Guardianes, acompañamiento universitario para salvar vidas

La Universidad entrena a profesores, funcionarios y padres de familia para identificar señales suicidas tempranas

El suicidio es un problema de salud pública que en nuestro país afecta especialmente a los adolescentes y jóvenes que asisten al bachillerato y la universidad. Por ello, es fundamental la detección temprana de depresión, autolesiones, ideas suicidas y otras señales con las que alertan de sus intenciones.

En la nación es la tercera causa de muerte en adolescentes de 15 a 19 años, y la quinta entre menores de 15 años, comentó Marta Georgina Ochoa Madrigal, profesora de la Facultad de Medicina (FM) y jefa del Servicio de Psiquiatría del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado.

Añadió que México tiene una tasa de 5.1 suicidios por cada 100 mil habitantes (8.5 para hombres y 2.0 para mujeres), y que las cifras han crecido en forma alarmante en los últimos años.

Entre los factores de riesgo, Ochoa Madrigal mencionó la disfunción familiar, comunicación familiar fracturada, violencia intrafamiliar, abuso psicológico, violencia física o sexual, acoso escolar, ausencia de un proyecto de vida, desesperanza, disminución del sentido de la vida, vacío existencial y falta de una red de apoyo social.

Carolina Santillán Torres Torija, supervisora académica del Programa Crisis, Emergencias y Atención al Suicidio de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, consideró que como profesionales es útil acercarse a los adolescentes y jóvenes en contextos educativos, universitarios y de bachillerato, que es cuando hay más riesgo.

Por ello, la Universidad entrena a profesores, funcionarios y padres de familia para identificar señales tempranas. Ellos forman parte del proyecto Guardianes, que ofrece una serie de conferencias que les den herramientas a los jóvenes para entender cuáles son los trastornos mentales que están más asociados al suicidio. “Ochenta por ciento de los casos tiene que ver con depresión, que se asocia con tristeza, falta de motivación, falta de energía y con perder el placer por cosas que les gustaban”, puntualizó.

Cuando la depresión es muy intensa, comienza a estar acompañada de sensación de sobrecarga, de no pertenencia y de desesperanza, señaló. “Entonces los Guardianes son estas personas que aprenden a estar mucho más atentas a cuando un joven puede decir cosas como ‘preferiría ya no estar en este mundo’, ‘para qué nací’, ‘ojalá me durmiera y no despertara’, entre otras. Cualquiera de estas frases, o detectar actitudes como empezar a heredar sus cosas, despedirse de maneras pasivas, postear temas relacionados con la muerte en redes sociales, pueden ser el momento idóneo para detectar tempranamente estas señales tempranas”.

Manejo colaborativo

Paulina Arenas Landgrave, profesora de la Facultad de Psicología, dijo que es importante detectar en dónde se presenta el riesgo, y por ello la UNAM trabaja desde una filosofía que permite estructurar y homologar la atención de las personas que están en riesgo, desde la evaluación y el manejo colaborativo del riesgo de suicidio.

Indicó que, para ayudar a una persona con intenciones suicidas, es esencial mantener la empatía y entender genuinamente sus razones para considerar suicidarse, como son el dolor, estrés, agitación, desesperanza y odio a sí mismo.

Como primeros auxilios psicológicos, Arenas recomendó preguntar efectivamente cómo se encuentra y cómo se siente la persona, escuchar con toda atención, mostrando interés, sin dar opiniones y evitando juicios, sermones, regaños y críticas, así como buscar ayuda profesional inmediata.

José Benjamín Guerrero López, jefe del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la FM, expresó que la UNAM siempre se ha preocupado por la salud de los alumnos, por lo que desde hace décadas han surgido servicios de atención en salud mental, sobre todo en escuelas y facultades donde se da la carrera de Psicología, pues las principales tasas de suicidio se presentan en las edades en que los jóvenes están en la preparatoria y la universidad, entre los 15 y 24 años.

Guerrero concluyó que esta acción no ocurre sola, sino acompañada de intentos anteriores de suicidio, depresión, comorbilidad, abuso de drogas o alcohol, problemas familiares y presiones que en un momento les hace sentirse al límite y no poder manejar la situación.

Se recomienda preguntarles cómo se encuentran y sienten.
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