Indispensable reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo ante crisis

Jorge Riechmann, de la Universidad Autónoma de Madrid, y Enrique Leff, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, conversaron sobre las oportunidades a futuro de nuestra sociedad ante la “nueva normalidad”

A menos de un mes de la quincuagésima conmemoración del Día de la Tierra, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM invitó a los ambientalistas Jorge Riechmann, de la Universidad Autónoma de Madrid, y Enrique Leff, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, a discutir en conversatorio virtual las posibles oportunidades de transformación social y ecológica que se presentan a nivel mundial ante la crisis provocada por la Covid-19.

Ambos escritores se mostraron cautos a lo largo de la charla, moderada por Tommaso Gravante, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de Ciencias y Humanidades (CEIICH), porque aunque la humanidad cuenta con posibles salidas para revertir los estragos causados por la Covid-19, el “negacionismo” presente en la sociedad reduce considerablemente la efectividad de dichas soluciones.

“La crisis viral, ciertamente, nos abre a repreguntarnos, no es que no lo hiciéramos antes… Se pone en cuestión, justamente, la confrontación entre esa normalidad y lo que inducía una mayor anormalidad en el resto del régimen de la vida”, comentó Leff al iniciar el conversatorio, “la pandemia viene a remover y agudizar la reflexión”.

Para el economista mexicano la pandemia ha creado una manifestación exacerbada de naturalismo, “una de las líneas de reflexión crítica tiene que ver con preguntarnos qué tan natural ha sido este acontecimiento” y el papel que juega el marcado extractivismo de las últimas décadas en la crisis viral que experimentamos actualmente.

“Esta crisis de la pandemia viene a complejizar nuestra respuesta a ella, tiene que ver con la comprensión de cómo alteramos el metabolismo de la vida y cuál sería la ‘nueva normalidad’ a la que estamos volviendo. Si la ‘nueva normalidad’ es volver al equilibrio/progreso económico y eso juega en la manera de enfrentar esta crisis, qué valor se pone a la vida humana”, argumentó Leff y sentenció: “¿Cuál será el ‘costo normal’ para recuperar la vida económica, aunque dejó de ser normal hace mucho tiempo?”

El investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM cuestionó, asimismo, el modelo de salud del que depende la sociedad, uno movido por intereses financieros y no por las necesidades de la población. “Hoy la bioética está mesurada, ¿qué tantos pacientes moribundos pueden entrar a los hospitales? Unos servicios de salud construidos según la normalidad económica, la rentabilidad”, agregó.

Enrique Leff subrayó que “esta epidemia no podemos entenderla como un acontecimiento de la naturaleza, es un acontecimiento inducido por el modo en que interviene el capital sobre la vida. Como decía Einstein, no se puede resolver un problema con los mismo métodos e instrumentos que lo causaron. Necesitamos en estos espacios poner al descubierto la anormalidad del razonamiento que está conduciendo el manejo de la crisis, que no podemos disociar de la crisis socioambiental” que ya vivíamos.

Por su parte, Jorge Riechmann hizo eco de la reflexión propuesta por Leff y afirmó que es reductivista separar las diversas crisis en que se desenvuelve la sociedad desde hace un par de décadas, como elementos independientes unos de otros cuando sus causas tienen más de una conexión palpable entre ellas.

“Tenemos un problema no tanto con qué hacemos con los virus, esto es a corto plazo, sino sobre todo qué hacemos con nosotros mismos. No deberíamos pensar al virus como algo ajeno o extraño a nosotros, los virus son una parte esencial de la vida en el planeta”, mencionó el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.

Y profundizó: “Hay que buscar entre los factores causales de la pandemia, sin duda están, las presiones enormes que las sociedades industriales han ejercido sobre el mundo natural con consecuencias dañinas que vuelven sobre nosotros mismos. Un extractivismo que vuelve al centro, el maltrato a la naturaleza acaba volviendo sobre los seres humanos. No cuidarla nos mete en problemas y significa cuidar de nosotros mismos.

“En la cultura dominante, tenemos un problema enorme con el negacionismo. La crisis sanitaria causada por el coronavirus nos ha devuelto bruscamente a esa realidad que denegamos. Esa realidad en la cual somos organismos eco dependientes dentro de una biosfera, un sistema de ecosistemas donde todo está conectado con todo lo demás”, reflexionó el autor de El siglo de la gran prueba.

“Tenemos un problema con un negacionismo más amplio, el que rechaza que somos seres corporales, finitos, vulnerables y que hemos puesto en marcha procesos destructivos, sistémicos de magnitud planetaria. Es un nivel de negacionismo difícil de ver porque está en todas partes, es ubicuo en la cultura dominante”, explicó Riechmann.

El escritor llamó a la humanidad a enfrentarse con su condición finita, su mortalidad siempre presente y a ignorar la ilusión de la inmortalidad. Sin ese enfrentamiento, sería imposible pensar en un replanteamiento de las maneras en que funciona la sociedad moderna. El virus, según Riechmann, es un brusco freno de emergencia que nos ha obligado a detenernos, de continuar por el mismo camino probablemente debamos enfrentar más cataclismos a futuro.

“Hay que insistir en que no habrá normalidad, ni vieja ni nueva, sino un tiempo muy excepcional cuya excepcionalidad se seguirá desplegando. Hay que pensar esta pandemia como una oportunidad de aprendizaje, como un momento de la crisis ecológica social más amplia que se está desarrollando”.

“Todo esto son manifestaciones de disfunciones sistémicas generales. Sólo se le puede hacer frente, de manera razonable, con cambios sistémicos. Ahí lo peliagudo de nuestra situación,” concluyó Reichmann.

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