Fundamental, imaginar nuevas relaciones entre tecnología, poder y desigualdad
Las modernas herramientas enfrentan a la humanidad a cambios vertiginosos: Alejandro Chanona, director de la FCPyS

La acelerada digitalización potenciada por la pandemia de Covid-19, la identificación del ciberespacio como nuevo sitio de dominio estratégico y confrontación, y la emergencia del desarrollo acelerado de la inteligencia artificial (IA) nos enfrentan a cambios vertiginosos, advirtió Alejandro Chanona Burguete, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
Por ello es fundamental abrir espacios para analizar y evaluar sus impactos –de los que aún se desconoce calado y profundidad– e imaginar nuevas formas para conocer la relación entre tecnología, poder, conocimiento y desigualdad en las sociedades contemporáneas, aseguró.
“Sólo así se responderá al desafío de la cuarta revolución industrial que se le impone a la gobernabilidad democrática, a las agendas de desarrollo y a la gobernanza global”, añadió durante la mesa cinco, “Inteligencia artificial para un buen gobierno”, celebrada en el segundo día de sesiones del seminario internacional El Buen Gobierno en el siglo XXI.
En el evento organizado por la FCPyS y el Programa Universitario de Gobierno (PUGOB), el doctor en Ciencia Política consideró que es importante involucrarse en una reforma de programas de estudio que consideren la transversalidad que adquiere el tema de la IA.
“El desafío no es menor, considerando la velocidad de los cambios y los impactos que están teniendo en múltiples ámbitos: las interacciones sociales, la comunicación y participación política, la educación, la economía, la administración pública y, en general, la toma de decisiones; pero también en el ámbito de la seguridad y en las relaciones de poder en el ámbito global”, señaló.
Dijo que hoy hacen uso de la IA personas, gobiernos, organizaciones internacionales y nacionales, industrias y grupos criminales. “Las grandes empresas tecnológicas y sus desarrolladores tienen un papel central en el desarrollo de la IA y en la prestación de servicios críticos como el internet o los programas computacionales”, advirtió.
Agregó que el desarrollo de la IA, no sólo como herramienta sino como actor configuracional de la mano del ciberespacio y el Big Data, impacta y desafía las nociones tradicionales de soberanía, autoridad, agencia y racionalidad política.
En su oportunidad, el profesor de la FCPyS y moderador de la mesa cinco, Marco Antonio Lopátegui Torres, destacó que nos encontramos en un momento decisivo para repensar el papel del Estado, de las instituciones y de la ciudadanía en un contexto de transformación tecnológica profundo.
“Y a diferencia de otros momentos de cambio sociotécnico, la inteligencia artificial, como metáfora de esta cuarta revolución industrial, es considerada no sólo como una herramienta de trabajo, sino que ya está vinculada con todos los procesos de gobernanza”, indicó.
Añadió que la mesa cinco se organizó para explorar cómo la inteligencia artificial contribuye o no al ideal del buen gobierno, entendiendo a éste como el que promueve justicia, transparencia, inclusión y desarrollo sostenible.
Gabriela Ramos, subsecretaria general de Ciencias Sociales y Humanas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, y candidata de México al máximo cargo de esa institución, afirmó que las tecnologías son inspiradoras y fascinantes, pero nos falta un llamado moral y ético para definir qué queremos de ellas en las sociedades.
“Todos estamos conectados con la IA, desde lo más inocuo del teléfono celular hasta cosas importantes. Las implicaciones de su uso para nuestras sociedades, nuestras democracias, nuestra vida personal, para los jóvenes que usan las redes sociales de una manera que puede ser nociva, implica una discusión que no es tecnológica, sino social”, aseguró.
“Mi propuesta es auditar los algoritmos, transparentar la forma cómo se desarrollan y su entorno económico, social y cultural, y más bien tendríamos que pensar en los impactos que estamos teniendo con estas tecnologías y cómo gobernamos para que nos den las contribuciones que podamos hacer y tener sociedades más justas, inclusivas, bien gobernadas, y sin los impactos negativos que estamos percibiendo”.
Subrayó la importancia de entender que somos nosotros, las personas, las organizaciones, la sociedad, quienes podemos dirigir a estas tecnologías, y no dejarlas en manos de los desarrolladores de tecnología para que hagan lo que les convenga económica y políticamente.