Hay más variantes genéticas asociadas a soportar mayor dolor en población latinoamericana

Hallazgo de investigación internacional de ciencia básica cuyas aplicaciones podrían ser relevantes en temas relacionados con el uso de analgésicos o farmacogenética

Un grupo de investigación, en el que participan los académicos de la Facultad de Química (FQ) Samuel Canizales Quinteros y Hugo Villamil Ramírez, identificó en la población latinoamericana una mayor presencia de variantes genéticas de origen Neandertal, asociadas con soportar más el dolor o a tener una menor sensibilidad, pues presentan una mayor frecuencia de variantes en el gen del canal de sodio SCN9A, en comparación con otros grupos humanos, como los europeos.

Ambos académicos, integrantes de la Unidad Periférica de Genómica de Poblaciones Aplicada a la Salud del Departamento de Biología de la FQ en el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), formaron parte de un grupo de investigación que recientemente reportó éste y otros hallazgos en Communications Biology, revista de alto impacto en las áreas de biología y genética, la cual es parte de las ediciones científicas de Nature.

El artículo “Neanderthal introgression in SCN9A impacts mechanical pain sensitivity” se deriva de un estudio desarrollado con poblaciones de América Latina, que forma parte del Consorcio para el Análisis de la Diversidad y la Evolución de Latinoamérica (Candela), coordinado por el investigador colombiano Andrés Ruiz Linares, en el cual participan investigadores de México, Perú, Argentina, Brasil, Chile y Colombia.

En este trabajo también colabora, por nuestro país, el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Víctor Acuña Alonzo, quien además coordina Candela, con la participación de las facultades de Química y Medicina de la UNAM, el INMEGEN, el INAH y el Posgrado en Ciencias Genómicas de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

“El principal hallazgo de este trabajo fue la identificación de variantes posiblemente de origen Neandertal relacionadas con la percepción de dolor; en particular tres que afectan la función del canal de sodio presentaron una frecuencia elevada en poblaciones de Latinoamérica, incluido México”, explicó en entrevista Samuel Canizales, académico del Departamento de Biología de la FQ.

“Dentro de la iniciativa Candela, se propuso en 2010 contar con una investigación novedosa en Latinoamérica, que consistiera en tener bases de datos del genoma completo, además de obtener datos de características biológicas, entre ellas algunas de apariencia física; en el caso de México, estudiamos características bioquímicas relevantes para la salud”, comentó Víctor Acuña.

En el artículo presentado, añadió, se explora la sensibilidad al dolor, con información para entender sus procesos biológicos, además de contar parte de la historia de la variabilidad humana respecto de este tema, en relación con procesos evolutivos.

“El principal proceso implicado, en términos antropológicos, es la introgresión, que quiere decir el mestizaje con los neandertales, tema central de la investigación de Svante Pääbo, Premio Nobel de Medicina 2022, puntualizó Acuña Alonzo.

Para que se diera esta mezcla de genes, recalcó Samuel Canizales, el Neandertal y el Homo sapiens debieron coexistir. En este trabajo, agregó, “se logró estandarizar estrategias que permitieron cuantificar la percepción de dolor y relacionarlo con la genética de individuos latinoamericanos, identificando variantes en el gen SCN9A, el cual previamente se había vinculado con el dolor”, abundó.

Resultados

Víctor Acuña agregó que tener un protocolo mejor diseñado para medir la relación de variantes en este gen, con variación en la sensibilidad del dolor, permitirá afinar el conocimiento sobre el vínculo entre este gen y la sensación de dolor en humanos.

“De momento se generaron conocimientos de ciencia básica, pero las aplicaciones podrían darse en muchos campos, ya que esta investigación ayuda a entender mejor las enfermedades relacionadas con el dolor, incluso podría ser relevante en temas vinculados con el uso de analgésicos o farmacogenética”, precisó Acuña.

Al respecto, Samuel Canizales opinó que este trabajo permitió “definir que hay variantes genéticas comunes relacionadas con el dolor, particularmente entre la población latinoamericana”, pero se requieren más estudios para analizar si los fármacos para el dolor podrían tener efectos diferenciables de acuerdo con nuestra propia genética, y tal vez adecuar las dosis y tipos de fármacos, con base en estas variaciones genéticas comunes en México y Latinoamérica; siendo esto una perspectiva del estudio”.

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