Fortalecer la participación ciudadana, clave de una reforma electoral

Hay que pensar la reforma electoral de una manera en que se fortalezca la participación de la ciudadanía. Esa fue la clave que le dio a México y a su gradual construcción electoral un enorme prestigio en el mundo, consideró Hugo Alejandro Concha Cantú, titular de la Oficina de la Abogacía General de la UNAM.

El también investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de esta universidad comentó: “Nos venían a ver, y no sólo el día de la elección, sino atestiguaban cómo funcionaba también la autoridad electoral. Era un orgullo para el país, y en gran medida porque todo estaba construido a través de esta participación ciudadana”.

Al intervenir en la primera jornada de los Foros de Debate sobre la Reforma Electoral: hacia dónde vamos, convocados por el IIJ, Concha Cantú pidió, en la probable composición de la reforma electoral, volver a nuestras raíces electorales contemporáneas, que consisten en pensar en un modelo electoral de participación ciudadana.

“El gran cambio en la transición en ese escalón básico de una democracia, que es justamente la organización de las elecciones, empezó en México con la idea de darle mucha participación, que era al mismo tiempo lo que generaba confianza a la propia ciudadanía”, indicó.

En el Aula Dr. Guillermo Floris Margadant del IIJ, Mauricio Padrón Innamorato, secretario académico de dicho instituto, aseguró que cada reforma electoral en México ha redefinido los límites de nuestra democracia, y la reforma que se avecina no es la excepción.

“La pregunta es si esa redefinición nos acercará a una democracia más robusta o significará un retroceso en derechos y garantías. La democracia no se define sola. Requiere de instituciones fuertes, pero también de ciudadanía vigilante y de una academia comprometida”, destacó Padrón Innamorato.

Al mismo tiempo, continuó, debemos reconocer que la transición democrática no resolvió todos nuestros problemas: la sobrerrepresentación en el Congreso, las inequidades en el acceso a recursos, la desconfianza ciudadana hacia los partidos políticos y la fragilidad de algunos mecanismos de control siguen siendo temas pendientes que nos recuerdan que la democracia mexicana está lejos de ser un proyecto acabado. En este contexto, subrayó, surge la discusión sobre una nueva reforma electoral.

Dos modelos de procesos electorales

Con la presentación y moderación de Guadalupe Salmorán Villar, Lorenzo Córdova Vianello –ambos investigadores del IIJ– recordó que respecto a las iniciativas en materia electoral, ninguna de las reformas de 1994 había sido una propuesta del Ejecutivo, sino una concepción colegiada, a partir de la escucha de las preocupaciones y las demandas que desde las oposiciones se planteaban.

El expresidente consejero del otrora IFE, expresó que hoy tenemos en México ya sobre la mesa dos modelos de procesos electorales. “Uno como los que hasta el año pasado se han venido realizando, con todo y las violaciones validadas, sobre todo en lo que tiene que ver con la equidad en la contienda y la condescendencia que lejos, digámoslo así, de fortalecer la posición de arbitraje, la ha rendido. Y sin embargo, se trata de procesos electorales, sí inequitativos como el de 2024 en particular, pero con una integridad que todavía permite decir o hablar de procesos democráticos”.

Y el otro, dijo, “de un proceso electoral que se trata clara y abiertamente de una elección sin condiciones de integridad democrática. Creo que ese es el gran dilema”.

Finalmente informó que se elaborará una recopilación de los planteamientos que se realicen en estos foros para eventualmente entregarlos a los tomadores de decisiones. “Justamente lo que ha sido la vocación de un Instituto que, sin pretender definir el sentido de la vida pública nacional, sí asume su obligación, que deriva desde la propia ley orgánica, de incidir y contribuir con insumos a quienes tomarán las decisiones en esta materia”, concluyó.