Expanden rituales virtuales área de influencia devocional-cultural del catolicismo

Mantienen una relación ritual que involucra movimiento de dinero, bienes, servicios, información y conocimiento

Antes de que la pandemia de la Covid-19 nos alcanzara, la Iglesia Católica ya se había modernizado, con el uso de la comunicación virtual.

Desde antes de la aparición del SARS-CoV-2, el Vaticano ya celebraba misas por televisión y por páginas Web a través de Facebook y canales de You Tube. Se trasmitía también, por ejemplo, la fiesta de Santiago de Compostela, España o las apariciones de Ntra. Sra. De Fátima en Portugal.

“El 25 de julio, cuando se celebra el día del Apóstol Santiago, todos podíamos disfrutar del espectáculo turístico-religioso de luz y sonido”, dice el doctor Enrique Propin Frejomil, investigador de la UNAM.

En México, desde un principio, y ya en semáforo rojo por la pandemia, las misas virtuales se incrementaron: las dominicales y las diarias, agrega el geógrafo universitario.

En 2020 no hay una movilidad física de creyentes, por el acostumbrado “ir oír misa” y por el turismo religioso (visitantes a santuarios y peregrinaciones). Pero sí hay movilidad virtual que implica “ingresos de sobrevivencia” para los recintos religiosos católicos.

No hay —subraya Propin Frejomil, del Instituto de Geografía— desplazamientos de personas pero sí una relación de carácter ritual que involucra movimiento de dinero, bienes, servicios, información y conocimiento.

Hay donativos por peticiones, por ejemplo. Desde el siglo IV, en un momento de la Eucaristía, se pide por los difuntos. Ahora hay peticiones de todo tipo (un alto porcentaje por la salud) y un movimiento de donación como agradecimiento.

Esa cantidad no es una tarifa sino una retribución que puede ir desde una cantidad modesta hasta una cantidad más amplia, dice Propin Frejomil, quien comenzó a trabajar esta línea de investigación con un proyecto financiado por CONACYT (2008-2009) denominado Impacto regional del turismo religioso-católico en México.

Peregrinación virtual

La misa virtual mantiene vivo el recinto religioso e incluso expande su área de influencia.

A finales de octubre de 2020 la Iglesia Católica introduce un concepto absolutamente novedoso: la peregrinación virtual. “Operó exitosamente en Tierra Santa”.

El motivo: Tierra Santa estaba vacía, cuando en otros años, Nazaret, Jerusalén, Belén y Galilea siempre estaban llenas de peregrinos y turistas.

En octubre se hizo de manera exploratoria y fue tal su éxito, que en este momento está en operación la segunda peregrinación virtual a Tierra Santa. Comenzó el Miércoles de Ceniza y termina cuatro días después de Semana Santa.

Según un rastreo online del doctor Propin Frejomil “la cantidad de personas enlazadas en octubre fue impresionante. Y ahora volvemos a lo mismo pero en forma expansiva y creciente cada día que pasa; la magnitud de las interacciones socio-geográficas es extraordinaria”.

No se mueven las personas, pero sí bienes y dinero: donaciones como una respuesta a la sobrevivencia de los lugares de culto en Israel.

Funcionan también tiendas online vinculadas a los lugares santos. Hay oferta y compra, donde intervienen redes bancarias para transferencias al lugar.

Dos escenarios

Si los santuarios católicos sobreviven a circunstancias adversas, una vez que pase la pandemia, Propin Frejomil prevé dos escenarios:

1. El turismo religioso se va a revitalizar, ya que se restablecerá tanto la movilidad de personas (peregrinaciones y visitas a santuarios) como de dinero, bienes y servicios en torno a los centros religiosos.

Cuando desaparezcan las condiciones de no movilidad —asegura el especialista en turismo religioso— se va a restablecer la movilidad y será una movilidad acentuada. Así ha ocurrido en otros momentos de la historia, no solo de crisis en general sino en determinados contextos.

En algunos países donde la religión no fue bien vista por los gobiernos durante un periodo, nunca desapareció, revivió con fuerza extraordinaria.

2. Una vez restablecida la movilidad física, la relación virtual de la Iglesia Católica debe mantenerse. “Sería lamentable que se perdiera”.

La peregrinación y la misa virtuales, que surgen por una necesidad de emergencia, no deben desaparecer ya que un segmento importante de la población mundial no puede moverse, ya sea por limitaciones físicas o socioeconómicas.

“Esta vía abierta de forma emergente por la no movilidad de las personas, significa la movilidad de dinero y bienes”. Vinculada con la peregrinación virtual en Tierra Santa, hay una tienda online en Israel, con una amplia oferta (joyería, vestimenta, libros y artículos religiosos) que representa ingresos.

Finalmente, Propin Frejomil insiste en que la vía virtual no se debe perder en el contexto de los desplazamientos motivados por la religión, porque existe un segmento social que no viaja por razones diversas y porque nos ha enseñado que la no movilidad humana no significa inmovilismo económico; la economía digital, de por sí en ascenso, se incrementó por las restricciones impuestas a los desplazamientos humanos en el mundo.

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