Estudio del Instituto de Biología muestra evolución en anfibios

Al igual que microsatélites, expertos del Instituto de Biología (IB) han encontrado marcadores de evolución rápida en anfibios de Peña de Lobos, Marquesa y Zempoala que evidencian la mezcla y aislamiento de algunas poblaciones.

Así lo reveló Gabriela Parra Olea, investigadora del IB, quien abrió los trabajos del XXV Congreso Nacional de Zoología, que se realiza en la Facultad de Ciencias, y en el que especialistas comparten con alumnos sus experiencias y descubrimientos.

Al ofrecer la charla Estado de conservación de los anfibios de México, la experta en el estudio de evolución de genomas explicó que las zonas de bosques fragmentados en la región han revelado grupos genéticos en todo el rango geográfico del complejo de Ambystoma altamirani sin diferenciación a nivel específico.

Detalló que así como hay formaciones de especies que son tajantes y rápidamente se rompe el flujo genético naciendo una nueva especie, y procesos lentos como lo que se ve en el caso del laboratorio natural de Chiapas, es evidente que en los últimos años, en los casos estudiados, las poblaciones no se han movido, y ya no lo están haciendo, por lo que ante la reciente tala en el ambiente se espera que haya menos flujo en las poblaciones.

“Es un proceso de evolución muy reciente, tanto que no se detecta pero que hoy cada población se está mezclando y separando, formando su propio genotipo”, comentó la investigadora ante los reunidos en el Auditorio Carlos Graef del Conjunto Amoxcalli de la Facultad de Ciencias.

La investigadora destacó que en México existen 411 especies de anfibios descritas, de las cuales 211 están amenazadas o en riesgo de extinción. Es el quinto país con más diversidad a nivel del continente americano y siete a nivel mundial; además de ser la nación con mayor diversidad de salamandras en el mundo.

Análisis genéticos realizados a cientos de ejemplares revelaron que existe un flujo genético entre ejemplares de A. altamirani, con ejemplares de A. leorae, y A. rivulae, por lo que sugieren que se sinonimicen.

Parra Olea enfatizó que es necesario cuidar de estas especies, pues la fragmentación de los hábitats es una de las razones para que estos anfibios presentan este flujo genético. Se debe a la modificación de los hábitats por el humano, al cambio climático, la introducción de especies exóticas, así como enfermedades emergentes infecciosas.

Momentos antes de la charla de la investigadora, Víctor Velázquez Aguilar, director de la Facultad de Ciencias de la UNAM; Susana Magallón Puebla, directora del Instituto de Biología; Gabino Rodríguez Almaraz, presidente de la Sociedad Mexicana de Zoología AC; María Elena García Garza, vicepresidenta de la misma Sociedad, y Gerardo Rivas, organizador del encuentro, dieron la bienvenida a los cientos de estudiantes que acuden a las actividades del foro.

“Los participantes y ponentes son una gran cantidad de estudiantes, lo cual es sumamente importante. Los congresos son una de las maneras en que damos a conocer nuestro trabajo, donde presentamos a nuestros pares y siempre recibimos observaciones y consejos que son relevantes no sólo para mejorar nuestras investigaciones, sino además para generar ideas y grupos de trabajo”, comentó Magallón Puebla.

“Este tipo de actividades, cara a cara, nos van a impulsar por el tiempo que hemos perdido, sobre todo en áreas de la ciencia como ésta. La educación a distancia llegó para quedarse, pero no para las especialidades en las que se tiene que experimentar, donde hay que ver y tocar. Estamos de regreso, hay que cuidarnos para que no volvamos a una situación como en la que caímos. Aprovechemos el tiempo al máximo”, invitó Velázquez Aguilar.

Del 24 al 28 de octubre se realiza el XXV Congreso Nacional de Zoología, en el que se presentarán 352 trabajos, muchos de ellos en carteles. Habrá tres conversatorios, y 12 cursos especializados para los estudiantes, de manera simultánea, en los institutos de Biología, Ciencias del Mar y Geología.

Además, se realizó un homenaje póstumo en honor a Héctor Espinoza Pérez, el que fuera el mayor especialista en ictiología de nuestro país, quien falleció este año.