Jefas de familia aumentaron 12 por ciento en 20 años
México tiene una proporción baja de mujeres en la Población Económicamente Activa; Ante la ausencia de políticas públicas e instituciones de apoyo, las mujeres en el país tienden a incorporarse al mercado laboral formal después de los 30 años.
La jefatura femenina en el hogar se refiere a aquella mujer cuyo ingreso es el principal sostén de su familia. Sin embargo, como advierte Berenice P. Ramírez López, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas, esta definición depende del contexto y de cómo se formule la pregunta para obtener el dato. “Hay casos en que las mujeres se asumen como jefas o la familia les otorga ese reconocimiento, pero otras veces se les niega por cuestiones culturales, aunque el ingreso de estas mujeres sea el sostén económico del hogar”.
Los resultados del Censo 2020 indican que el 51.2% de la población mexicana son mujeres; asimismo, revelan una transformación en la composición de los hogares: el 38% de las mujeres se declara casada, el 30% soltera y hay un incremento del 9 al 12% de mujeres cuyo estatus se denomina como exunida. “Estos elementos muestran la constitución de “jefas de hogar”, cómo ha cambiado su papel en los últimos años y su participación dentro de la Población Económicamente Activa (PEA)”, explicó Ramírez López.
Desde el año 2000 hasta el 2020 se ha incrementado el porcentaje de jefatura femenina en el hogar, del 21% al 33%. Pese a esto, nuestro país tiene una proporción baja de mujeres en la PEA, dado que en el último trimestre del 2019, antes de la pandemia, México registraba 45.4% de mujeres trabajando o disponibles para trabajar, a diferencia de otros países dentro de la región, como es el caso de Uruguay que reportaba un 55%. Derivado de la contingencia sanitaria COVID-19, las mujeres fueron las más afectadas, al reportarse mayor pérdida de empleo durante el 2020, principalmente de aquéllas que se ubican entre los 30 y 64 años de edad; las mujeres de 15 a 29 años tuvieron una fuerte caída en la primera mitad del año, pero después se recuperaron.
En cuanto a la brecha salarial entre hombres y mujeres, la especialista señaló, que las mujeres jefas de hogar declaran ganar un tercio de lo que están recibiendo otros miembros del hogar, pero no es posible generalizar. “Uno quisiera encasillar que todas están ganando menos, pero no es posible; en el sector de servicios financieros las mujeres reportan ingresos altos, son profesionales que cuentan con un nivel educativo elevado; en cambio, cuando analizas otros sectores como actividades agrícolas, la industria extractiva, la construcción o en manufactureras, los ingresos son muy bajos”, y agregó “la diferencia es por regiones, por ejemplo, en las grandes capitales y ciudades hay un porcentaje mayor de mujeres con ingresos altos a diferencia del sur del país”.
Otro factor que debe considerarse es que la población femenina en México tiende a incorporarse al mercado laboral después de cumplir los 30 años; antes de esa edad, quienes trabajan generalmente lo hacen en el sector informal, cuando ya han cubierto su ciclo reproductivo o se encuentran en ese proceso. Ante la falta de una política pública que ofrezca a las mujeres una estructura de cuidado confiable para sus hijos como guarderías o escuelas de tiempo completo, el sector informal es, en ocasiones, la única opción de trabajo, por la flexibilidad de horarios o por ser jornadas de medio tiempo, aunque el salario sea bajo y no otorgue prestaciones.
“Si las mujeres entran a los 30 años y requieren al menos 40 años de trabajo para lograr una pequeña pensión, tendrán que trabajar hasta los 70 u 80. Estos elementos son los que se tienen que considerar para que el diseño de las políticas públicas realmente responda a la participación de las mujeres en el mercado laboral en general y en la calidad de vida que tiene una mujer que es una jefa de hogar. Se requieren mayores recursos y mejores instituciones públicas que le permitan a las mujeres un mejor desempeño, cuidado y atención laboral”, finalizó la especialista.