Expectativas a 50 años de la llegada del primer artefacto humano a Marte

Tardaría siglos sembrar vegetación para cambiar la atmósfera marciana y crear una civilización humana en el planeta rojo. Aún no tenemos la tecnología para viajes interplanetarios autónomos y directos

Medio siglo ha pasado desde aquel primer descenso suave en la superficie de Marte por un vehículo aeroespacial fabricado por el hombre. El 2 de diciembre de 1971, Mars 3 (conformada por un módulo orbital y un módulo de descenso acoplado), de la agencia espacial de la entonces Unión Soviética, tocó el suelo del planeta rojo.

Desde que despegó de la Tierra, la sonda soviética tardó menos de un año en llegar a la órbita marciana. Fue un largo viaje, en una trayectoria curvilínea entre los campos de interacción gravitacional de los cuerpos planetarios.

Daniel Flores, especialista en meteórica, encargado de la colección de meteoritos del Instituto de Astronomía y autor del Anuario del Observatorio Nacional, nos da más detalles de esa hazaña aeroespacial de la humanidad.

Grosso modo, la misión de Mars 3 fue la de caracterizar el campo magnético y la atmósfera (cuáles eran los componentes de su aire, cuál su presión atmosférica y cuál su densidad). También determinar su órbita en el campo gravitatorio cercano a la superficie. Además, fotografiar el suelo marciano para conocer sus características geológicas.

Mecánica celeste

Gracias a los expertos en ingeniería aeroespacial y mecánica celeste fue posible enviar al Mars 3 a Marte, así como antes y después con otras sondas dirigidas a planetas (Júpiter, por ejemplo) y también naves más sofisticadas a sus satélites (la Luna con las naves Apolo y el descenso logrado por Estados Unidos), incluso en asteroides como el Benuu, además de cometas.

La mecánica celeste está basada en teorías matemáticas de las interacciones gravitacionales de los planetas con el Sol, los satélites, asteroides, etcétera; dichas teorías datan de los siglos XVII y XVIII.

La ley gravitación y los modelos matemáticos de campos gravitatorios han permitido entender el movimiento de una estrella inmersa en un múltiple campo gravitatorio (como en cúmulos globulares o los cúmulos galácticos, por ejemplo), o saber cómo orbitan los planetas en torno al Sol y cuánto tardan en darle una vuelta.

Los planetas giran en torno al sol por la fuerza gravitatoria de éste y orbitan en periodos diferentes, de acuerdo a sus distancias características respecto al Sol. LaTierra tarda 365 días. Marte, un año 322 días.Y Júpiter, 11 años 314 días.

Lo mismo pasa con las naves que el hombre ha lanzado al medio interplanetario. Despegan de la Tierra y después de vencer su fuerza de gravedad, quedan inmersas en el campo gravitatorio del Sol, viajan a manera de impulsos mediante su interacción gravitacional con otros objetos planetarios, hasta alcanzar su destino.

Una nave, antes de llegar a la órbita de Júpiter se hace interactuar con Venus y otros planetas, incluyendo a la Tierra, para que adquiera más energía y velocidad para que llegue a ese planeta gigante.

Con base en la mecánica celeste y modelos de campos gravitacionales se determinó una fecha precisa para el lanzamiento de Mars 3 desde la Tierra. En menos de un un año llegó a las inmediaciones de Marte (entre julio y agosto) orbitándolo a cientos de kilómetros, y gradualmente a órbitas más cercanas a Marte, para hacerlo descender en la superficie marciana.

Marte en la mira

Marte, emblema de la bóveda celeste y Dios en algunas culturas, es un planeta que ha sido observado desde la antigüedad.

Su estudio, sin embargo, se intensifica después de que Giovanni Schiaparelli, en 1877, observó unas formaciones curvilíneas de color oscuro, que el astrónomo italiano llamó “canales” de Marte.

Esto encendió la imaginación y el interés por saber si había vida en la superficie. Sin embargo, hasta ahora, las exploraciones recientes indican que no hay vida y menos aún vida inteligente, capaz de desarrollar alguna civilización.

Ahora se sabe que en Marte hay suelos desérticos, rocas sedimentarias y de tipo volcánico. Qué hay rocas donde se observa interacción de “materiales con el agua”. También se ha detectado agua debajo de la corteza marciana y en los hielos de Marte.

Extraer en forma líquida el agua contenida en los casquetes de CO2 (hielo seco), así como de la corteza, requerirá de grandes esfuerzos, apunta Flores, especialista también en astronomía mesoamericana.

En fin, hay tantas cosas aún por investigar en los próximos años, porque se piensa que, al contener agua Marte, eventualmente el ser humano podría poblar el planeta rojo.

Ese sueño, si algún día se logra, tardará cientos de años, porque antes hay que terrificar el suelo de Marte para cambiar su atmósfera y que su aire, como el de la Tierra, sea respirable para el ser humano.

Sembrar para que haya vegetación en Marte podría llevar “varios siglos”.

Viajes gravitatorios

Antes se tendrán que desarrollar enormes naves para trasladar todo el material, los aditamentos y las herramientas necesarias para edificar una civilización en Marte. Eso llevará mucho tiempo. Por ejemplo tan solo llegar a ser lo que hoy es América, desde su “descubrimiento”, ha llevado más de medio milenio; o bien cualquier otra región del llamado “primer mundo”.

La larga demora para llegar a un objeto celeste es porque aún los viajes interplanetarios son gravitatorios. Es decir, dependen de las interacciones gravitatorias con los planetas y el Sol. Eso hace que los viajes sean de larga duración.

La nave o sonda adquiere mayor velocidad en la cercanía de algún planeta elegido, la cual disminuye gradualmente cuando se aleja, hasta que entra en otra esfera de acción gravitatoria de otro planeta, alcanzando con ello velocidades mayores. Esto se asemeja al impulso que damos a una persona en la parte más baja de la trayectoria de un columpio, para que alcance gradualmente mayor altura. “Y así, de impulso en impulso, como en un columpio, la nave llegará a nuestro planeta objetivo”.

Para reducir el tiempo de viaje interplanetario se hace necesario disponer de máquinas o motores con tecnologías de gran potencia, para lograr naves más veloces que viajen de manera autónoma y directa, con su propia fuente de energía que impulse a nuestra nave.

Para Flores, aún se está muy lejos de lograrlo, pues no hay tecnología que nos lleve a Marte, por ejemplo, en viajes de un mes de duración.

Marte no es una tabla de salvación

La posibilidad de habitar Marte no debe ser visto como una tabla de salvación de la especie humana “para alejarse del deterioro de la Tierra”. Eso es “un error del pensamiento”. Más bien, hay que tratar de conocerlo mejor y pensar que lo podemos habitar, para seguir adelante y conocer más el Universo y posiblemente después poblar algún satélite de uno de los planetas gigantes.

El ser humano, que se ve como una dispersión de familias de hongos en la Tierra, debe mantener la vida natural en condiciones óptimas para las siguientes generaciones.

Ojalá podamos lograrlo, para continuar también con los viajes interplanetarios, con la conciencia ética y la postura filosófica de que lo que está afuera de la Tierra: planetas, satélites, asteroides… y más si albergan vida, no son del ser humano, como ocurría en el pasado con los viajes transoceánicos o intercontinentales: cuando se descubría un lugar (América, por ejemplo) y se decretaba como propiedad privada (el Nuevo Mundo lo fue del Rey de España).

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