Impulsan en el mundo prácticas pesqueras más sustentables

Futuro sostenible para estas comunidades, objetivo de la FAO

Impulsar en el mundo las prácticas pesqueras a pequeña escala para asegurar un futuro sustentable para los pequeños pescadores y sus comunidades es un objetivo para 2022, que ha sido designado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales.

La iniciativa busca generar un impulso mundial que empodere a la pesca y la acuicultura artesanales en pequeña escala y asegure un futuro sostenible para estos importantes sectores. Pretende servir de inspiración para los defensores de este tipo de pesca y acuicultura, entre los que se encuentran administraciones nacionales, organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, empresas privadas, organismos de desarrollo y órganos intergubernamentales.

“A este tipo de pesca también se le llama ribereña o de pequeña escala, como prefiero que se le diga porque algunos de los métodos que se utilizan no son tan artesanales, sino bastante sofisticados. Lo de ribereña se refiere al sitio donde se captura, a las orillas del mar o de sistemas estuarinos”, afirmó Felipe Amezcua Martínez, jefe de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML).

Aseguró que muchas veces los pescadores de pequeña escala se meten al mar mucho más profundo que los límites que pone la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que son de 5.6 kilómetros de la costa o tres millas náuticas.

Es un grupo de técnicas a pequeña escala en donde los volúmenes de captura son menores comparados con lo de una pesca o acuacultura industrial. Generalmente se realizan en pangas o en embarcaciones, en el caso de la acuacultura se hace en algunas jaulas o cercos que ponen en sistemas lagunares, explicó.

Aclaró que la pesca industrial a nivel de volumen y de lo que reditúa económicamente es mucho mayor. “En México los principales organismos que se capturan y tienen el valor comercial más alto son el atún, sardina, camarón y tiburón, y el mayor trabajo lo hace la pesca industrial. Sin embargo, la pesca de pequeña escala o artesanal tiene un impacto muy grande en el país debido a la cantidad de gente que está asociada a esta actividad.

Por citar un ejemplo, el especialista indicó que solamente en un sistema lagunar de Sinaloa hay aproximadamente dos mil embarcaciones con sus pescadores asociados. “Se estima que en la captura de camarón nacional, 20 o 30 por ciento viene de sistemas lagunares de Sonora, Sinaloa y Nayarit. En términos económicos y de volumen no es tanto, pero el impacto que tiene en el ámbito social es muchísimo, porque el número de pescadores y sus familias que dependen de este tipo de pesca es mucho mayor que el de pesca industrial”, comentó.

De acuerdo con cifras de la FAO, en el mundo existen alrededor de 59.51 millones de personas que trabajan en el sector primario de la pesca y la acuicultura. La mayoría se encuentra en las naciones en desarrollo, y la mayoría son pescadores en pequeña escala que viven en condiciones de pobreza y alta vulnerabilidad.

De acuerdo a esta organización, el mayor número de pescadores y acuicultores se encuentra en Asia (con 85 por ciento del total mundial), seguido de África (con nueve por ciento), América (con cuatro por ciento) y Europa y Oceanía (con uno por ciento cada uno).

100 millones de personas

Amezcua Martínez comentó que de acuerdo a la FAO, en el planeta dependen directamente de la pesca y la acuicultura artesanal más de 100 millones de personas, actividades que se realizan sobre todo en los países en vías de desarrollo, como América Latina, África y muchas partes de Asia.

En la Unidad Mazatlán del ICML “lo que hemos estado haciendo en los últimos 20 años es tratar de hacer un diagnóstico, es decir, entender qué especies se capturan con los diferentes métodos, específicamente en esta zona que es la parte sur del Golfo de California y el Pacífico noroeste de México, y tratar de entender las relaciones que hay entre diversas especies”.

Detalló que buscan conocer las diversas especies y la relación de unos con otros, su trama alimenticia, abundancia, épocas de reproducción, estimaciones de edad y crecimiento, las migraciones y patrones de movimiento.

Debido a la complejidad de este tipo de pesquería, los universitarios proponen designar áreas protegidas o zonas de no pesca, y hacer una certificación de la pesca, es decir, proponerle al pescador que se certifique, lo cual implica que debe tener buenas prácticas, y eso traerá valor agregado a su producto, finalizó.

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