FES Zaragoza: 45 años de influencia social positiva

Han egresado decenas de profesionales de medicina, biología, enfermería, odontología, psicología, ingeniería química, entre otras carreras

Eran las 12:30 horas de aquel lunes 19 de enero de 1976. En ese momento, como parte culminante del programa de descentralización universitaria en el área metropolitana de Ciudad de México, el rector de la UNAM, Guillermo Soberón Acevedo, inauguraba la entonces Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Zaragoza, hoy Facultad de Estudios Superiores (FES).

Aquel nuevo espacio universitario ubicado al oriente de la capital del país estaba destinado a impartir carreras relacionadas con las ciencias de la salud: decenas de generaciones de biólogos, cirujanos dentistas, enfermeros, ingenieros químicos, psicólogos, médicos cirujanos y químico farmacobiólogos se formarían a partir de entonces en beneficio de la nación. José Manuel Álvarez Manilla de la Peña fue su primer director.

Durante estos 45 años, la FES Zaragoza ha sido no sólo una influencia positiva para su entorno, sino todo un polo de desarrollo para esa zona de Ciudad de México y su área conurbada, reflexiona José Luis Alfredo Mora Guevara, secretario de Desarrollo Académico y estudiante fundador de la entidad.

El balance a cuatro décadas y media de su creación es, sin lugar a dudas, positivo. La hoy Facultad no sólo ha crecido en el número de sus alumnos o la cantidad de profesores que conforman su planta académica, sino que además ejecuta con excelencia labores de investigación (por ejemplo, ahí se creó la primera base de perfiles genéticos en el país, con el propósito de establecer la confiabilidad del derecho a la identidad de las personas mediante los estudios en ADN) y cada año atiende a decenas de miles de personas en sus clínicas universitarias de atención a la salud, entre muchos otros logros.

El comienzo

El incesante aumento de la población universitaria había generado problemas de espacio y servicios, deteriorando las condiciones para la docencia y la investigación en Ciudad Universitaria. Por este motivo, la UNAM definió su política de crecimiento para que, “conjuntamente con otras instituciones, se satisfagan las demandas de educación superior del área metropolitana de Ciudad de México”.

Dentro de los objetivos de ese programa estaban distribuir adecuadamente las instalaciones, el número de alumnos y el personal docente. Asimismo, “evitar los inconvenientes que presentan las grandes distancias, así como aprovechar la oportunidad que ofrece la creación de nuevas escuelas universitarias para incorporar modificaciones en las estructuras académicas y administrativas, y propiciar así la superación de los niveles académicos”, se consignó en Gaceta UNAM de aquel día de 1976.

Al inaugurar las instalaciones de la ENEP Zaragoza, el rector Soberón expresó: “En esta forma, nuestra Universidad acerca la educación superior al sitio de origen de estudiantes, profesores y trabajadores; pero además, estas nuevas escuelas se aprestan a iniciar sus labores con fórmulas de innovación en el aspecto de enseñanza-aprendizaje”.

Agregó que el plantel tendría que interactuar con las comunidades que le circundan, para hacer que en el alumnado se fortalezca una actitud de comprensión de los problemas que les afligen. “Esta escuela en particular, por adentrarse en las áreas de la salud, tiene esa magnífica oportunidad; es de todos conocido que asistimos a una etapa de transición en los mecanismos que existen en el país para cuidar de la salud de los mexicanos”.

En el suplemento Nuestra historia. CRONOS Zaragoza (Año 5, número 80), Ernesto Casillas Álvarez, académico y alumno fundador de la FES Zaragoza, considera que las ENEP, “a pesar de estar en lugares alejados y en condiciones adversas, representaron una oportunidad para estudiantes que vivían en las afueras de la ciudad”.

De acuerdo con los datos de entonces, “el costo de la construcción de nuestra escuela fue de alrededor de cincuenta millones de pesos, y aunque ese 19 de enero de 1976 se inauguraba, la unidad completa quedaría concluida tres años después. Un año más tarde, en 1977, se construiría lo que actualmente es el Campus II, no en el terreno original que quedaba frente al Campus I, sino en otro en la colonia Paraíso”.

En los inicios, además, “no había autobús entre ambos campus. Caminábamos los tres kilómetros que hay de distancia entre ellos; por suerte no había riesgo de hacerlo”, añade Mora Guevara.

Con 43 años como docente en la FES Zaragoza e integrante de la primera generación de químico-farmacobiólogos de esa instancia, recuerda que la zona del Campus II “era árida, no había tantas casas sino pastizales, y las vacas que se metían a la Escuela se comían el poco pasto que había. Cerca se ubicaban los basureros de Santa Cruz Meyehualco y cuando los pepenadores quemaban basura y el aire soplaba de sur a norte, el olor era horrible”.

