgor abstracto es inasible. /Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos /cierta gente /puertos /bosques de pinos /fortalezas /una ciudad deshecha /gris /monstruosa /varias figuras de su historia /montañas /y tres o cuatro ríos”.

Sin duda, expone el investigador del IIH, será necesaria una transformación y adaptación del festejo. En esta ocasión “habrá un impulso a romper las formas y hacer de ese día un respiro a la circunstancia compleja que padecemos; cualquier pretexto es perfecto para olvidar esta tragedia que vive todo el mundo”.

Joyas universitarias

Según el catálogo electrónico de esta Universidad, hay poco más de 200 trabajos recepcionales referentes a la Independencia de México. Se cuenta con la Colección Lafragua conservada por la Biblioteca Nacional de México del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB), a cargo de Alberto Octavio Partida, jefe del Fondo Reservado.

Ese material tiene peculiar importancia para la reconstrucción de una buena parte de la vida del país, pues incluye libros, panfletos y manuscritos relacionados con el nacimiento de México y de su vida independiente. La obra –reconocida por la Unesco como Memoria del Mundo– está microfilmada y los originales ya no se prestan para consulta.

¡A toda asta!

“Y el viento era otra vez la libertad, que en vano intentamos fijar en las banderas”, dijo en su momento el escritor José Emilio Pacheco. Hoy las insignes tricolores, reproducciones de uno de los símbolos patrios se comercian con mayor dificultad en algunas esquinas y avenidas de Ciudad de México, debido a esta enfermedad invisible de la Covid-19, expresa Josefina Hernández.

Este es el decimosegundo año que vende aquí, en las calles de Uxmal y Morena, la colonia Narvarte. Tiene 36 años de edad y la responsabilidad de continuar este negocio de tradición familiar.

“Sólo vendo en esta temporada, en el mes patrio, porque nos gusta. El año pasado se pudieron solventar las ventas, y ahora son mínimas. Si en 2019 se vendían dos mil pesos de mercancía a la semana, hoy cerraremos con 700 pesos… y con el gasto de la comida, nos queda muy poco de ganancia”, lamenta.

Ahora, relata, el artículo más buscado es el cubrebocas. Lo ofrece de tela y tejido, van de 60 a 85 pesos por pieza. “Lo que más se vende son las banderitas pequeñas de 10 pesos y adornos para las casas; las que menos, son las banderas gigantes que están en 550 pesos, de esas no hemos vendido ninguna, y eso que es la más bonita, porque es tan grande y colorida…”.

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