Congreso virtual de derecho penal

Estereotipos de género de servidores públicos limitan debida justicia

Debe trabajarse en el cambio de los patrones socioculturales y en educación en todos sus niveles, plantean expertos

Se deben aplicar estrategias de acción que promuevan el logro de la igualdad efectiva para las mujeres.

Para evitar que se desarrollen investigaciones o procesos penales estereotipados, se deben aplicar estrategias de acción que promuevan el logro de la igualdad efectiva para las mujeres: se requiere eliminar los estereotipos de género que tienen los servidores públicos y que, en ocasiones, las perjudican enormemente en sentencias y resoluciones, se señaló en la Facultad de Derecho (FD).

En el II Congreso Internacional Virtual de Derecho Penal Carlos Daza Gómez. In memoriam, Patricia Lucila González Rodríguez, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Seguridad Ciudadana de la UNAM, dijo que para lograr la plena igualdad entre hombre y mujer es necesario que a través de la educación en todos sus niveles se trabaje en la modificación de los patrones socioculturales de conducta, con miras a eliminar prejuicios y prácticas basadas en la idea de superioridad o inferioridad de cualquiera de los sexos, o de funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

Es muy importante, recalcó, que en las escuelas de derecho, y las instituciones policiales y de procuración y administración de justicia, se introduzca el estudio formal, profundo, de la perspectiva de género, y que se complemente con las metodologías que utilizan las ciencias criminalística y criminológica, para impactar desde la educación a la práctica jurídica, tanto en el ámbito policial como del ministerio público, de la defensoría pública y de los tribunales.

En muchas sentencias y resoluciones, en el trabajo policial cotidiano y en las fiscalías, están involucrados los estereotipos especialmente cuando se trata de asuntos relacionados con mujeres; por ejemplo, cuando se ha cometido el delito de violación se priva de credibilidad a la víctima al no haber tratado de escapar o no haber mostrado el comportamiento esperado por la sociedad.

Sayuri Herrera Román, titular de la Fiscalía Especializada para la Investigación del Delito de Feminicidio, recordó que esa instancia se creó en 2019 en la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. Desde entonces ha crecido no sólo en el número de personal que la integra, sino del perfil de los colaboradores y estructura administrativa.

Ese delito antes se investigaba en la Fiscalía de Homicidios. Hoy en día, por ejemplo, se cuenta con una unidad de investigación de transfeminicidio, única en el Estado mexicano; en ella se concentra la investigación de casos de muertes violentas de mujeres trans, hayan o no hecho su cambio de identidad ante el registro civil.

Además, hay una unidad especializada en la investigación de muertes violentas de mujeres que se encuentran en calidad de desconocidas y en donde “nuestra tarea adicional es tratar de identificarlas”.

Pero no menos importante es la unidad de investigación de tentativas de feminicidio. “Una manera eficaz de prevenir este delito es el acceso a la justicia y el abatimiento de la impunidad”, subrayó Sayuri Herrera.

En la sesión dedicada a la violencia de género, Javier Gustavo Fernández Teruelo, de la Universidad de Oviedo, mencionó que en España, mientras hubo confinamiento debido a la pandemia, se produjo un descenso significativo en el número de mujeres asesinadas, porque al estar en un entorno cerrado, la decisión de ruptura frente a una relación de maltrato –que puede llevar a la separación, divorcio o denuncia– no era fácil de llevar a cabo.

En 2020, de marzo a diciembre, las tasas de feminicidios disminuyeron de forma significativa; pero cuando terminó el encierro, en el escaso periodo de 10 o 15 días, se produjeron nueve feminicidios en aquella nación. Lo que sucedió es que cuando las víctimas de maltrato valientemente habían tomado la determinación de dar el paso de la ruptura, enfrentaron la reacción extremadamente violenta por parte del maltratador.

Además, abundó, hay un problema de denuncia: 80 por ciento de las mujeres que fueron asesinadas, nunca habían denunciado al agresor. Esto nos coloca en el escenario en el que debemos reflexionar como sociedad si la protección de la mujer sometida a maltrato debe depender siempre de una denuncia previa. “Se requieren acciones a corto plazo para conseguir que aquellas que son sometidas a situaciones violentas y que corren riesgo de ser asesinadas, tengan los mecanismos para prevenir y evitar una situación que desemboque en su muerte”, alertó.

Finalmente, el abogado y académico especialista en derecho penal Julio Hernández Barros expuso que los micromachismos son maniobras y estrategias sutiles y casi imperceptibles que tienen los hombres para ejercer dominio cotidiano sobre las mujeres, y que atentan en contra de su autonomía y las libertades femeninas. “Son trucos hábiles, tretas, manipulaciones para imponer nuestras razones, deseos e intereses en la vida cotidiana”.

Pasan desapercibidos porque se les considera algo natural; muchos de esos comportamientos no son intencionales, sino aprendidos desde la más temprana infancia, y muchas veces aprendidos de mujeres acostumbradas a ellos, finalizó.

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