Ganas de salir adelante

El entorno de la Facultad es muy difícil; se ubica en una de las zonas más pobres de la ciudad, conformada por algunas áreas de Iztapalapa, y cerca de Ciudad Nezahualcóyotl, en el Estado de México. Iztacalco y otros municipios mexiquenses como Chimalhuacán, Texcoco, Ixtapaluca o Chalco, también nutrían –y lo siguen haciendo– de alumnos a ese espacio de la UNAM. “Nuestra Universidad ha acercado la cultura y la ciencia a zonas pobres, necesitadas de profesionales, con chicos con muchas ganas de salir adelante”.

El funcionario universitario rememora que el Campus I en aquel momento tenía la entrada de terracería y había sólo dos edificios. “Conforme fue pasando el tiempo, he observado cómo fue mejorando el entorno, pero sobre todo el interior de los campus de la FES. Veo cómo ha cambiado de forma preciosa y cómo no sólo se ha hecho presente la ciencia, sino también la cultura, con murales, vitrales y esculturas de reconocidos artistas, como el maestro Luis Nishizawa”.

En el suplemento citado, el maestro Clemente Cruz Peralta apunta que 17 años después de su fundación, la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Zaragoza se convirtió en Facultad de Estudios Superiores, en 1993. “Ese cambio de nomenclatura fue el resultado de un proceso de maduración académica que se reflejó en el robustecimiento de la planta docente, la consolidación de los planes y programas de estudio, la mejora en los procesos de enseñanza-aprendizaje e investigación, el enriquecimiento de los espacios físicos y en el fortalecimiento de un sólido cuerpo administrativo”.

Crecimiento

Al momento de la apertura de la ENEP “éramos dos mil once alumnos: mil dos mujeres y mil nueve hombres, y había 130 docentes y 232 trabajadores”, recuerda José Luis Mora. Hoy, la Facultad se conforma por 13 mil 400 estudiantes de licenciatura y posgrado, así como con mil 940 profesores y 890 trabajadores.

También se ha incrementado el número de carreras que se imparten, ya que el 5 de diciembre de 2014 el Consejo Universitario aprobó la licenciatura en Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento, y el 31 de enero de 2018, la de Nutriología, para un total de nueve licenciaturas, a las cuales se suma una amplia oferta de estudios de posgrado, conformada por especializaciones, maestrías y doctorados.

El crecimiento también se ha dado en sus espacios. Además, de los campus iniciales I y II (este último más grande que el primero, donde se cuenta con una hermosa área arbolada), a partir de 2015 la FES tiene el Campus III, en lo que fuera una fábrica textil en las afueras de San Miguel Contla, en Santa Cruz Tlaxcala, donde se imparten las carreras de Biología, Psicología, Desarrollo Comunitario para el Envejecimiento y Enfermería, con lo cual se consolida la presencia institucional en la entidad y se fortalece el avance educativo en esa región.

Igualmente, continúa la labor de sus ocho clínicas universitarias de atención a la salud, una en el Campus I y otras siete en el Estado de México, seis en Ciudad Nezahualcóyotl y otra en Los Reyes La Paz, cuya presencia –que comenzó en los años 70– también ha contribuido a mejorar su entorno y ha permitido durante muchos años que los estudiantes estén en contacto con la realidad de la nación en esas zonas, y donde de manera multidisciplinaria se ofrecen servicios de salud a la población.

Asimismo, la FES Zaragoza se ha mantenido en la vanguardia de la enseñanza y la investigación. Ejemplo de ello fue que en 2007 se inauguró la Unidad Multidisciplinaria y de Investigación (UMIEZ) para fortalecer el adelanto académico y la investigación para el crecimiento del país, y a finales de 2021 se inaugurará en el Campus II la nueva biblioteca, también de punta.

En cuatro décadas y media, la FES Zaragoza ha aportado conocimiento y modernidad, y ha ayudado a que numerosos jóvenes provenientes de familias de escasos recursos egresen de sus licenciaturas y posgrados. “Muchos fuimos los primeros con estudios profesionales en nuestras familias”, refiere el secretario de Desarrollo Académico.

Hoy, son los hijos de esas primeras generaciones de alumnos quienes están presentes en las aulas, por ahora virtuales, de la FES. “La UNAM es la forma más hermosa y lícita de lograr la capilaridad social. Un chico que viene de una familia donde los padres no pudieron concluir su educación básica, que termina su licenciatura y sale adelante, constituye uno de los factores y logros más importantes de la FES Zaragoza”, resume José Luis Mora.

Fotos de archivo: Juan Antonio López.
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