Justicia con perspectiva de género

En sociedades como la nuestra con graves desigualdades sociales y brechas de género, la lucha de las mujeres es histórica en la legítima demanda por la igualdad y equidad de género, que reafirman a los movimientos feministas hoy más vigentes que nunca en los escenarios políticos y sociales en el mundo.

Dado que la igualdad de género es un derecho humano, éste debe garantizarse a todas las mujeres como sujetas de derechos y portadoras de una historia combativa, crítica y de rechazo a las nocivas prácticas en las relaciones de poder del sistema patriarcal, machista, excluyente y discriminatorio que ha predominado en contextos como los que hemos vivido en nuestra sociedad.

¿Hasta cuándo se entenderá que la violencia de género es una flagrante violación a los derechos humanos? Es asimismo un problema social de carácter estructural consecuencia de la desigualdad e inequidad de género y que generacionalmente ha predominado con los estereotipos, roles y formas de vida que en los diferentes contextos socioculturales reproducen las relaciones autoritarias de poder.

Ya no es posible invisibilizar la violencia hacia las mujeres incluido el agravioso odio hacia ellas definido como feminicidio o la misoginia y la homofobia. Llegó el momento de desnaturalizar la violencia de género y particularmente la violencia hacia las mujeres. Esto seguirá siendo posible gracias a la lucha frontal de colectivas, mujeres organizadas, organizaciones sociales, defensoras de los derechos humanos, la comunidad LGBTTIQ, activistas, académicas, creadoras, artistas, madres, entre muchas otras.

Por ello, es urgente la transformación de las estructuras, las reformas a los marcos normativos y el diseño de una política institucional para la igualdad y la equidad de género.

Hoy más que nunca debe reconocerse la lucha de las mujeres en contra de la discriminación por razones de género, de origen étnico, de identidad sexogenérica, por citar algunas, y poder transitar a entornos donde sea una realidad la justicia con perspectiva de género y las prácticas cotidianas que rechacen todo tipo de violencias, para revertir las deterioradas relaciones humanas que hoy prevalecen y dar paso al fortalecimiento del tejido social comunitario que es, sin duda, una condición central para tener mejores convivencias sociales con respeto y dignidad.

*Directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social.

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