Evitar la piratería fortalece a la economía

La única forma de combatir la piratería, es tomar conciencia que comprar las obras en circuitos legítimos fortalece a la economía, dice la investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas Adriana Berrueco García.

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Ninguna multa ni policías ni medidas legales podrán combatir la piratería y otras formas que atentan contra el derecho de autor, si la gente no toma conciencia de que comprar las obras en circuitos legítimos de comercio fortalece la economía del país.

Se tenía que decir, y lo dice la doctora Adriana Berrueco García, con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, que se conmemoran en abril, así como el Día Internacional de la Propiedad Intelectual.

Así, con un “N”o a las diferentes formas que atentan contra los derechos de autor, se ayuda también a que los autores perciban ingresos justos por su trabajo intelectual y creativo:

Obras audiovisuales, programas de cómputo, obras arquitectónicas, fotografías, esculturas, pinturas , programas de radio y televisión, obras literarias (cartas, novelas, cuentos, obras teatrales, poemas), musicales, bases de datos, historietas y caricaturas, objetos de arte aplicados.

Sin embargo, apunta la investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, es un gran reto la observancia de la Ley Federal de Derechos de Autor en el país.

La piratería es la forma más frecuente como se atenta  contra el derecho de autor. Sin autorización del titular de los derechos patrimoniales y sin pago de regalías, se reproducen y venden ilegalmente obras protegidas como discos y películas. También es frecuente en México el fotocopiado ilegal de libros y revistas.

Más de 100 años de derechos

Hay tres leyes federales: del Derecho de Autor, de la Propiedad Industrial y de Variedades Vegetales, que regulan el fruto de la creatividad humana en México.

El derecho de autor, que protege las obras artísticas y literarias, se integra por los derechos morales, que son perpetuos, y los derechos patrimoniales, vigentes durante toda la vida del autor y tras su fallecimiento, 100 años.  Tal lapso de protección post mortem es el doble a lo estipulado en las legislaciones de mundo ceñidas a la Convención de Berna.

Dicha norma, sin embargo, no protege las creaciones de los artistas indígenas, ya que permite, en general, que su explotación sea de libre comercialización. Tiene otras lagunas importantes como la falta del concepto de originalidad de las obras.

La Ley de la Propiedad Industrial protege signos distintivos como marcas,  nombres y anuncios comerciales, así como las denominaciones de origen.

Esta ley federal también regula los inventos que se protegen mediante patentes, los diseños industriales, los modelos de utilidad y los esquemas de trazados de circuitos integrados (chips).

Las patentes de medicamentos están vigentes durante 20 años y después pasan a dominio público, para su explotación comercial libre.

Días de reflexión

Los días en que se conmemoran los Derechos de Autor y de Propiedad Industrial deben ser también días de reflexión y acción para todos, dice Berrueco García.

Quienes quieran explotar comercialmente obras intelectuales deben antes tener la autorización por escrito del titular de los derechos patrimoniales y fijar el pago de una contraprestación económica en beneficio del autor.

Los autores, para proteger sus obras, deben acudir por información y orientación al Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR) y al Instituto Mexicano del la Propiedad Industrial, encargados de aplicar las leyes respectivas.

Para ejercer sus derechos -recomienda- autores, inventores, diseñadores… deben conocer dichas normas. Se olvida, por ejemplo, que las tesis para obtener grados académicos se deben registrar ante el INDAUTOR para protección de sus autores.

Finalmente, exhorta a no consumir productos piratas. Así se fortalece a las industrias culturales y se beneficia la sociedad, ya que las empresas dedicadas a la comercialización de obras (compañías grabadores de discos, productoras de películas, editoriales…) son fuente de empleo y pagan regalías a los autores por su trabajo.