Exploración de intimidades en Desdémona frente al cadáver

Experiencia escénica digital donde se muestra la libertad de creación y de sentido

Público, teatreros y críticos siguen en la pantalla el montaje de la obra Desdémona frente al cadáver, experiencia escénica digital cuyo proceso de creación, ensayos y bitácoras del elenco los encontramos disponibles en la página de Teatro UNAM, lo mismo que las funciones en vivo de la compañía El coro de los otros, conformada por egresados del Centro Universitario de Teatro.

La historia que se representa tiene lugar al interior de un pequeño departamento donde conviven Desdémona y Otelo, tan peligrosamente cercanos. Ambos, habitados por sus miedos y culpas. Dos mundos donde afloran las emociones que se plasman en breves coreografías de los protagonistas, densas sonoridades electrónicas y palabras hirientes, plagadas de malestar, arrojadas con violencia.

A Otelo, durante su trayecto repetido de la estancia al estrecho pasillo y de ahí a la cocina, le vienen a la memoria recuerdos silenciosos que se quiebran como espejos. Los celos, absolutamente imaginarios, lo empujan al crimen, desgarradoramente real. ¿En qué momento se dará cuenta de su craso error?

En Desdémona frente al cadáver se muestra en todo momento la libertad de creación y de sentido, lo mismo que la funcionalidad de los textos para una situación dramática. Miramos en pantalla un teatro en línea atravesado por las leyes de la ficción; y acompañamos la exploración de intimidades en un lenguaje ordinario que se despliega a partir de la última imagen que Shakespeare nos imprime de su Otelo, el moro de Venecia: dos cuerpos inertes, sombras de los hechos trágicos, compartiendo el espacio de una extraviada violencia. De ahí que sea atinada la apreciación de Estela Leñero, quien en su reseña de la obra dice que “la muerte de Desdémona en manos de Otelo, su esposo, el rey, es un asesinato por celos”, y por ende no un crimen pasional, “sino un feminicidio desde los ojos del presente”.

Patricia Yáñez y Antonio Becerril interpretan, con soltura y en un tono medio, a los dos personajes de William Shakespeare. Los construyen a partir de la reflexión que hicieron junto con el equipo de producción y de académicos especialistas acerca de una situación prevaleciente en México, donde los asesinatos se han normalizado cada vez más.

Foto: Teatro UNAM.

Algunas de las preguntas que se plantearon a la par de sus colegas y quisieran responder con su trabajo actoral son: ¿cómo desde el teatro pueden darle voz a estas identidades ocultas?, ¿qué diferencia hay entre homicidio y feminicidio?, ¿es válido o no nombrar tales hechos?, ¿cómo podemos evitar seguir formando perpetradores?

El coro de los otros aceptó el reto de Teatro UNAM para iniciar este proyecto denominado Residencia expuesta. Fue así que de inmediato se sumergió en la escritura libre y dinámica conocida como el cadáver exquisito de los surrealistas. De tal proceso se harían cómplices también Juan Pablo Villa en la recreación de atmósferas sonoras; Miriam Romero y Ricardo Rodríguez en la multimedia; Erika Gómez en arte y diseño; y Fausto Castaño en la producción técnica.

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