Habrá justicia a detenidos: PGR

- La carta de Helena Paz a su padre
- El Tibio Muñoz da primera medalla de oro a México

181022-suple68-27-dia22Mientras dirigentes estudiantiles del Instituto Politécnico Nacional anuncian que serán las asambleas de alumnos las que determinen si regresan o no a clases, algunos directores de esta institución educativa comentan que no se perderá el año escolar si los jóvenes acuden a presentar exámenes, “pues los cursos estaban prácticamente terminados”.

Entretanto, el Consejo Nacional de Huelga informa que las pláticas con las autoridades se han suspendido desde el pasado día 15 y que no ha habido ningún otro acercamiento por parte de las autoridades.

El diario El Universal publica una carta escrita por Helena Paz a su padre, el poeta y exembajador de México en la India, Octavio Paz. Dice:

“Hace mucho que no dialogamos. El diálogo entre tú y yo siempre fue difícil. Recuerdo que cuando tenía 5 años pedí algo y me lo negaste. Te dije: ‘Dame una razón’, y tu respuesta fue: ‘La razón de que soy el más fuerte’. Pero no siempre empleaste ese argumento, y tuvimos diálogos inteligentes, aunque nuestras ideologías fueron diferentes: por ejemplo, te negabas a que creyera en el Arcángel San Miguel, y te empeñabas en que creyera en los invisibles microbios.”

Más adelante señala: “Los maestros, sentados en sus carreras de marxistas, apoltronados, han llegado a esa extinción de la personalidad autónoma. Casos ilustrativos: José Luis Ceceña, Víctor Flores Olea, Barros Sierra, López Cámara, Ricardo Guerra, Luis Villoro, Leopoldo Zea. O bien, el otro caso igualmente patético, al que conduce la negación del espíritu: la inflación monstruosa del yo. Casos ilustrativos: Cuevas, Carlos Fuentes, Monsiváis, Rosario Castellanos, Heberto Castillo.

“Conozco tu lucidez, que te permitirá ver la miseria moral e intelectual de los promotores de la tragedia que se desarrolla en México y de la que hablas ‘de oídas’. Un poeta no puede fiarse de informaciones y menos cuando corre sangre. La tragedia es un género que supera a la banalidad de las agencias noticiosas. Yo sé que tú no eres banal y conozco demasiado bien a ‘tus informadores privados’; a algunos de los cuales nombro en el párrafo anterior. Para ellos era más cómodo buscar al Gran Responsable antes que asumir ellos el riesgo de perder sus ‘chambas’. Tú no presenciaste en el Anfiteatro ‘Che Guevara’ sus vibrantes insultos, ni sus llamados al crimen, al sabotaje y a la sedición. Tampoco hablaste, como yo lo hice, con sus víctimas, los jóvenes terroristas, a quienes tus ‘corresponsales’ dotaron de armas de alta potencia, dinamita y odio. Tu condena debió ser dirigida a los apoltronados, que arrojaron a la muerte y a la destrucción a jóvenes desposeídos de fortuna y a los cuales arrebataron también el futuro, para ellos, los intelectuales, hacer mejor su mezquina política local.”

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Puntualiza: “Debo decirte que no ha habido una sola voz, excepto la del propio gobierno, que se preocupe por la suerte de estos jóvenes destruidos por sus guías materialistas y, por lo tanto, oportunistas”.

Y agrega: “Volvamos a ti, si cuando yo tenía 5 años era válida la razón del más fuerte, no veo ahora por qué aduces para tu renuncia el ‘uso de la fuerza ejercido por gente pacífica’. Los jóvenes, de cuya amistad no reniego, no eran pacíficos y la razón que ha convertido casi en indefendibles a estos violentísimos jóvenes, a quienes no conoces, es la carencia de una causa justa y la turbiedad de las cabezas dirigentes de su pérdida”.

En la Alberca Olímpica Francisco Márquez, ante el frenesí incontenible del público que abarrota las tribunas, el nadador Felipe El Tibio Muñoz conquista la primera medalla de oro para México en los 200 metros de pecho. Una semana antes, en el estadio de CU, el sargento José Pedraza conquistó plata en la prueba
de caminata de los 20 kilómetros.

Díaz Ordaz se comunica por teléfono con El Tibio Muñoz desde su despacho de Los Pinos, y, entre otras cosas, le dice:

“Me siento muy contento como mexicano de tener una medalla de oro, ganada por un joven limpio como usted.”

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Investigar complotistas, exige Centro Patronal

181022-suple68-27-dia23Con respecto a las asambleas de orientación sobre el problema estudiantil, organizadas por la Confederación de Trabajadores de México el pasado domingo en varias ciudades de provincia, Fidel Velázquez asegura que fueron “todo un éxito”. Y añade: “Tuvimos la mejor acogida de nuestros compañeros y aseguramos que por ahora la CTM está a salvo de
cualquier intromisión extraña y preparada para contrarrestar toda acción que tienda a minar la unidad y la disciplina de nuestra central”.

El Centro Patronal del Distrito Federal pide que “se investigue rigurosamente a todos los complotistas marxistas que han sido mencionados tanto por Helena Paz como antes por prominentes líderes de los huelguistas que están sujetos a proceso”.

También indica que “los objetivos del complot contra el país siempre fueron evidentes” y que “se percibió claramente que quienes demandaban el ‘diálogo’ pretendían lisa y llanamente una abdicación a la autoridad por parte del gobierno”.

Consultados sobre la carta dirigida por Helena Paz a su padre, y publicada ayer por el diario El Universal, jueces federales, magistrados del Poder Judicial Federal, funcionarios de salas y tribunales unitarios y litigantes coinciden en que “los problemas de la familia Paz son estrictamente privados y nada se puede opinar en torno a ellos”.

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La postura de los maestros universitarios

181022-suple68-27-dia24Ante unos 60 padres de familia encabezados por el profesor David Vega Vázquez, Julio Sánchez Vargas, procurador general de la República, afirma que, en relación con los estudiantes detenidos el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, se estudiará caso por caso con el objetivo de hacerles “plena justicia”.

En su artículo “Los maestros universitarios”, publicado en Excélsior, Adolfo Christlieb Ibarrola escribe:

“Desde que estalló el conflicto estudiantil, pesa angustiosamente en el ambiente el silencio de los profesores universitarios. Para apoyar o para condenar el movimiento, sólo se le ha enfocado desde el ángulo agudo del choque directo entre los jóvenes y el gobierno.

“Pero en este drama hay otros –los maestros– que debieran ser primeros actores, no para representar un elemento más de discordia, sino para servir de puente entre los estudiantes y el poder político. Suman varios miles los profesores universitarios. Algunos cientos han apoyado a los estudiantes; otros –muchos menos– los han condenado. Ambas corrientes se han manifestado como expresiones minoritarias del cuerpo docente, mediante opinones más o menos impersonales y amenazas de renuncias masivas, que nunca se cumplen ni nada componen.

“Sólo voces aisladas, perdidas en el fragor de los acontecimientos, han señalado el peligro actual que corre la vida de la Universidad. Se antoja que el profesorado universitario ha perdido de vista aspectos básicos de la función social que tiene encomendada. Tal parece que los profesores no quieren opinar, porque los envuelve el temor de adoptar una postura que pueda ser tachada de política, o el de ser calificados como anarquistas o como reaccionarios”.

Y concluye:

“A pesar de todo, el profesorado tiene obligación de hablar y de buscar al conflicto, que en apariencia atraviesa por una tregua, soluciones eminentemente universitarias.”

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