Este reconocimiento es un logro para la comunidad LGTBIQ+

A futuro es necesario impulsar cambios en lo cultural, religioso y político para afianzar los avances conseguidos en años recientes, asegura Nelly Lara, del CIEG

Estas nuevas familias comparten derechos y obligaciones a nivel legal.

Sí se pudo”, fue el grito que se escuchó en diversos rincones del país tras las modificaciones anunciadas por el Congreso del Estado de Tamaulipas al Código Civil de la entidad garantizando el acceso y reconocimiento del matrimonio igualitario para todos sus ciudadanos, convirtiéndose en el último estado de la República mexicana en dar dicho paso.

“Ahora, desde esta máxima tribuna lo reitero: no existen personas de primera o segunda clase. Todos debemos gozar de este derecho”, afirmó la legisladora Nancy Ruiz Martínez, quien promovió la iniciativa dentro del Congreso de la localidad.

Para Nelly Lara Chávez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), “lo que pasó en la semana se refleja como un gran logro para la propia comunidad LGBTIQ+, que en medio de condiciones en contra se están abriendo los canales, los caminos para hacer esa transformación, pero el contexto no ha desaparecido en nuestro país, se tendrá que seguir transformando y modificando para que efectivamente se pueda vivir con la plena libertad de los derechos para todas las personas”.

La doctora en Ciencias Políticas y Sociales sostuvo que a futuro es necesario impulsar cambios en lo cultural, religioso y político para afianzar los avances conseguidos en años recientes, ya que “la violencia estructural en contra de la comunidad LGBTIQ+ a nivel nacional no ha desaparecido, seguimos encontrando también estas expresiones de odio y homofobia, todavía falta mucho en nuestra sociedad para desarticular esta noción heteronormativa. Vivimos en ese contexto, en el que todavía hay un gran rechazo hacia este sector”.

Implicaciones

El reconocimiento al matrimonio igualitario en todos los estados del país, señaló la investigadora del CIEG, es una apuesta a futuro no sólo por la igualdad y la garantía de los derechos humanos, sino por las implicaciones que esto tiene en los constructos sociales en que históricamente han vivido los mexicanos.

“Hay que tomar en cuenta que el matrimonio es un estado civil y ponía una serie de derechos a nivel legal, pero también una serie de obligaciones. Partiendo de ahí, de manera tradicional, se había concebido únicamente el matrimonio entre sujetos genéricos –hombres y mujeres–. Implicaba, por supuesto, una imposición del modelo heterosexual como norma, a partir de la vinculación de las personas”, recalcó.

“¿Qué implicaciones tiene pensar que dos mujeres o dos hombres se vinculen? Hay una conformación de familia distinta, es algo que rompe con los esquemas tradicionales. Una vez que se da este reconocimiento al matrimonio igualitario hay que tomar en cuenta que se tiene un estatuto legal, esto implica que las personas, por ejemplo, podrán tener derechos de carácter social –como acceder a seguridad social compartida, o implicaciones como poder heredar o tener acceso a créditos para un hogar”, añadió.

Es por ello, argumentó Nelly Lara, que con el reconocimiento a este tipo de vínculos matrimoniales se abre la posibilidad de que las nuevas familias “puedan adoptar, que esta institución de la familia está completamente avalada para poder tener ese derecho. Eso me parece fundamental. Se deja de ver al matrimonio únicamente como un vínculo partiendo de una relación amorosa o de un querer compartir con el otro para transitar a un estatuto en el que se comparten derechos y obligaciones”.

Decisiones como la del Congreso de Tamaulipas, analizó la especialista en estudios de género, “colocan en primera instancia la noción de persona, por encima de la existencia de hombres y mujeres. Todos tenemos derecho a acceder a las distintas posibilidades que a nivel social se están configurando para lograr un mayor bienestar y justicia”.

La académica concluyó: “Es un debate vigente a nivel internacional, una de las agendas más importantes en este momento a nivel global y, me parece, todo este discurso está articulando la noción de dejar de leer a las personas desde la dimensión esencialista de ser hombres o mujeres para acceder a todos los derechos humanos”.

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