Le dedican el Congreso de Bioética 2025
Kraus entendió que el mayor reto de la vida es la decisión y el proceso de morir
Fue un médico comprometido con los enfermos, los padeceres y la muerte como destino irrevocable: Samuel Ponce de León

El Congreso de Bioética 2025, “El derecho a la salud en México”, fue dedicado a la memoria de Arnoldo Kraus Weisman, médico comprometido con los enfermos, con los padeceres, y con la muerte como destino irrevocable; fue un tenaz bioeticista que de manera constante reflexionó sobre el final de la vida, el camino hacia la muerte, la eutanasia y el suicidio.
Así lo recordó el titular del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE), Samuel Ponce de León Rosales, al inaugurar el Congreso dedicado a la memoria de Kraus, quien fue académico e investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM y ayudó a la construcción del Seminario Permanente de Bioética de esta casa de estudios.
“Fue un escritor elegante y claro”, añadió el académico, quien rememoró que su colega fue un médico muy querido por sus pacientes, quien luchó por escuchar la voz de éstos y recordó que en 2018 escribió “que el mayor reto de la vida no es la muerte, sino la decisión y el proceso de morir”.
Esta decisión es fundamental ante el imparable avance de la tecnología y la “aparatología”, capaz de mantener vivos a enfermos graves por tiempo indefinido. “No se trata de denostar a la tecnología, el meollo es darle voz al enfermo, definir los límites de la vida y la medicina, cuando existir carece de sentido y es tarea compleja”, citó Ponce de León.
A su vez, la directora del Programa Universitario de Bioética, Jennifer Hincapie Sanchez, aseveró que Arnoldo Kraus fue un humanista que se pronunció porque la medicina y la bioética no fueran disciplinas separadas de la vida cotidiana, sino formas de acompañar el sufrimiento con dignidad.
“Arnoldo Kraus solía decir que la medicina debía mirarse siempre desde la perspectiva del paciente, desde el dolor y la incertidumbre de quien atraviesa la enfermedad. Esa mirada ética y humanística, siempre profundamente sensible, es la que hoy nos convoca”, resaltó.
Añadió que el académico de la UNAM dejó como enseñanza que la bioética no puede perder el rostro humano. En sus escritos sobre la eutanasia, el final de la vida o la relación médico-paciente insistió en que la autonomía no es un concepto técnico, sino la expresión de la vida de cada persona. “Esa convicción es la que otorga sentido a nuestros debates actuales sobre objeción de conciencia, género y salud, migración o cambio climático”.
Hincapie Sanchez remarcó que la bioética debe entenderse como defensa de la dignidad, espacio de diálogo democrático y compromiso con el futuro, y se pronunció porque en nuestro país la bioética esté presente en la formación de profesionales de la salud, en las regulaciones de la investigación clínica y en las políticas de género.
En su oportunidad, el comisionado Nacional de Bioética, Patricio Santillán Doherty, celebró que en el Congreso se recordara a Arnoldo Kraus, quien decía que la bioética es la filosofía del siglo XXI, es la reflexión sobre lo que actualmente se hace en la biomedicina. Compartió que Kraus lo “jaló” hacia la bioética.
“Empezamos a reconocer que nos está haciendo daño la forma en que vivimos en este planeta. Tenemos que tener las argumentaciones claras de por qué hacemos lo que hacemos. Eso es algo que le aprendí a Arnoldo Kraus”, y resaltó que quien fue su amigo y compañero siempre dio gran importancia a las cuestiones humanas, al trato con los pacientes, pues consideraba que el conocimiento biomédico de publicaciones no era todo, no era lo único.
Intereses primarios
Santillán Doherty, médico especialista en Cirugía Torácica y exjefe del Departamento de Cirugía Experimental en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, ofreció la conferencia “¿Derecho a la objeción de conciencia en la atención a la salud?”, en la que mencionó que los valores del personal médico y de salud son intereses secundarios frente a los primarios: el bienestar de los pacientes, la integridad del conocimiento y la calidad de la atención médica.