Exploran pactos narrativos en autobiografía y autoficción

Escribir sobre uno mismo en un texto, como autor, relator y personaje a la vez, es un ejercicio que requiere cumplir con ciertas reglas y pactos narrativos, donde la verdad y la ficción rozan límites de entrada contradictorios, que resultan en la práctica muy sutiles.

En la literatura del siglo XXI se experimenta con algunos géneros literarios tradicionales, como la autobiografía y la novela, pero también se ensayan nuevas mezclas que tienen algunos elementos de ambos, como ocurre con la autoficción.

Sobre el tema de escribir en primera persona y las diferencias entre esos géneros, ofreció una conferencia el filólogo español Manuel Alberca, académico de la Universidad de Málaga, quien charló con los asistentes en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) durante una visita a la UNAM.

Autobiografía

Una autobiografía es una narración de nuestra propia existencia, escrita por sí mismo. En ella, el hilo conductor es la propia vida, desde el nacimiento, logros, fracasos y experiencias que se consideren relevantes.

Al igual que sucede con la biografía (historia de vida que escribe otra persona), el autor está comprometido con un principio de veracidad, recordó Alberca. La autobiografía es un género y por ello representa un abordaje literario de nuestra propia vida. Cuando se escribe una novela se entra al reino de la ficción. En ella impera una idea de libertad creativa y placer estético, pero cumple con el principio de verosimilitud, también con una determinada extensión que, en general, la distingue del cuento.

La autoficción, o ficción de sí mismo, es una combinación contradictoria, pues asocia dos tipos de narraciones opuestas: un relato fundado, como la autobiografía, sobre el principio de las tres identidades (donde el autor es también el narrador y el personaje principal), y su mezcla con la ficción en su narrativa y en sus paratextos, es decir el título, textos de solapa y contratapa.

Se le conoce también como novela personal, pues incluye un relato real de la vida del autor y otro sobre una experiencia ficticia del mismo individuo. Así, quien se esconde de la realidad en la autoficción, da libre paso al inconsciente del escritor.