Resistencias sociales y de género

Hay aún muy pocos varones enfermeros

Históricamente los cuidados estuvieron a cargo, por ejemplo, de los monjes en la Edad Media; con Florence Nightingale se dio un cambio hacia lo femenino

Entre 85 y 90 por ciento de personal de enfermería está compuesto por mujeres. Eso se explica por la deserción de los hombres en los primeros años de formación y por la percepción generalizada de esa profesión como un campo asociado a las mujeres, afirmó Rabín Amadeo Martínez Hernández, académico de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO).

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México se encuentra muy por debajo en el número de esos profesionales de la salud (tanto mujeres como hombres) con respecto de otras naciones con economías parecidas a la nuestra, como Chile o Argentina: el promedio por cada mil habitantes es de 8.8 para los países miembros del organismo. Estados Unidos tiene alrededor de 15 y México no llega ni a tres, con 2.9.

Esta evidencia, sostuvo, obliga a plantearse la necesidad urgente de una profesionalización y posterior incorporación de personal de enfermería al sistema nacional de salud, y en particular, la formación de enfermeros varones, lo que puede ayudar a reducir el déficit de estos profesionales.

En el marco de la Sexta Feria del Libro de Ciencias de la Salud, Martínez Hernández mencionó que muchas veces los roles de género han impedido que los hombres se incorporen a este tipo de actividades. Aunque históricamente los cuidados estuvieron, por ejemplo, a cargo de los monjes en la Edad Media, con Florence Nightingale se dio una visión moderna y sistematizada de la profesión, donde la mujer quedó con un papel central.

Con “Varones cuidadores, experiencias y percepciones de estudiantes hombres en enfermería. Dos casos de estudio”, el universitario hace una aproximación a cómo viven ellos esa profesión, qué barreras enfrentan y cómo viven su identidad masculina. Es apenas el inicio de una investigación mucho más amplia.

En las entrevistas realizadas a un alumno de primer año y otro de tercero de la Licenciatura en Enfermería, el académico encontró que ambos tuvieron una fuerte influencia para ingresar a esa carrera: su entrada estuvo mediada por figuras femeninas dentro de la familia y en ambos casos la madre fue sustancial.

Machismo y estereotipos

Sin embargo, también en el contexto familiar hay resistencias y barreras para que los hombres se inserten en la profesión. Además, de modo general, la enfermería suele ser la segunda opción de carrera, señaló Rabín Martínez Hernández.

Estos chicos, más allá de concebir al cuidado de enfermería como altruista o con tendencias afectivas, lo vinculan a un campo de conocimiento fuertemente articulado con las ciencias de la salud. “Les llama la atención el dinamismo de la profesión, la interacción con las personas y los aspectos técnicos y científicos de la disciplina”.

No obstante, al hombre se le concibe como un sujeto que no está preparado para trabajar con ciertas personas, en particular con mujeres o niños, dada la idea de que los varones tienden a sexualizar los cuerpos. En ese sentido, en la práctica hay una autoexclusión a ciertas actividades.

También hay un fuerte cuestionamiento de su orientación sexual al incorporarse a la profesión. “Este es un campo femenino, por el gran número de mujeres que lo ejercen, pero a la vez feminizante, dada la versión estereotipada de la enfermería, altruista o sentimental”.

En la sesión, Francisco Valencia Castillo, secretario de Vinculación y Extensión de la ENEO, dijo que la perspectiva e igualdad de género constituyen una política de la Universidad Nacional, y como en otras iniciativas, esta casa de estudios está en la vanguardia en ese tema y otros, como la masculinidad.

La enfermería es una profesión que tradicionalmente han practicado las mujeres, sin embargo, en más de 20 años en la escuela “he podido constatar cómo el perfil sociodemográfico de los alumnos ha ido modificándose. Entonces era muy raro encontrar a un varón”.

Al cabo de dos décadas, cada vez hay más hombres en la matrícula escolar y el nivel socioeconómico del alumnado se ha elevado, por lo que es común encontrar estudiantes cuyos padres son profesionales, incluso con posgrado, a diferencia del pasado, cuando la mayor parte de ellos eran el primer elemento de su núcleo familiar que lograba ingresar a estudios superiores, finalizó.

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