29 y 30 de octubre

Expanden caminos de la danza mediante el concepto de viaje

Presencias, secretos y ensoñaciones, espectáculo de coreografías en vivo en Casa del Lago

Foto: Casa del Lago.

Para la videoasta, bailarina y coreógrafa Rocío Becerril, en la videodanza el cuerpo encuentra un espacio poético, con ética, donde lo político y la estética se funden. Con la trilogía Presencias, secretos y ensoñaciones, que se presentará los días 29 y 30 de octubre en el Foro Alicia Urreta de Casa del Lago, se reúnen estilos diversos en un esfuerzo colectivo orientado a formar una comunidad interdisciplinaria desde la danza para la pantalla.

Los tres bloques escénicos que integran la obra recuperan espacios distintos: un tren en el que se evoca la pintura del artista belga Paul Delvaux; una planicie donde hay una vía ferroviaria abandonada y un convoy larguísimo detenido en el tiempo; y el interior de un tren muy antiguo y raro en su diseño, una especie de lugar fantasmal.

En entrevista, la cocreadora del proyecto, junto a Araceli Mendoza y Sagrario Silva, comenta que el símbolo del tren y la idea del viaje les dio a las autoras una perspectiva de movimiento: “La posibilidad de hablar sobre migrantes y pasajeros, así como de presencias extrañas que de pronto en los tránsitos por diferentes partes del mundo existen y seguirán ahí, gente que guarda historias de misterio, amor y desamor en sus maletas y valijas”.

El reto de esta propuesta, que reúne tres videodanzas y tres coreografías en vivo, apuntó, es dialogar y encontrar imágenes que expandan la danza hacia otros sentidos, caminos y colaboraciones, para lo cual se ofrece al espectador la posibilidad del viaje y se le cuestiona la razón del mismo, invitándolo, a la vez, a que reflexione respecto a sus propios motivos personales.

“La obra convive y dialoga con escenas en pantalla, las que se asocian, ya encarnadas en vivo de manera presencial, con pasajeros que evocan complejas relaciones humanas… Todos y todas somos pasajeros en la vida en la que experimentamos amor, desamor, angustias, felicidad; muchas emociones que sintetizan lo que significan los distintos traslados de un lugar a otro. Proponemos un diálogo para pensar acerca de la vida y de la muerte a partir del concepto del viaje”, explicó.

Textos y poemas sobre el tiempo y la muerte son eco de estas piezas en las que las presencias femeninas se desplazan entre el deseo, la inquietud y la espera. “En la literatura fui hallando reflexiones sobre el viaje, exilios, encuentros y desencuentros, todo un universo densamente humano. Nos apropiamos de fragmentos de la novela Los muros de agua, de José Revueltas; de Los bienaventurados, obra de la andaluza María Zambrano; y de La señorita Etcétera, cuento del estridentista Arqueles Vela. Hay mucho texto en la trilogía bien dicho y bien actuado”.

La precursora del género videodancístico en México anunció que lo que presentará en Casa del Lago tiene algo muy especial: la videodanza Tren Delvaux, inspirada en la obra del pintor surrealista belga, que será continuación de otra estrenada ahí mismo hace 20 años motivada por las pinturas del artista, que tiene un tratamiento visual y temático muy relacionado con los cuerpos femeninos, pero además con los trenes y las estructuras ruinosas.

“Es un pintor de guerra y posguerra europea. Crea un universo donde el cuerpo femenino adquiere dimensiones muy variadas y multiplicadas. No es sólo el desnudo, son presencias muy extrañas y surreales relacionadas con los trenes. Su propuesta visual me incitó a este montaje. Cada cuadro suyo es una coreografía.”

“Esta videodanza que estreno el último sábado y domingo de octubre a las 5 de la tarde es como cerrar un ciclo, y por eso trabajamos la línea argumental de las presencias, los secretos y las ensoñaciones, interpretada por bailarinas muy jóvenes, estudiantes de danza, bajo la conducción de un cuerpo técnico profesional.”

Las tres videodanzas proponen un discurso corporal –Presencias, dirigida por Araceli Mendoza; El último tren, coreografía de Sagrario Silva, y Tren Delvaux, dirección de Rocío Becerril–, conviven con las posibilidades del cine y del video. Exponen una poética de autoras que buscan poesía y no una narrativa de una historia. Crisol de imágenes se multiplican en los espacios escénicos. La trilogía nos conmina a reflexionar sobre nuestro propio cuerpo y el de los otros. Son videodanzas que se permiten el juego, la búsqueda y el experimento.

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