Impacta el alzhéimer a la familia del enfermo

En el cuidador primario se pueden presentar problemas fisiológicos, cognitivos, afectivos, sociales y laborales, indicó María Eugenia Gutiérrez Ordóñez, profesora de la FP

La enfermedad de Alzheimer no sólo impacta al paciente que la padece, sino a su familia. En el cuidador se pueden presentar problemas fisiológicos, cognitivos, afectivos, sociales y laborales, por lo que es indispensable desarrollar habilidades para la vida, es decir, aptitudes necesarias para tener un comportamiento adecuado y positivo que permita enfrentar eficazmente las exigencias cotidianas.

María Eugenia Gutiérrez Ordóñez, profesora de la Facultad de Psicología (FP), refirió que ese padecimiento es un trastorno neurocognitivo que implica un deterioro en las funciones superiores del cerebro, debido a la muerte neuronal. Aparece a partir de los 65 años, pero conforme se incrementa la edad, aumenta la probabilidad de que se presente; por ejemplo, a los 87 años, es de 47 por ciento.

De hecho, aclaró, no hay estrategias para prevenir el mal. Es un trastorno que en la mayoría de los casos aparece por cuestiones genéticas, hasta en cinco generaciones antecesoras.

Etapas

Se trata de un mal que va evolucionando y que consta de tres etapas: leve, moderada y severa. Algunos autores proponen más, las cuales van desde que el paciente no presenta cambios en su estado de ánimo ni algún problema intelectual, hasta la pérdida del lenguaje, dificultades para caminar y cuerpo rígido, cuando el alzhéimer es severo; ésta última, por supuesto, es la más difícil para la familia.

Cuando se da el diagnóstico, los parientes no lo creen y comienzan a buscar otras opiniones médicas; presentan angustia y ansiedad que derivan en temores muy fuertes por el futuro que les espera. Se transforma la dinámica familiar cuando el enfermo se muda con algún hijo para ser atendido.

En muchas ocasiones se considera que es un momento inoportuno, porque los integrantes de la familia estudian o trabajan, y nadie permanece en casa. Comienzan a surgir sentimientos de ambivalencia porque se piensa “es mi papá y lo tengo que cuidar”, pero se sopesan todas las actividades que ya no se podrán realizar.

Con la siguiente etapa, de alzhéimer moderado, llegan los sentimientos de impotencia porque la familia no puede hacer mucho ante el avance de la afección. Surge la tristeza y la labilidad afectiva; se puede sentir que se quiere mucho al enfermo o que se odia, depresión, frustración. Ya en la etapa severa hay un cansancio muy fuerte, porque el paciente va perdiendo funciones y requiere ayuda para bañarse, caminar, comer, etcétera. Y también hay un sentimiento de soledad en el cuidador porque ha tenido un aislamiento social.

A eso se suma el impacto económico ya que este es un trastorno caro; los medicamentos necesarios para detener el proceso de deterioro, es decir, los fármacos neurológicos son muy costosos, refirió María Eugenia Gutiérrez Ordóñez.

La universitaria añadió que este trastorno es muy complicado; puede variar de un momento a otro y llegar a una etapa severa rápidamente; pero ello depende de cada paciente.

Cuando comienza el padecimiento, los familiares se dividen los cuidados; pero, conforme avanza, por lo general es una sola persona la que se hace cargo. En ese cuidador primario se registran problemas fisiológicos como taquicardia y tensión muscular, y puede aumentar la presión sanguínea y los ritmos cardiaco y respiratorio; asimismo, puede haber una depresión del sistema inmunológico. También se pueden presentar hernias y lumbalgias por el esfuerzo de cargar o mover al enfermo.

De igual manera, en el familiar se pueden presentar problemas cognitivos como la falta de atención y concentración, preocupaciones, aparición de pensamientos repetitivos y problemas de memoria.

El cuidador primario también llega a tener dificultades emocionales o afectivas: miedo, ansiedad, angustia, excitación, enojo, las cuales no son favorables y pueden conducir, incluso, al maltrato del enfermo, así como problemas sociales, entre ellos, el sacrificio del tiempo libre y la sobrecarga de las actividades domésticas; también laborales, como pérdida del empleo por ausentismo, entre otros factores.

Sin embargo, muchas veces los familiares no se pueden someter a una terapia o intervención larga; por ello, los psicólogos deben brindar estrategias, denominadas habilidades para la vida, lo más rápido posible, estableció en la conferencia organizada por la Unidad para el Desarrollo de Materiales de Enseñanza y Apropiación Tecnológica de la FP.

Entre ellas, el autoconocimiento, la empatía y la comunicación asertiva, que nos permite para pedir ayuda a otros integrantes de la familia, finalizó.

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