México, con espacio reducido de negociación

El gobierno de Trump trastocará las relaciones bilaterales

Amando Basurto, Consuelo Márquez Padilla y Jesús Gallegos. Foto: Víctor Hugo Sánchez.
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se trastocarán las relaciones bilaterales con nuestro vecino del norte, y el gobierno de nuestro país deberá estar preparado para actuar ante una administración que, como ya lo demostró en un primer periodo, podría dirigirse bajo los gustos personales del magnate. La experiencia de México en política exterior y en su relación con la Unión Americana será, en este contexto, un elemento favorable, señalaron académicos de la UNAM.

En la conferencia de prensa “El retorno de Trump”, Amando Basurto Salazar, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), opinó que el gobierno de nuestra nación tendrá un espacio reducido de negociación y necesitará mucha capacidad de actuar ante las contingencias que se presenten.

Añadió que ningún gabinete está preparado para hacer frente a la administración Trump, por lo errática que puede ser; pero hay elementos rescatables de las tareas que el actual secretario de Economía, Marcelo Ebrard, realizó como canciller. Parece que es clave la experiencia que vivió para transmitirla a la presidenta Claudia Sheinbaum y a Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores, y que se entienda cuál fue la mejor manera de aproximación en el sexenio pasado para lidiar con un personaje como el presidente electo de EUA.

El universitario recalcó que el empresario regresa a la Casa Blanca con alrededor de dos millones de votos menos que lo que obtuvo en 2020, cuando perdió la carrera presidencial contra Joe Biden. Quiere decir que gana siendo electoralmente menos popular. “No hay que creer que posee un gran poder político; en realidad es moderado”.

Además, detalló, habrá que esperar a determinar cuántos de los republicanos en la Cámara de Representantes son trumpistas y cuántos son moderados, para conocer el “poder dictatorial” que podría tener en términos legislativos. “Hay que guardar mesura con respecto a la elección; no es, ni será el fin del mundo”.

Paz Consuelo Márquez Padilla, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), consideró que el “fenómeno Trump” no debe verse aisladamente, sino como parte de un proceso en el que los gobiernos populistas están adquiriendo cada vez más importancia: de derecha, en países como Polonia, y de izquierda, en América Latina.

En ellos se habla de un enemigo, y para Donald Trump es México, por el fentanilo y la migración. Y al ciudadano estadunidense le queda claro que quien tiene realmente el control de la frontera y de regresar a migrantes, es el próximo presidente.

Además, hay que estar pendientes de quiénes van a formar su gabinete. “En los populismos se pone a gente leal, y no a la más capacitada”, advirtió Márquez Padilla en la Sala de conferencias Mónica Verea del CISAN.

El mundo entero estuvo pendiente de las elecciones estadunidenses, porque pueden tener consecuencias para la democracia, no sólo en EUA, sino en el mundo. “Trump es proteccionista y eso va a afectar a la mayoría de los países”, por ello, el gobierno mexicano se debe dar cuenta de la oportunidad que representa el nearshoring o relocalización de empresas.

La académica recordó que en 1993, EUA exportaba 42 billones de dólares a México; en 2023, exportó 322 billones, mientras que la inversión directa es de 144 y medio billones. La relación ha sido fuerte, con problemas, con costos y beneficios, sectores que ganan y otros que pierden, pero eso ha unido mucho a ambas economías.

La relación con EUA no va a ser fácil para el gobierno de México; hay que recordar que el próximo presidente estadunidense no utiliza a las instituciones o las formas tradicionales de la diplomacia; es a nivel personal que establece o no buenas relaciones, resaltó.

Jesús Gallegos Olvera, también integrante de la FCPyS, dijo que el triunfo del republicano no es una buena o mala noticia, sino un hecho. “Observamos implicaciones, como el cuestionamiento sobre las instituciones y el valor que se le da al ejercicio democrático en los Estados Unidos, y otras más amplias que tienen que ver con la economía”, por ejemplo.

Lo positivo para México es entender que la interdependencia entre ambas naciones conlleva a diálogos y anticipa desde nuestro país condiciones para llevar a cabo una serie de estrategias encaminadas a los temas migratorio, de seguridad o comercial.

Lo negativo sería no tener esa comprensión y, frente a la actitud errática del magnate, tener la esperanza de que sea un aliado, porque no lo es. Él “ha demostrado que no somos amigos, sino socios comerciales con algunos intereses en común”.

Tenemos una frontera de más de tres mil kilómetros, compartimos tratados y acuerdos en diferentes materias, y del otro lado de la frontera no sólo estará el presidente Trump, sino empresarios, activistas, etcétera, que serán elementos de contrapeso, finalizó.

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