A través del Torneo Violeta de la asociación civil Más Sueños
Impulsan el futbol femenil como activismo comunitario
Por medio de este ejercicio las mujeres ganan seguridad en sí mismas: María del Carmen Contijoch Escontria
Un grupo de mujeres que van de la adolescencia a la adultez se apoderan del espacio público, se amarran las agujetas de los tenis y suben sus calcetas debajo de las rodillas antes de saltar seguras de sí mismas a la cancha de juego que se reconoce por las dos modestas porterías. Llegan uniformadas a la cancha de futbol llanero y patean el balón en medio del polvo que se levanta de un piso de tierra en Ecatepec o la alcaldía Gustavo A. Madero, dos de las zonas más marginadas de la megalópolis mexicana.
Es el proyecto Torneo Violeta de la asociación civil Más Sueños, que trabaja desde hace 10 años en difundir temas de violencia hacia las mujeres, abordar aspectos de derechos humanos y dar asesorías psicológica y legal ligadas a la promoción del futbol femenil en zonas reconocidas por su peligro, violencia, desapariciones y feminicidios.
Sobre esta experiencia de lucha feminista, que utiliza la práctica de este deporte como una forma de activismo comunitario, la coordinadora de Más Sueños A.C., Perla Acosta Galindo, conversó en línea con la directora de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT) de la UNAM, María del Carmen Contijoch Escontria, quien fungió como moderadora del evento enmarcado en las actividades del 25N.
“Una felicitación para este esfuerzo, que marca una pauta en una sociedad en que se necesita tanto apoyo. Las felicito porque están haciendo una labor increíble para la sociedad en México y espero que continúen así”, dijo Contijoch a la invitada.
Acosta Galindo explicó que el Torneo Violeta lleva 11 ediciones impulsando el futbol femenil para que, a través de este activismo comunitario, las mujeres se acerquen a temas de género, conozcan los tipos de violencia que a veces desconocemos de tan normalizados que están, practiquen deporte y se apropien de un espacio público al que ellas poco tienen acceso.
“Normalmente el espacio público es de los hombres, y las mujeres se limitan a vivir en espacios privados, es decir, en sus hogares. En esta iniciativa se trata de hacer un activismo comunitario, jugar juntas, informarnos y aprender sobre las propias habilidades y capacidades que podemos desarrollar deportivamente con nuestro cuerpo”, señaló Acosta.
Agregó que la violencia en el país es enorme, especialmente en estos sitios marginados, y está llena de instituciones patriarcales, por eso es importante mantener el activismo.
“El deporte ha ayudado a salir de la violencia, permite crear un tejido social entre jugadoras y luchadoras sociales, combate la vulnerabilidad, y nos permite repartir información psicológica y legal antes de los encuentros deportivos.
“Hemos hecho 11 Torneos Violeta y muchas estrategias para que las mujeres se acerquen a los espacios públicos; hemos promovido el deporte comunitario e intentamos siempre llevar los torneos a donde más se necesitan”.
Además de promoción e información sobre derechos humanos, Más Sueños A.C. realiza canalizaciones hacia instituciones especializadas que las personas muchas veces desconocen.
En su oportunidad, Nayelli Arenas, activista de Más Sueños, comentó que conoció al grupo en Ecatepec, el cual le ha ayudado a aprender nuevas formas de vida. Anotó que aún hay grandes brechas entre hombres y mujeres, como las diferencias de sueldo de, precisamente, los y las futbolistas.
“En este proyecto se elige al deporte como una forma de salud mental y una herramienta de prevención contra la violencia, el alcoholismo y las drogas”, mencionó.
Torneo Violeta es una red de apoyo que permite fortalecer a las comunidades locales y que ha incidido positivamente en las mujeres de estas localidades, pues todas nos cuidamos a nosotras mismas y a las demás, agregó.
Por su parte, Mariana Díaz Arita, otra activista del grupo, dijo que el futbol femenil además de ser un deporte que ayuda a estar mejor anímicamente, tiene un impacto emocional que ayuda a sanar heridas, reconstruir el tejido social y sentir placer en el juego.
Al clausurar esta actividad, la directora de la ENALLT consideró que con este ejercicio como activismo se gana seguridad en sí mismas, se muestra que las mujeres son fuertes y que el futbol les da herramientas para su empoderamiento.