Humanidades, capital cultural trascendente

Redactan proclama para su reconocimiento, encomio y defensa

Las humanidades son importantes porque entregan a los estudiantes, y a quienes las practican, un trascendente capital cultural. Pero no sólo eso; son fundamentales porque enseñan a reflexionar a partir de los contenidos de la filosofía, la historia o la literatura, que enriquecen a las personas, afirmó Humberto Muñoz García, investigador emérito.

Por ello, el propio Muñoz y otros investigadores del Subsistema de Humanidades de la UNAM, el escritor Fernando Curiel, el filósofo Guillermo Hurtado y la historiadora Virginia Guedea redactaron una proclama para el reconocimiento, encomio y defensa de las humanidades, toda vez que las próximas autoridades del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) han señalado la relevancia de contar con ellas en esta institución con el mismo rango con el que se considera a la ciencias. “Decimos en la Proclama por las Humanidades que el núcleo duro del humanismo, conformado por literatura, filosofía e historia, se corresponde con la física, la química, la matemática”.

El investigador emérito. Foto: Erik Hubbard.
El investigador emérito. Foto: Erik Hubbard.

Las próximas autoridades del Conacyt, dijo, han expresado lo fundamental de incorporarlas en el propio nombre del Consejo. “Es positivo que opinen que nuestras disciplinas deben tener una mejor representación dentro de la política del conocimiento en México”.

Estímulos y valores

El investigador indicó que las humanidades generan estímulos para desarrollar valores relacionados con la ciudadanía, “y en el momento de cambio que vivimos en el país, son cruciales para llegar a un sistema democrático de la vida en sociedad”.

Muñoz García, del Instituto de Investigaciones Sociales, añadió que la enseñanza de las humanidades para la formación de las personas es relevante porque unen la reflexividad a la abstracción que se adquiere, por ejemplo, a partir del cultivo de las matemáticas; ambas capacidades van juntas y se complementan.

Las humanidades y las ciencias sociales orientan a las ciencias naturales y exactas para encontrar y resolver los problemas que aquejan a la sociedad. Pero también dan la posibilidad de articular los resultados de la ciencia para que tengan un mayor impacto social.

Señaló que en la Universidad se alienta un modo de producción del conocimiento multi e interdisciplinario, en equipos, “lo cual llevará a redefinir cómo se evalúa y se aprecia el trabajo que hacemos los académicos”. Por ejemplo, el problema del agua es técnico, intervienen en su provisión ingenieros, ambientalistas, geólogos, pero su existencia y distribución tienen efectos sociales y políticos que requieren ser conocidos por especialistas dedicados a las ciencias sociales. Las humanidades ofrecen la posibilidad de articular los hechos de la naturaleza con los del hombre.

Actualmente, agregó el reconocido sociólogo, generar conocimiento requiere de la multidisciplina y de la interdisciplina. En los límites de las especialidades, las intersecciones de conocimientos producen innovaciones, nuevos saberes. La política del conocimiento requiere enfocarse a que los investigadores busquen la integración de grupos académicos, que desarrollen el diálogo, combinen metodologías y definan y analicen la problemática social en su complejidad.

Nuevas formas y espacios para esta labor ofrecerán productos que hagan avanzar a la academia, que auxilien a la formulación de políticas públicas para resolver necesidades pasadas y emergentes de la sociedad. El trabajo colectivo presionará para que se cambien las formas estandarizadas de la evaluación, que parten de lo que se hace en las ciencias duras y se aplican erróneamente en las humanidades y en las ciencias sociales. En el Seminario de Educación Superior, que el propio universitario coordina, “hemos insistido en que el modo cómo se evalúa no es correcto, sesga e individualiza, no se usa para avanzar sino para premiar o castigar”.

Evaluación

“Con las personas que estarán al frente del Conacyt compartimos la idea de que la evaluación no debe ser estandarizada, entre otras causas por las diferencias en la formulación de teorías, metodologías, y maneras de interpretación entre las disciplinas. Los productos también son distintos. Humanistas y científicos sociales producimos predominantemente libros y capítulos de libros, mientras que los académicos de la investigación científica generan artículos en revistas de carácter internacional y en inglés.

“Tenemos que cambiar la manera como divulgamos los resultados de la investigación porque parte de nuestra tarea consiste en elevar las capacidades cognoscitivas de la sociedad. Así, la labor de divulgación que ahora no cuenta en las evaluaciones, debe ser considerada como parte de la actividad académica, lo mismo que el trabajo de campo o de recolección de información, en el caso de las ciencias sociales.”

Además, concluyó, “las evaluaciones deben tener en cuenta las capacidades institucionales donde trabajamos”.

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