Modificar nuestro comportamiento es básico
Estímulos, fundamentales para combatir el cambio climático
A fin de generar conciencia para que la población reduzca su huella de carbono se debe tocar sus bolsillos, consideró el exrector José Sarukhán Kermez
Lo que se debe de hacer para generar conciencia en la población y reducir su huella de carbono, con el objetivo de combatir el cambio climático, es tocar sus bolsillos. Entonces verán la importancia de hacer cambios en su comportamiento, consideró José Sarukhán Kermez, exrector de la Universidad Nacional e investigador del Instituto de Ecología.
“Se tienen que dar estímulos para que la gente tenga celdas fotovoltaicas en su casa, colectores solares y que vean el efecto en el bolsillo y, entonces, podrán darse cuenta de la importancia que tiene el cambio de comportamiento”, comentó al participar en el Seminario Universitario de la Cuestión Social del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED).
Ante el coordinador del PUED, Enrique Provencio Durazo; Rolando Cordera Campos, coordinador del Seminario Universitario de la Cuestión Social, y Mario Luis Fuentes Alcalá, patrono y coordinador del Seminario de Altos Estudios del Desarrollo del PUED, Sarukhán Kermez destacó que de otra manera no ocurrirá un cambio y seguiremos repitiendo e impulsando prácticas que se hacían hace 40 años.
“Este es el tipo de retos que hay que enfrentar y ver cómo se generan políticas públicas que incentiven la inversión personal y pública con un efecto social a la hora de ver la economía hogareña; ésta es una de las maneras que veo como posibilidades de cambio más importantes”, señaló el fundador y exdirector de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Lo anterior, además de hacer cambios en la alimentación, pues hay estudios que calculan que si toda la industria ahorrara y bajara las emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero se mantuviera la dieta, todo el esfuerzo se borraría por el impacto de las emisiones generadas por el consumo de alimentos, añadió.
El reconocido biólogo explicó que hay cosas que el ser humano no ha asimilado como el hecho de que somos una especie animal más, que hay leyes físicas y biológicas que regulan el funcionamiento de la Tierra y sus habitantes.
Esa actitud ha llevado a la generación del problema más apremiante que enfrenta la humanidad hoy en día, y las cifras son claras: en la actualidad la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera es la más alta jamás registrada en los últimos 800 mil años de historia atmosférica en la Tierra.
Cada vez mayor demanda de recursos
Al ofrecer la charla Crisis ambiental y ética, ante expertos de la Facultad de Economía, el miembro de El Colegio Nacional sostuvo que la raíz del problema es la cantidad de población que demanda cada vez más recursos y energía, además de sus tecnologías que tienen por resultado la pérdida de ecosistemas y sus servicios (biodiversidad) y el cambio climático global, todo en aras del bienestar humano.
“Esto tiene una causante central: es resultado de la existencia del Homo sapiens en el planeta; la cantidad de población en el planeta, proceso que se aceleró a finales del siglo XIX y en el XX y es exponencial, lo cual no ocurre con ningún otro organismo en la Tierra.”
Agregó que una de las principales consecuencias del uso de las tecnologías y el consumo de energía por parte del humano es la gran cantidad de CO2 que al iniciar la era industrial estaba en 280 partes por millón en la atmósfera y en la actualidad son 422 partes por millón. “Y el hecho es que dicho incremento no sólo no se ha detenido, sino que sigue aumentando década tras década, no ha parado para nada”.
Otro elemento muy importante es que “cada molécula de CO2 que se va a la estratósfera –a 12 o 13 kilómetros encima de la superficie de la Tierra– dura ahí un siglo, o es lo que se ha determinado, no sabemos si es más. De tal manera que si hoy por algún milagro ya no se produce más CO2 por combustión de combustibles, los efectos de lo que ya está allá arriba durarán un siglo por lo menos”, aclaró a los asistentes reunidos en el Auditorio Mtro. Jesús Silva-Herzog del Posgrado de la Facultad de Economía.
Desde hace un siglo la humanidad adoptó un tipo de desarrollo económico que ignora o va en contra de leyes que mantienen a la naturaleza de manera funcional y en equilibrio, concluyó.