Grupos trasnacionales dominan la industria editorial

Aun así, las editoriales independientes participan de manera activa en el mercado por lo que se deben apoyar y alentar: Herrera Zamorano.

Pese a que en México se produce un número elevado de libros y ocupa un lugar destacado en el mercado editorial, ya que se sitúa en la segunda posición de la tabla latinoamericana por títulos publicados, es de los países que menos leen, según cifras estandarizadas.

¿Cómo explicar esa paradoja? Desde la perspectiva de Mariano Herrera Zamorano, analista del libro en el programa de doctorado en Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM “muchos de los libros que se producen están destinados al sistema educativo. Aún más, datos disponibles de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) de 2018, una tercera parte de los libros que se imprimen, se le vende a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, es decir, son escolares.

Esa característica peculiar del país tiene un origen histórico: “la lectura durante el siglo XX –y lo que va del XXI– está vinculada al sistema educativo, lo que significa que el contacto de los alumnos con los libros es el académico que, en ocasiones, es hasta coercitivo; es decir la lectura está vinculada con procesos escolares.

“El proyecto de primer secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, está apoyado en la premisa de que además de ir a la escuela se debe leer. De ese modo la lectura está vinculada al sistema escolar. Lo que más se publica en México son libros de educación básica (54 millones de ejemplares). Los otros sectores que siguen lo ocupa la enseñanza la lengua inglesa y un segmento que ha crecido en los últimos años es el libro infantil y juvenil”.

“En otras naciones, señaló Herrera Zamorano como Francia, España Chile o Colombia, se ha encontrado que la lectura debe estar vinculada al entorno familiar. Si los padres o cuidadores le leen a un niño, será un candidato natural a convertirse en lector.

Ahora bien, agregó el universitario,” tampoco creo que hay que menospreciar el otro tipo de fuentes de conocimiento no formal que están a disposición: televisión radio, redes sociodigitales, etc., pero la lectura en sí misma otorga ciertas características que funcionan de manera correcta. Fomentan el pensamiento crítico y la empatía, así como la comprensión de mundos desconocidos o que no están al alcance pero pueden imaginarse. De esa manera un individuo es candidato a convertirte en lector, ser buen estudiante, buen ciudadano si se tiene un vínculo con la lectura desde pequeño”.

En relación con las regiones del planeta en donde se concentra la industria del libro, el historiador recordó que fue en Europa donde se inventó la imprenta. Hubo un desarrollo alrededor del proceso de producción y de comercialización. Los libros que se producían en ese continente, entre los siglos XVI y XIX llegaban a distintas ciudades europeas y además cruzaban el Océano Atlántico para llegar a América.

En la actualidad la geografía del libro no ha cambiado. Los protagonistas siguen siendo Alemania, pero también Reino Unido, Italia y Francia. En otro plano se ubica la República Popular de China que no sólo produce libros en los diversos idiomas de su territorio, sino también libros que son exportados a diferentes países, México incluido y en América, Estados Unidos es el gran protagonista.

Sin embargo “habría que pensar asimismo en el volumen de la producción; es decir, cuántos ejemplares de cada título publican y también en los títulos llamados ‘de fondo’ los éxitos en el mercado: las traducciones de Harry Potter, El Señor de los Anillos, en El Principito, los impresos más consumidos en la actualidad en todo el orbe”.

Desde luego España es un punto de concentración de la industria librera en español, pero además es el gran dominador de la estructura editorial de habla hispana.

“En un estudio que publicó el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc, organismo de la Unesco), con datos más actuales de agosto de 2017, en toda la región latinoamericana se imprimieron alrededor de 197 mil títulos, en tanto que en la Península Ibérica se produjeron 92 mil títulos, casi la mitad de los libros publicados”.

“Ahora bien, eso tiene que ver, además, con el hecho de que las fronteras políticas tradicionales no son las del libro. También influyen las grandes casas editoriales trasnacionales. Una conocida editorial catalana con gran presencia comercial en México y en la región latinoamericana produce libros en español con trabajadores mexicanos. Ese mismo fenómeno comercial se advierte en las firmas inglesas que publica libros escolares o bien del mercado literario. Por ejemplo, Penguin Random House publica el 85 por ciento de la literatura de habla hispana”, señaló el estudioso.

En referencia a los públicos lectores, Herrera Zamorano consideró que hoy en día se deben abandonar los cuestionamientos tradicionales que pregunta a las personas “¿cuántos libros lee usted?”. El resultado oscila entre 2.3 o 2.9, dependiendo del año.

“Lo que realmente importa no es si la persona lee libros ya que la lectura hoy en el día en el mundo globalizado, en la estructura del modelo trasnacional y de mercado, tiene otro tipo de características, virtudes y fenómenos. Un usuario de redes sociales experimenta la lectura y ese ejercicio no se toma en cuenta, lo mismo al leer un periódico digital, tampoco se registra. Es decir, al buscar una explicación por el bajo consumo de libros en México, debe llevar a hacer otro tipo de cuestionamientos más que el simple hecho de preguntar ¿cuánto se lee?”, propuso el historiador.

En cuanto a la tendencia de optar entre el libro impreso o el digital el doctorante apuntó que hasta hace una década, se debatió de manera intensa el asunto en el marco de las tecnologías de la información. “Hoy en día, lo que se ha visto, es que el consumo de los libros digitales se ha estabilizado; tuvo un crecimiento notable a partir de 2008 y hasta el momento se ha estabilizado. Esto ha llevado a pensar a los estudiosos y a las personas atentas al entorno del libro a dejar de pensar en una confrontación”. La posición del historiador del libro al respecto es “abandonar la idea de que el libro digital compite con el libro impreso como el mejor formato para el consumo de la lectura”.

“En este segunda revolución del libro es interesante advertir que tanto el individuo lector como los grupos sociales en conjunto se tienen que a adaptar al consumo de estos primeros libros digitales.

Finalmente, Herrera Zamorano resumió la situación del libro en México en los siguientes términos: el sector editorial en México está dominado por grupos trasnacionales pero se observa una fuerte presencia de editoriales públicas, universitarias o del Estado, y un significativo sector de editoriales independientes.

“Mientras las empresas editoras trasnacionales con presencia en México publican cerca de mil 500 libros al año, una editorial independiente entre 10 y 30 títulos al año si es exitosa, de modo que como grupo, las editoriales independientes participan activamente en el mercado, por lo que vale la pena hacer que subsistan y fomentar su producción, pero también de la comercialización”, concluyó el especialista.

También podría gustarte